XII

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Mire a Noctis tumbado, justo en medio del cráter que el mismo había formado, yacía inconsciente sobre el begimo, sin saber porque, comencé a llorar, sabía que lo que causaba mi llanto no era la muerte del gran animal, ni ver a Gladiolus arrancar el cuerno de este,pero lo que no sabía era porque sabía que lloraba por aquel chico frío de ojos cambiantes.
Comencé a caminar hacia el begimo, pero mi objetivo no era ese, con ayuda de Prompto logre bajar a Noctis del animal ya muerto y con cuidado lo acostamos en el piso, acomode un poco su cabello y me aseguré de chequear su pulso, para asegurarme que sólo estaba inconsciente.
No entendía porque me preocupaba tanto por ese muchacho, sentía la necesidad de verlo bien y a salvo, como si algo me atará emocionalmente a el, tenía la certeza de haberlo visto antes, pero mi memoria fallaba, sólo podría saberlo cuando estuviera dormida, ya que era el único momento en que los recuerdos de mi pasado me atormentaban.
Algo en mi interior decía que aquel rostro estuvo en precente en los momentos más bonitos de mi infancia, pero odiaba no saberlo, odiaba no recordar.
-¿quien eres?-las palabras salieron sin mi consentimiento y una de mis lágrimas se precipitó hacia una de las mejillas de Noctis, el se removió, como si estuviera dormido y tuviera una pesadilla.
-Llevemoslo al campamento, ya está oscureciendo y los animales son más activos por la noche-senti una enorme mano en mi hombro, o eso me pareció, al voltear encontré la mirada de Gladiolus una sonrisa adornaba su rostro, una sonrisa que me habían regalado antes, una sonrisa de lástima y tristeza.
-esta bien-asiento levemente y le ofrezco ayuda para llevar el cuerno del begimo, Gladiolus se niega y se lo da a Prompto, que entre quejas comienza a caminar, luego el enorme hombre sujeta a Noctis y lo carga como princesa.
El camino de regreso fue más lento que el de ida, el poco silencio que inbadia el ambiente, era suficiente para darle un aspecto triste.
-¿porque te entristeses por ese humano?-me sobresalte al escuchar la voz del niniki que me había acompañado en aquel viaje.
-¿qui...quien dice que estoy triste?-agacho la cabeza para ver al enorme felino de 12 años, que me seguía silencioso como cual sombra.
-se nota, nunca has caminado con la cabeza gacha y jamás te eh visto tan distraída y sumejida en tus pensamientos, ¿que es lo que tiene ese humano de especial?¿que sentiste cuando revisaste su pulso?-recordé que al apollas mis dedos sobre su cuello, una rara corriente me había recorrido, Noctis estaba tan lleno de vida, pureza y poder, el era capaz de hacer más cosas que esa explosión que causó, el es como yo.
-nada, no sentí nada, sólo su sangre correr a través de sus venas-apuro el paso para llegar junto a Prompto, el muchacho rubio me mira sonriendo e intento devolverle la sonrisa.
-gracias por, ya sabes, ayudarnos y pues, por salvarme, tengo que dejar de ser tan distraído-durante la lucha contra el begimo, Prompto estuvo a punto de ser aplastado por el animal, pero lo comprendía, su preocupación por su amigo lo hizo distraer.
-no es necesario agradecer, no iba a permitir que nadie muriera además del begimo, es mi deber, creo- siento como poco a poco el brazo del muchacho rubia pasa por mis hombros, dándome un pequeño abrazo, no le tome importancia y no tuve la necesidad de quitarlo, caminamos así asta el campamento, me paré en seco al ver carpa negra sobre un relieve.
Solté a Prompto y retrocedí varios pasos, el rubio me miro extrañado e intento hacercarce a mi, ¿porque actuaba así?¿porqué tenía miedo a formar parte de algo?¿porque me negaba a estar con las personas?, mi corazón latía fuerte, tenía miedo.
-¿que pasa? Tranquila, no mordemos, no creas que te aremos algo-Prompto puso su mano en mi hombro, en ese momento, todos me miraban, aspire todo el aire como pude y camine con determinación hacia Ignis, este me miro y regresó su vista al móvil que llevaba en la mano.
-¿quien cocinará hoy?-Gladius se adelantó con Prompto para poder dejar a Noctis descansando en la carpa, mientras Ignis y yo, los seguíamos de serca.
-yo lo are-mirando hacia otro lado, levanto la mano, era un buen gesto, ya que ellos me facilitaron el trabajo con el begimo.
-yo ayudaré, si quieres-miro al propietario de la voz, quería arrebatarle ese móvil y ver que era tan importante, quizás era un hombre casado y estaba habisado a su familia como estaba, quien sabe, cada persona en este grupo, es un misterio para mi.
-no es necesario, tengo todo lo que necesito en mi mochila, ya mandé a Red a buscarla-noto como todos me miran sin entender-el felino rojo que venía conmigo-sin pensarlo dos veces, me recuesto en la gran roca que parecía un relieve desde lejos, nunca me había detenido a ver bien las estrellas, nunca tuve el tiempo necesario, en Duscae me sentia más libre que en Cañón Cosmo, era respirar pureza al saber que no había nada que me detuviera.
Siento movimiento junto a mi, asta que veo un cuerpo recostado a mi lado, los tres hombres, se encontraban recostados uno al lado de otro, mirando fijamente a las estrellas que parecían danzar, "cada estrella, guarda una porción de cada vida que tuviste" esas palabras las recordaba con claridad, fue una diosa quien me las dijo, por eso le creí, pero nunca me detuve a ver, quizás por miedo a odiar lo que las estrellas tengan para hacerme recordar.
-oye-mi visión fue interrumpida, por una gran cabeza que tapaba mi campo de visión, Red se encontraba con mi mochila entre sus dientes y ami lado, Ignis, Prompto y Gladiolus se encontraban asustados acurrucados en un lugar serca de la cabaña, me reí por lo bajo y abrace al felino por el cuello, asiendo fuerza, logro impulsarlo hacia delante y cae sobre mis piernas.
-calma, ya lo eh matado-me río acariciando el pelaje del animal,Note que su cola estaba apagada-te has quedado sin materia-este asiente y le pasó una pequeña esfera roja.

Poder Sin LimitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora