-El Final-

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POV. DARIO

Corríamos para lograr escapar de los Muttos que venían dispuestos a deborarnos, Tosha estaba muy por delante de Alexandra y mío, la adrenalina corría como el oxigeno en mis pulmones a través de mi sangre.
No sé si en verdad corría tan apresurado, tanto como movía mis piernas, porque parecía que avanzaba 10 centímetros en tanto tiempo y los apestosos animales se aproximaban cada vez más.
Solo lograba escuchar con poco anhelo la voz de Tosha decir que nos apresuraramos, pero Alexandra solo se concentraba en dispararle a los Muttos hasta dejar de verlos mover, yo no hacía otra cosa más que ayudarla.
Hace poco estábamos logrando librarnos de ellos, de no ser porque los vigilantes jefes, que estoy seguro que con direcciones de Ruggero habían dado la orden de poner a esas bestias en el lugar adecuado y el momento ideal, y justo cuando mordimos el anzuelo, nos atrapo como ratones en su jaula, haciendo encender las luces y que ellos se encargaran del resto de su trabajo sucio.
llegar hasta aquí no ah sido fácil, llevamos semanas encerrados en una arena malvada, llena de murciélagos gigantes que son adictos a la carne humana, escarabajos carroñeros que destrozan y devoran todo lo que se cruce a su paso, esa neblina que es a lo que mas sinceramente le eh temido, ¿y si fuera tan poco? me ah mordido una serpiente que casi paraliza mi cuerpo y me mata.
Hemos pasado tanto y sobrevivido que creo que esto de los Muttos lo libráremos bien.
Continuábamos corriendo y una enorme puerta frente a Tosha se abrió de par en par, dejando a nuestra vista un largo y enorme puente de metal y vidrio que se unía al otro edificio en el cual podríamos escapar de una vez por todas del centro de concentración para así dirigirnos sin perder más tiempo al palacio presidencial y armar un nuevo plan para rescatar a Zenda.
Tosha peleaba con los Muttos que podía, les arrancaba los ojos con tanta facilidad que hasta yo creía poder hacerlo, pero era obvio que no tenía sus uñas asesinas y menos la practica para llevar a cabo el ataque.
Solo disparaba hasta que mis cartuchos se vaciaban y casi sin darme cuenta, no tenía ningún arma mas con cuál defenderme. Todo estaba ocurriendo demasiado rápido que me costaba asimilar, Tosha seguía por delante de nosotros y nos daba gritos que corrieramos, el vidrio del puente estaba a punto de colapsar, era mucho peso para tanto Mutto mal oliente, solo recuerdo tomé a Alexandra por el brazo jalándola cuando mi otra mano sintió alguna especie de explosivo justo al lado de mi cintura.
¡Y ahí estaba! ¡Una granada! sin pensarlo tanto, quite el dispositivo de seguro y corrí unos cuantos metros cogido del brazo de Alexandra y sin voltear hacía atrás lance el explosivo, La puerta estaba a escasos metros de nosotros, Tosha ya había entrado en ella y dirigido a la salida próxima,,, cuando el ¡Boom! de la granada estalló.
El metal partido en dos y la escena de los Muttos cayendo llenos del vidrio hecho pedazos, era ahora o nunca y por naturaleza, -¡Salte!- aún sin soltar a Alexandra y con mi otra mano logré sostener un trozo de metal donde con toda mi fuerza me sostuve.
Pero abajo estaba Alexandra y se movía demasiado, como si quisiera soltarse y mi oído escucho un gruñido, esto era imposible, un Mutto había logrado alcanzar a Alexandra y la estaba mordiendo justo al lado del cuello. Mi expresión facial debió ser la más terrible, pero me paralizó tanto que no se me ocurrió nada más que comenzar a patear al Mutto para que llegara a soltar a Alex, lo pateé con tanta fuerza que llamé su atención por unos escasos segundos y lanzó un rasguño a mi pierna, y regreso de enseguida a seguir mordiendo a Alex.
-¡Sueltame!- Decía Alexandra con preocupación, pero mi mente y corazón se negaban a seguir la orden.
-¡Sueltamente!- Me decía de nuevo, mientras mi pierna no se aplacaba y continuaba pateando a la bestia.
-¡Sueltamente!- De nuevo y por tercera vez, pero ahora su voz sonó débil, su cuello estaba totalmente cubierto de sangre, y sus ojos se entre-cerraban.
Mi amiga,mi mentora y mi aliada estaba muriendo y yo no podía hacer nada, mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y no paraba de patear al Mutto, Hasta que los dedos de su mano comenzaron a soltarse.
-¡NO! Alex ¡no!- le gritaba y la miraba a la cara, su cara que ahora tenía sus ojos cerrados, había dejado de ser Alexandra Russelle, la chica tributo vencedora más querida y amada de mi distrito. Hasta que su mano se resbaló, mis ojos no lo resistieron y se llenaron de ese liquido abundante al cuál todos llaman lágrimas.
El infeliz Mutto no la soltó hasta que le quitó la cabeza, y murió junto con ella al estrellarse en el suelo. Mi cabeza solo pensaba en que había fallado mientras seguía agarrado de ese pedazo de metal, estaba arrepentido, Tal vez sino hubiera arrojado esa granada habríamos llegado con bien hasta el otro extremo del puente y ella seguiría viva aún y en camino al rescate de su amada hija Zenda.
¿Y Zenda? ¿Qué le diré a Zenda cuando no vea a su madre? todo esto era una porquería y todo era culpa de Ruggero, mi corazón se comenzaba a llenar de irá y sin duda lo mataría, lo tengo que matar y vengar a Alexandra.
tengo que rescatar a Zenda y llevarla de vuelta a casa con su abuelo.
Así que seque mis lágrimas y di un ultimo vistazo al cuerpo de Alexandra, de pronto una mano tomo la mía, era Tosha que había vuelto.
-¿Qué paso? ¿Y Alexandra?- Pregunto y al ver mi rostro solo agito la cabeza sin decir nada, logré ver como a ella igual se le escaparon unas lágrimas de sus secos ojos negros.
-Debemos apresurarnos Darío, Ruggero sin duda debe estar preparando su fuga con Zenda, Alexandra murió por una causa, rescatar a su hija de las manos de ese mal viviente, ella no podrá hacerlo pero nosotros como sus amigos,tenemos que hacerlo-
Hay estaba una Tosha que no había visto nunca, alguien que no solo esta envuelta en su mundo, en verdad tenía sentimientos y aunque no lo dijo, la perdida de Alexandra nos dolió a ambos, y estábamos dispuestos a rescatar a Zenda.
Solo tome un poco de aire para resistir correr unos cuantos par de metros más, el palacio presidencial no estaba tan lejos, a unas 15 o 20 cuadras tal vez, pero estábamos a contra reloj, no sabíamos si nos encontraríamos a agentes de la paz en el camino, más sin embargo debíamos conseguir alguna arma, era tan devastador saber que solo quedábamos nosotros dos, cuando la que debería estar viva, ah muerto hace unos instantes.
Una niña había quedado huérfana, pero no era cualquier niña, era la hija de mi amiga y yo iba tras ella. Por suerte un par de agentes de la paz estaban resguardando un túnel, ambos tenían armas...
Así que nos detuvimos un momento y a paso de hormiga nos fuimos acercando a ellos, yo llevaba las agujetas de mis botas enrolladas en mis puños para lograr ahorcarlo, y Tosha preparaba sus uñas para enterrarlas en el momento justo. Yo me lance sobre uno de ellos y rodee su cuello y comencé a estrangularlo con toda mi fuerza, el otro al darse cuenta volteó. Y las enormes uñas de Tosha perforaron su casco de visión llenándose de sangre las manos al destriparle los ojos, los hombres cayeron y nosotros tomamos sus armas, y sin parar continuamos corriendo.
Los agentes de la paz subían a sus vehículos y partían hacía el centro de la ciudad, todo era muy extraño, debían estar Buscándonos, ¿O acaso eramos tan insignificantes que no se tomo la molestia? - En verdad no importaba tanto, solo quería llegar hasta el palacio y llevarme a Zenda.
Caminamos esta vez, aunque no tan lento pero tampoco bajamos la guardia, podría ser una de esas jugadas tan sutiles de Ruggero y al final terminara matándonos a nosotros también.
Pronto ahí estaba el enorme portón del palacio presidencial, no había guardias, al menos solo los suficientes, tal vez la seguridad estaba dentro del palacio, pero no nos detuvimos y caminamos hasta ahí y le dimos un par de disparos a los guardias.
Todo seguía hasta ahora tranquilo, logre alcanzar la llave que abría la enorme puerta del bolsillo de uno de los guardias y la abrí, Tosha y yo logramos entrar, y con las armas empuñadas Caminábamos para adentrarnos al palacio, cuando unos disparos sonaron, uno de ellos logro penetrar mi pantorrilla derecha y otro apenas y roso mi brazo izquierdo, nos tiramos al suelo y un par de agentes venían hacía nuestra posición, disparamos hasta hacerlos morir, sin duda la huida de Ruggero estaba preparada, pues había en la salida del palacio una enorme camioneta con unas cuantas petacas, como si alguien fuera a salir de vacaciones, el sonido de los disparos sin duda alguna había alarmado a unos cuantos dentro del palacio, y de una buena patada abrí la entrada principal, había una fila de decenas de Agentes de la paz apuntandonos con sus armas, esperando una sola orden para llenarnos de balas y detenernos.
¡FUE...! se escucho una voz gruesa decir, que fue interrumpida casí de inmediato por una sonrisa y unos zapatitos correr por el palco de arriba.
De enseguida mi mirada se volteo para ver quién era, y ¡Sí! era ella; era Zenda quién corría abrazando un oso mediano de felpa.
-¡ZENDA!- Gritó Tosha, haciendo a la niña detenerse y voltear la mirada hacía abajo.
-¿Quién llamo a Zenda?- Dijo la niña sin encontrar la voz que la llamaba, los agentes de enseguida al ver la niña bajaron sus armas deteniendo el ataque, sin pensarlo, volví a decir -¡Zenda!- y la niña volteo su cara hacia mi y me observo, era la primera vez que la veía y sin duda alguna Augusto había dejado sus rasgos en sus bellos ojos azules y anuezados.
-¿Quieres que Zenda baje?- dijo ella sin pensar, -¡Por supuesto pequeña soy amigo de mamá!- Le respondí.
-¡MAMÁ!- gritó y de enseguida bajo corriendo por las escaleras, no pude evitar un nudo en mi garganta se formara al recordar que no volvería a verla, hasta que la pequeña llego a donde yo estaba, uno de los agentes estaba hablando por radio, pero el resto de ellos no bajaban las armas, el que estaba hablando con no se quién se acerco y nos dijo que lo acompañaramos, señalo al menos 5 del montón de agentes que de enseguida se unieron a el y a nuestras espaldas y nos hicieron caminar por un pasillo.
¿Conoces a mamá? Me preguntaba Zenda. ¿Donde esta? Quiero verla, quiero mostrarle el osito que papá Ruggero me regalo.
Ese maldito había hecho que ella le llamara papá, era una cosa que me llenaba aún más de coraje, sin duda no sería algo que a Alexandra le hubiera gustado escuchar.
-Mamá esta algo herida y no puede verte por ahora, pero me pidio viniera por ti y llevarte a casa con tu abuelo - Le conteste en voz bajita a la niña.
-¡SÍ! abuelo, quiero ver a mi abuelo también- dijo. Tosha caminaba solo con la mirada hacía enfrente y movía sus dedos con esas uñas que aterran.
Pronto estábamos frente a una puerta blanca con terminados color dorado, la cuál Zenda abrió de enseguida, ahí estaba ese maldito, viendo hacía la ventana como si nada estuviera pasando, cruzado de brazos y muy tranquilo.
-¿Se habían tardado mucho no? ¡Por casi nada ya no nos encuentran!- Nos dijo mientras se volteaba para mirarnos, su cara no podía ser más burlona al preguntar.
-¿Donde esta Alexandra? ¿Acaso viene retrasada? . Solo frunci el ceño y empuñe mi mano para darle un enorme golpe cuando un agente me tomo por detrás.
-¡No,no no! no cometas un error muchacho! podrías terminar como tu amiga en menos de un segundo- No podía seguir en esta habitación con ese hombre cuya culpa es la muerte de Alexandra.
-Vinimos por Zenda- Dijo Tosha con voz fría.
-¡Vaya! pero Zenda ya se va ¿O no pequeña? se dirigió a hablarle y ella solo asentó con la cabeza.
-¡Lo ven! me temo que su viaje a sido en vano.- Y el infeliz no borraba la sonrisa de su rostro.
No resistía a querer matarlo y por la cara de Tosha supongo que ella también, pero el estaba justo enfrente de nosotros y no podíamos hacer nada, no teníamos ni una sola arma con cual dispararle o al menos eso creí hasta que vi a Tosha llevar lentamente su mano a su costado y con cuidado saco una pistola de dardos paralizantes, y con un movimiento rápido le disparo justo en la garganta a Ruggero. El de inmediato llevo sus manos a su garganta pero Tosha ya estaba en acción, le había casi destrozado el estómago a un agente con sus uñas, y yo sin pensar le quite la pistola y dispare al resto. Fue veloz y preciso, solo escuchaba los gritos de Zenda debajo del escritorio de Ruggero, mientras el seguía batallando para quitarlos de su cuello, Tosha corrió enseguida para sacar a Zenda de la habitación y llevarla a un lugar más seguro.
Mientras yo me acerque al cuerpo de Ruggero y con el arma en la mano se la puse en la frente y le dije, -¡Esto es por Alexandra, que era una mujer buena y amorosa, a quien le quitaste el calor de su hija y dejaste a su hija huérfana, esto es por ella- . Y le di el disparo que detuvo su vida para siempre.
Alexandra se que esta en un lugar donde las heridas no duelen, ni vivir feliz resulta difícil, ella esta feliz donde quiera que este porque cumplí su promesa, de proteger a su hija y quitársela a Ruggero, di la vuelta hasta darle la espalda al cadáver de ese a quien tanto llegue a odiar, todo estaba donde debía de estar ahora, Zenda a salvo de regreso a casa con su abuelo, y nosotros libres para vivir nuestra vida.
No había rastro de ningún agente de la paz, era cuestión de tiempo para que encontraran a Ruggero sin vida, pero para eso, Tosha,Zenda y yo ya estaremos muy lejos, No creo que las leyes nos juzguen por terminar con la vida de un dictador, y si así pasara Zenda ya estará con su abuelo.
Solo subimos a la enorme camioneta con la butacas y encendí el vehículo para ir de regreso.
Todo seguía tranquilo, hasta que salimos del capitolio, Zenda dormía al igual que Tosha, así por un par de horas, hasta que despertó y vino a hacerme compañía en el asiento del copiloto.
-¿Como le diré que su madre ah muerto? ¿Como encontrare la manera de decirle que murió intentando rescatarla?- Le dije a Tosha, ella solo tomo mi hombro y con unas palabras que aún no olvido me lo metió en la cabeza.
-Solo el tiempo es el amigo para curar las heridas, y el mismo tiempo es quién te ayudara a sanar las suyas-.
Habíamos llegado al Distrito 4 sin ningún problema ni nada que nos indicara que matar a Ruggero había estado mal, la gente solo quedaba viendo el enorme carro que traía consigo de vuelta a la amada hija de Alexandra Russelle, Seguían al carro para ver lo que ocurriría, y así fue hasta que llegamos a la Villa de los Vencedores.
Ahí se encontraría el Sr. Palomeque quién es abuelo de Zenda, Abrimos la puerta y la niña salió corriendo a donde antes vivia con su abuelo y mamá. corría como un venadito en busca de refugio y tocó a la puerta, esta misma se abrió y apareció su abuelo en una silla de ruedas, quién solo abrió sus brazos y ella se recostó en ellos.
No pude evitar contener mi tristeza de saber que esto pudo tener un mejor final, si la vida no estuviera llena de maldades y perjuicios que dañan a personas inocentes como lo fue Alexandra y su novio Augusto, estos juegos del hambre que han dejado lleno de dolor a familias enteras por la perdida de un ser querido.
Mi madre estará esperándome en casa, su hijo esta vivo, y le eh ahorrado una pena y tanto llanto.
Pero han pasado ya dos semanas y aún no encuentro la manera de hacer saber a Zenda lo de su madre, hoy quede de llevarla al campo de trigo por la noche a orilla del río donde su madre la llevo a nadar por primera vez antes de que todo comenzara, espero poder ser ahí donde todo este tranquilo y con la luz de las luciérnagas la noticia no sea tan devastadora.
La tarde había caído y camine a la villa de los vencedores para poder ir con Zenda al río, prepare unos pequeños sandwiches de jamón y queso amarillo que a ella le gustan y un frasco de cristal para que atrape las luciérnagas que quiera hasta cansarse. Toque la puerta de su casa y ya estaba ahí ella toda arregladita y muy contenta para ir a atrapar luciérnagas, le prometí al Sr. Palomeque cuidar muy bien de ella y salimos en camino al lugar, Ella ama las luciérnagas porque dicen se parecen a las estrellas en lo alto del cielo, que son lo único que le recuerdan a mamá, aunque hasta ahora no entiendo el porque lo dice de esa manera.
Se comió unos cuantos sándwiches y al caer la noche, ahí estaban, los insectos de cola brillante que a ella le encantan, parecía un grillo saltando y atrapándolas con sus manos, aunque algunas que otras las aplastaba cuando las oprimía muy fuerte.
Como pude me acerque y pregunte. -¿Zenda estas contenta de que pronto vendrá mamá?- Ella no respondió solo me miro unos segundos y continuo atrapando las luciérnagas.
-Zenda, ¿Que piensas de mamá?- Volví a preguntar, pero esta vez ella metió un puño de luciérnagas al bote de cristal y dijo.
-Darío, ¿Porqué las luciérnagas mueren tan pronto después de brillar, como tan poco tiempo duran las estrellas en el cielo? mamá no volverá, lo escuche hace unos días cuando dijiste al abuelo que había muerto antes de que tu me rescataras con la chica de las uñas largas, la extraño pero ella ahora brilla como la colita de las luciérnagas y las estrellas en el cielo-.
En realidad, las lágrimas caían sobre mis mejillas al ver que la niña, esta niña inocente, hija de una mujer Valiente y atrevida había entendido que su madre estaba muerta y que como el Agua sobre las hojas era cuestión de tiempo para regresar a su lugar.

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2016 ⏰

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