capitulo 11:

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Trague saliva, tome mis manos porque era la única cosa que podría sostenerme ahora, no sabía qué hacer, no sabía que contestar, no sabía que estaba haciendo yo ahí.

-yo... no se –logre decir- yo...es mi papá –sonreí  nerviosa- él es todo para mi... yo...

-quizás fue muy abrupta mi pregunta Serena, te pido disculpas por eso...es solo curiosidad.

Asentí frunciendo el ceño, Amanda volvió a mirar al horizonte y cerró los ojos, la mamá de Dante era verdaderamente hermosa, sus ojos color azul combinaba perfectamente con todo el entorno... ella, era muy hermosa.

-¿Qué estas estudiando?

-Derecho, luego me voy a titular, falta muy poco

-derecho... -Amanda me miro- ¿Por qué decidiste estudiar derecho?

-bueno es una larga historia pero fue cuando mi mamá desapareció, papá dice que fue culpa de unos maleantes y delincuentes... la verdad yo era muy pequeña así que no me acuerdo mucho de eso.

-ya veo...

Amanda frunció el ceño, es mi presentimiento ¿o ella está sacándome información? Por suerte llego Dante, tomo mi cintura beso mi cabello, su madre le sonrió y con una reverencia nos dejó a solas

-¿mi madre te interrogó mucho?

-no, fue educada, aunque no entendí muy bien una pregunta...

-¿Cuál?

Su mirada se fijó automáticamente en mí

-nada importante en realidad –sonreí-

-¿estas segura?

Asentí, dante estaba a punto de decirme algo cuando su padre llego hasta nosotros, él tenía una figura espectacular, pero su mirada intimidaba a cualquiera.

-¿me permitirías a tu novia un segundo?

-me la van a espantar

No me dejes Dante

-prometo portarme como un caballero-sonrió-

-está bien, iré a ver a mamá

Dante soltó mi cintura y me sentí desprotegida nuevamente ¿cada uno iba a hablar conmigo por separado?

-así que tú eres la famosa novia –sonrió-

Su sonrisa era perfecta, se la devolví y amablemente abrió su brazo para que pusiera el mío

-ven te mostrare algo

Accedí, en el camino me conto como les costó criar a Dante, alguna veces mencionaba algo de su trabajo, empresario por lo poco que entendí, pero me quede helada cuando llegamos aquel lugar... no tenía palabras, era precioso, estábamos en un tipo de jardín, alrededor tenia rosas, rosas con rojo y azul, rosas que jamás había visto en mi vida, algunas eran blancas con pequeños brillantes y al fondo había un piano, había una pequeño techo, construido con luces navideñas, el padre de Dante encendió las luces, todo brillo, estaba a punto de anochecer así que las luces alumbraban de una forma espectacular

-¿te gusta?

-es...hermoso

-lo construí por algunos meses, no contrate a nadie, lo hice yo, lo hice para el amor de mi vida.

Su voz sonaba como un eterno enamorado, lo mire y él me sonrió

-se nota que ama mucho a la señora Amanda

-más que eso Serena...mucho más que eso. ¿Sabes lo que significa?

-¿Qué cosa?

-Esto...¿sabes lo que significa?

-no –me sentí avergonzada-

-es nuestro lugar –sonríe- no te puedes imaginar cuantas veces habíamos peleado, discutíamos y discutimos, las veces en que no la pude tener a mi lado porque fui un necio  y las veces que la tuve un afortunado, los gritos y lo besos...las lágrimas y las risas, fue lo que he compartido con aquella mujer, y a pesar de que cualquiera diría que no es amor, es lo más preciado que he podido tener... jamás me cansare de ella ni de su amor...y todo esto es un puerto a casa.

-¿un puerto a casa?

- ella es mi hogar, lo construí una vez que peleamos, cuando ella vio la luz desde la casa se acercó, no pudo contenerlas lágrimas, nos miramos y eso basto...no importaron las mierdas que nos dijimos, los gritos, ella estaba junto a mí, mi hogar estaba aquí y no me pude sentir perdido...tuve una infancia dura Serena, ella pudo ser que todo mejorara... de un momento a otro, ella cambio todo.

Sus palabras me dejaron pensando, el amor que se tenían ambos era indudable, precioso...inalcanzable.

-Amanda me conto la pregunta que te hizo

-yo...

-tuvimos una pequeña discusión sobre eso, encontré que no fue muy oportuno, pero el amor de una madre siempre sobrepasa los limites.

-por favor no se enoje con ella, la verdad no me molesto, me dejo confundida pero....

-siempre he discutido con Amanda, por eso he prendido la luz... necesito siempre de ella Serena, cuando necesites a mi hijo, encontraras alguna forma de traerlo hacia a ti.

-Vi las luces y he decido venir

La voz de Amanda nos distrajo, me sonrió, levante mi vista hacia el padre de Dante, su mirada rígida y dura ha cambiado, siempre cambia cuando la observa, se ablanda...hay amor en ella

-¿te ha gustado?

Amanda me pregunta sorpresivamente

-es muy hermoso

-lo sé –sonríe y mira a su esposo- ¿nos dejarías un momento?

-oh claro que si

-nos veremos en la cena Serena –sonríe el padre de Dante-

Asiento y los dejo a solas, camino por el gran jardín de rosas, es un hermoso patio, en realidad parece un bosque, es tremendo, la casa se ve de lejos, así que decido contemplar durante unos minutos la variedad de rosas que tiene el jardín, hay de todos los colores, y todas huelen muy bien.

De repente unas manos atrapan mi cintura, las reconozco inmediatamente, es Dante.

-¿Qué haces aquí tan sola?

-acabo de terminar hablar con tus padres, así que los deje a solas

-mi mamá me ha contado el problema...

-la verdad exageraron, no fue para tanto.

-serena, serena... -suspira en mi cabello-

Dante aún se mantiene tras de mí, me abraza y observa como toco algunas rosas, no puedo evitar sentirme en plenitud cuando está conmigo, es como si todo cambiara, como si todo se sintiera de repente mejor, no hay problemas solo hay tranquilidad... es como mi nuevo hogar.

-¿No tienes frio?

-algo –susurro-

-¿entremos?

Asiento sin antes llevarme algo conmigo, toma mi mano y subimos por las escaleras, la verdad es una casa muy grande, las piezas están muy separadas, hasta que entramos a una, descarto inmediatamente las posibilidades restantes, es la suya, es grande y espaciosa

-es la que está al fondo. Nunca me gusto compartir con la gente –sonríe.-

Trago saliva, estoy muy nerviosa

-¿pasa algo?

Me acerco a él y le entrego la pequeña rosa lila que había cortado en el jardín, Dante abre los ojos y frunce el ceño, no entiende absolutamente nada

-quiero tenerte junto a mí –lo observo- se mi hogar...

Ana.


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