IV

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Tratas de mantener la calma en los momentos donde eso escasa y lo único que se escucha son respiraciones agitadas y latidos acelerados, las respuestas no existen,  solo es un mundo que apareció sin mas,  una mente realista que se apodera poco a poco de un ser débil y lo lleva a la corrupción.
-si sigues asustandote no lograrás nada, aprende a mantenerte en calma-una mano se posó delicadamente sobre mi hombro, deje escapar un largo suspiro de rendición, estaba agotada.
-por más que lo intente,  la corriente vital  se niega a conectarse con migo, como si algo la travara y le impidiera pasar-toque el cristal que colgaba de mi cuello,  mi pequeño amuleto que me protegía del dolor incesante que la tierra me causaba- quizás... -
-estas segura? - el anciano regreso a estar frente a mi,  se notaba preocupado por mi decisión al igual que yo,  era notoria mi inseguridad, pero era la única manera.
No le respondí y me límite  a quitarme aquel collar que me protegía del agonizante dolor, lo aparte un poco y las heridas no tardaron en hacerse presentes en mi piel para dar paso al dolor y los gritos de agonía por parte del planeta,  yo trataba de ahogar los gritos de dolor.
-Enderigth no sigas- lo ignore por completo,  cerré mis ojos y apreté mis párpados con fuerza, por un momento sentí que el dolor se apasiguaba y desaparecía, escuche el sonido de agua corriendo y el canto de las aves.
Poco a poco fui abriendo mis ojos dejando ver un paisaje blanco, un blanco vivo y brillante que no lastimaba la vista pero purificaba cualquier alma, la corriente vital comenzó a emanar de cualquier parte, su color verdoso me acompañaba a cada paso que daba.
-hola- una dulce voz resonó en mis oídos como una melodía acunadora.
-Aerith? Eres tu?-miraba para todas partes tratando de ver el origen de la voz,  asta que mi mirada freno en dos figuras.
-hola- esta vez fue una voz masculina la que hizo eco en mis oídos.
Me acerque lentamente hacia ellos pudiendo divisar a una chica cuya espalda era adornada por una larga trenza,  a su lado había un chico vestido de SOLDADO,  como lo de las historias que Barret nos contaba cuando estábamos aburridas con Marlene.
-que haces aquí - el muchacho se volteo dejando ver una sicatriz en su rostro.
-zack? - recordé al muchacho del que Cloud me había comentado.
-no es tu hora,  aquí no hay espacio para ti- Aerith dejo ver su rostro adornado por ojos color mako parecidos a los míos.
-que? Significa que estoy muriendo?-ellos no respondieron asta que toque sus hombros.
-invocanos cuando nos necesites- sus voces hicieron eco en mi cabeza asta que ya no los escuche.
-despierta -sentía unas manos agitandome con delicadeza.
-que paso?  - me sentía aturdida y un fuerte dolor se hacía notar en mi cabeza.
-te desmayaste por el dolor-el anciano me ayudó a ponerme de pie, sentí que mi amuleto colgaba nuevamente de mi cuello impidiendo que que el dolor apareciera otra vez.
-vi a Aerith y a Zack, se veían tal como Cloud, Tifa y Barret los describieron-intente ponerme de pie, pero estos me fallaron, sentí el suelo moverse pero caí en cuenta que sólo era una sensación.
-no creo que debas volver a hacerlo, si mueres...-hise un gesto con la mano.
-lo sé, lo sé, quien sabría dónde renaceré , ya lo sé abuelo-sonrio levemente y comienzo a caminar sin apuro, tratando de recobrarme aspirando el aire de cañón cosmo, la sensación que aquel lugar me causaba, era única, la vida que allí florecía, me daba fuerza, pero aún así, los gritos desgarradores del mundo estaban presentes.
Sin darme cuenta, mis pies me habían guiado al lugar por el cual mi mente siempre divagaba, el color rojo vivo de aquella flama era en alguna manera atrayente, el fuego ancestral era lo más viejo en cañón cosmo y por eso la gente siempre viene a pesar frente a él, se dice que es la llama de la sabiduría y que si lo observas, ayuda a despejar toda duda.
Escuché voces masculinas destruir la blanca paz que se había formado, me negué a voltear, ya que era obvio que los golpearía por perturbar el espacio de meditación.
-que Prompto le pregunte-sin interez mis oídos se habían agudisado y comenzaron a escuchar a cuatro hombres discutiendo, me di vuelta firme y camine hacia ellos.
-disculpen, no se si se han dado cuenta de que está es una zona sagrada-trato de respirar levemente, era muy propio de mi que perdiera el control ante situaciones que verdaderamente me molestaban-deberian guardar más respeto y callar sus bocas o simplemente irse con sus niñerías a otra parte-
Al volver en mis pasos nuevamente siento una mano asercandoce a mi, por instinto mi cuerpo reacciona y la aparta sin esfuerzo, me quedo petrificada al encontrarme con un par de ojos tan conocidos, pero a la vez tan desconocidos, sentía que los había visto antes, pero mi cerebro se negaba a reaccionar, era como si se hubiese provocado un corto circuito y lo único que funcionaba era la vista.
-lo...lo siento-el muchacho se disculpó con una voz suave y tranquila, miles de imágenes azotaron mi consciencia y sentía que explotaría, sólo agradeci haber huido en ese instante.

Poder Sin LimitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora