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Capitulo I

-Se un caballero Jorge, paga tu. Admite que es tu turno-dije frunciendo el ceño, cosa que hacia cuando estaba irritada.
-Soy un caballero, pero estoy seguro que la última vez page yo-reclamo nuevamente.

El repartidor de pizzas se quedo en la puerta, observando nuestra pelea en silencio.

-Jorge, hablo en serio, paga de una buena vez-me puse en medio de la pantalla de televisión evitando que vea el partido de los Lakers.
-De acuerdo, de acuerdo. Tú ganas, ¿vale? ¿Cuánto es?-pregunto levantándose del sofá dirigiéndose a la puerta de nuestro departamento.
-15 dólares-indico el repartidor entregándole la pizza.

Jorge metió la mano a su bolsillo y saco un billete de veinte dólares, el repartidor se apuro y le entrego el cambio para después bajar las escaleras corriendo. Lo habíamos espantado, como a la mayoría de repartidores que venían. Jorge cerró la puerta, dejo la pizza en la mesa del comedor y se volvió a lanzar en el sofá.

-Listo, page. Ahora quiero ver mi partido-me moví del televisor sin antes dar un largo suspiro.

Me dirigí a la cocina, abrí la caja de la pizza, tome dos trozos de esta, y las coloque en un plato de la despensa. Abrí la nevera, y saque dos latas de Coca-Cola. Deje una en la encimera, y la otra la deje en mi mano, con la mano libre tome el plato y Salí hacia la sala. Deje el plato, y la soda en la mesa de centro de la sala, donde Jorge estaba viendo el partido.

-Gracias, Martina-dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Solo le rodé los ojos. Me iba a dirigir a la cocina pero una mano detuvo mi marcha. Volteé y Jorge me miro con cara de perrito triste. Oh no señor, no iba a funcionar esta vez. Sería dura con el, sin importarme que sea mi mejor amigo desde los cinco años.

-Vamos Martina, no estés enojada. ¿Me disculpas?-pregunto sin soltar mi brazo.
-No, suéltame Jorge.
-No hasta que me disculpes.
-Te disculpo-dije de mala gana.
-Eso no cuenta-dijo y me jalo del brazo haciendo que me sentara encima de sus piernas.-Sabes que pasara, si no me perdonas.
-No lo se, pero sé que te daré un fuerte golpe si no me sueltas.
-Pagaré yo la siguiente vez, ¿contenta?
-Aun no-cante como una niña de dos años.
-¿Las siguientes dos veces? -pregunto con mala cara.
-Que sean tres-dije y me levante del sofá sin antes darle un beso en su mejilla.

Me escape de sus brazos, dejando a Jorge con una sonrisa, pude ver como le dio una mordida a su pizza. Tome la lata de soda, y tome una rebanada de pizza. Me dirigí a la sala, deje la pizza y la soda al costado del ordenador. Me senté en la silla enfrente del escritorio, introduje la contraseña. Tenía mucho trabajo que terminar el ensayo de historia hoy, a pesar de que Jorge se la pasaba de fiesta todas las noches, su promedio era jodidamente perfecto, él estaba en el cuadro de honor mientras yo me esforzaba por aprobar los cursos.

-Verte trabajando me da tanto sueño-dijo Jorge, podía sentir su respiración en mi espalda.
-Por lo menos trabajo, ¿cierto?-tecle rápidamente los últimos detalles.
-Deja eso un segundo, antes no te perdías un solo partido de los Lakers-paso su brazo por mi hombro.
-Tengo que terminar esto-dije ignorándolo.
-Te lo pedí a las buenas...ahora a las malas-dijo y jalo de la silla, y en menos de un segundo me levanto en su espalda.
-Jorge Blanco, bájame en este mismo instante, o tu vas a conocer mi lado malo, bájame-golpee su espalda pero, parecía que no le hacia ningún daño.
-Créeme ya lo conozco, pequeña freak-dijo entre risas.
-Te he dicho que no me llames así-no pare de darle golpes con mis puños en su espalda, pero el no hizo nada.

Me lanzo en el sofá oscuro, la enorme pantalla de televisión estaba encendida. Jorge se sentó a mi lado, me tomo de mi cintura y me puso encima de sus piernas. Era increíble como podía disculparse un segundo y al otro estar ahí, enojándome de nuevo.

-Saca ese ceño fruncido Stoessel, no se te ve nada sexy.
-¿Y quien dice que estoy intentando ser sexy?-renegué, el solo se rio.
- Eres una jodida empollona, ¿Tanto te preocupas por tus calificaciones?-preguntó sin dejar de burlarse.
-Primero, claro que me preocupo por mis calificaciones, dependo de ellas. Segundo, yo no soy la que tiene el promedio perfecto, "empollón"-hice el efecto de "comillas" con mis dedos.
-Se llama tener una buena memoria.
-O, se llama hacer que las de primer año hagan tus obligaciones.
-Tal vez sea un poco de ambas-rodé mis ojos e intente escapar de sus brazos, pero era imposible, era Jorge Blanco, el mariscal de campo.-Comienzo a pensar que te gusta estar sobre mis piernas, Stoessel.
-Ya quisieras Blanco, ni en los más bonitos de tus sueños. Libérame. Ahora-ordene pero solo hice que se vuelva a reír.
-Olvida lo que dije, si te ves sexy cuando frunces el ceño. Arruga su nariz cuando se molesta.
-Yo no...
-Ahora la estas arrugando-sonrió de oreja a oreja.
-Me vengare Blanco, puedes estar seguro de eso.

Red De Mentiras →JortiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora