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Mi pensamiento se detuvo en el tiempo por un momento, que apenas y lograba escuchar el festejo de los demás a través de mis oídos casi sordos.
Mañana comenzaría todo, yo y los otros 23 tributos restantes parados sobre una plataforma esperando a asesinar o ser asesinados.
Darío se acercó a mi mientras el resto de los demás seguía alzando las copas de Champagne y brindando.
Me tomo del brazo y me dijo o siguiera.
-¿Que ocurre?.-le pregunte.
-¡Nada en realidad!.-me respondió
-Sólo quería un momento agradable a solas contigo.- me dijo.
Me estaba por ganar el sentimiento, pero recordé tenía la copa en mano y di un brindis con el.
-Eres muy fuerte.-  le dije .-Jamás te des por vencido.-
-El miedo está en nuestro cerebro, debemos controlarlo.-

-¿Podrás controlarlo?.- me pregunto.

No supe que responder, al menos no concretamente y sólo por inercia le respondí -Eso espero.-

Los chicos en mi distrito son fuertes, lo podía ver en Augusto y en mi suegro, algunas veces demostraban su lado tierno, pero la mayoría del tiempo eran dosiles, tenían temor como todos, pero no se como lograban ocultarlo.

quisiera poder hacerlo y evitar algún desastre en la arena, Darío era un poco de esa muestra de que no todo es como luce, sino como uno quiere verlo.
Pase un rato agradable con el, que sin duda sería nuestro único y último.

La noche había caído en el Capitolio, esa enorme ventana frente a la estancia que nos dejaba ver todas esas luces de los edificios y los autos recorrer las calles.
Era tiempo de descansar para lo que mañana sería nuestro último día con el contacto en la sociedad.
Hoy más que nada y ahora, sólo tres palabras vagaban en mi cerebro.
-Zenda
-Sobrevivir
-Rescatar
Camine hacia mi cuarto, la recámara de Darío estaba abierta y lo vi sentado en la ventana pero no quise interrumpir.
Seguí hasta llegar a mi puerta y entre las manos tome la perilla y me quede parada con la frente pegada a la puerta.
Di un respiro hondo y la abrí, ahí estaba mi enorme cama esperándome, aunque en verdad no me esperaba pues nunca se movería de ahí.
Me senté sobre ella y tome la foto de Augusto y Marian Anne que estaban en la chimenea y las observe por un momento.
Me recosté con las fotos en el pecho hasta que poco a poco en sueño callo sobre mi.
Fue tan profundo que no soñé nada, sólo mi respiración hacerse cada vez más fuere hasta lograr escuchar el latir de mi corazón.
Cuando un sonido que venía de mi puerta logro despertarme.
Era la voz de Sirhis y su tocar loco que pedía abriera la puerta.
Soñolienta me levanté de la cama y arrastrando mis pies le abrí.

-¡Es tarde Alex, tenéis que ducharte y almorzar algo, tienes que estar en el centro de tributos en 1 hora.-

Me decía mientras yo permanecía parada frente a el viéndolo, casi a empujones me metió a la ducha y con pijama aún puesta abrió la regadera, el agua estaba helada que todo sueño que aún tenía se desapareció de inmediato, le di un golpe en el brazo diciendo
-¡estas loco!.- y sólo salió del baño, cerrando la puerta.

El agua fría seguía cayendo sobre mi cabeza hasta que decidí salir de la ducha, puse una ropa cualquiera, que en verdad no importaba y camine al comedor.
Sólo yo faltaba en almorzar así que me senté sola y comí lo más rápido que pude sin atascarme.
Limpie mi boca con la servilleta y me levanté diciendo -Estoy lista.-

Darío, Sirhis y yo estábamos de camino al centro del recibimiento tributario, entramos y yo camine por un pasillo, Darío otro hasta llegar al tubo que nos lanzaría a la arena de combate.
Quiero pensar que Margarette o Cartagena estarían con Darío.
Porque Sirhis había seguido conmigo, sólo estuvo aguardando en poco hasta que  la voz de un vigilante dio la orden que nos introdujéramos en los tubos de lanzamiento.
Sirhis se acercó y me puso en el cuello la cadenita con la insignia de mariposa que Zenda me dio cuando Ruggero la rapto.
-¡No olvides por quien estas aquí!.- me dijo mirándome a los ojos.
- Ganare por ella.- le respondí
La cuenta regresiva para entrar a los tubos estaba activada, tenía que entrar en ella y esperar.

Camine hacia aquel compartimento que se abrió para adentrarme y de enseguida se cerró, hasta que la cuenta llegara a cero y esto comenzara.
Escuchaba los números.
30,29,28...
Hasta qué el cero retumbo en mi cabeza, un sonido extraño bajo el tubo sino, aquel aparato comenzó a subir conmigo dentro.
Subió hasta que deje de ver a Sirhis, mi respiración se agitaba y mis nervios parecían que harían mi cuerpo explotar .
Iba acercándome cada vez hasta lo alto del tubo, cuando se abrió por arriba de mi, una luz muy fuerte me echo al instante.
Estaba de pronto parada sobre la plataforma nuevamente, mientras que con un brazo tapaba mis ojos hasta que se acostumbrarán a la luz.
Todas las tributos vencedoras estaban a mis lados, mientras los 12 chicos estaban frente a nosotras.
La arena era como un pueblo deshabitado, en verdad no era tan concretó el bioma.
El reloj se encendió por arriba de la cornucopia, y comenzó su cuenta regresiva, nos mirábamos unos a otros esperando bajar de la plataforma y conseguir armas para comenzar la masacre.
Tosha del 11 movía sin parar sus enormes uñas deseando clavarlas en alguien, la cuenta estaba por encima del 10,9,8,7.... Hasta qué por fin llego a cero.
Como era de esperar todos bajamos  de la plataforma y comenzamos a correr hacia la cornucopia cuando unas explosiones hicieron pedazos a Zulayde Dumonds del 12 y Fred Gotts del 6.
Todos nos quedamos parados nuevamente, todo el camino hacia la cornucopia estaba minado, lo cual haría aún más imposible poder llegar a las armas.
Poco a poco comencé a caminar con mucho cuidado de no pisar una mina ni por equivocación, todos comenzaron a hacer lo mismo, cuando vi retroceder a Gabriela Gómez del 10, de pronto un baño de navajas que salieron de su plataforma se le enterraron en el cuerpo.
Era más que obvió que teníamos que llegar a la cornucopia y las minas se desactivarían, porque no estaba ni como idea caminar en sentido contrario.
Seguíamos saltando todos poco a poco, si alguien llegaba antes podía matar fácilmente a quien quisiera.
La que más rápido avanzaba era Rosmarie Matthews del 9, era muy ágil y seguido estaba Mikel del 1, yo lo hacia lo más rápido posible, cuando levanté la mirada, la chica del 9 estaba a pocos metros.
Y comencé a correr, ya no había relieves salientes de tierra lo cual significaba no había más minas, seguido los demás hicieron lo mismo.
Todos estábamos de pronto en la cornucopia, cuando Roberto Plow se dirigía hacia mi como un loco lanzándome flechas, de repente Jazmin Moya a más de 7 metros  le Lanza un cuchillo que clavo justo detrás de su cabeza.
Un sonido fuerte se escucho, las minas habían sido desactivadas, sólo cogí una espada, un hacha y una mochila y corrí como loca para alejarme lo más que pudiera de todos y de la cornucopia.
No logre ver a Darío, solo espero que no lo hallan asesinado aún.
Corrí entre un par de árboles mientras volteaba a ver nadie me siguiera, tenía que buscar un lugar seguro que me protegiera y poder armar una estrategia.
Llegue a algo que era como un pequeño vecindario de Cabañas destruidas y me detuve un poco.
Ya habían muerto cuatro en tan sólo el comienzo del juego, fue psicópata minar el camino a la cornucopia.
Ahora lo difícil será no sentir miedo para evitar activar los sensores que harán de estos juegos una completa pesadilla.

Water above WeedsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora