La Cosecha

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Enormes carros blancos llenos de agentes de las paz por las calles y ellos mismos marchando en conjunto.
La pesadilla nuevamente había comenzado.
"La cosecha" esa horrible y mártir situación por la que nadie quiere pasar todos los años.
Había vuelto ya hace un rato de mi pequeño pero cansado entrenamiento, sólo quería que esto comenzará y terminará tan rápido como abro y cierto mis ojos.
En casa sólo tome un pequeño bocado de comida pues, desde ayer no tengo ni un síntoma de apetito.
Mis hombros pesados,mis manos acalladas, me cabello lleno de una que otra pequeña basura del campo.
Y yo sentada en una silla de la mesa vacía.
Miraba fijamente el asiento donde solía comer Zenda, y me llenaba de rabia saber que se encontraba en el Capitolio con ese demente de Ruggero.
Tarde unos 10 o 15 min. Sentada pensando en que haría durante una vez estuviera dentro de los juegos, que tan perversa sería la arena de ese nuevo psicópata que estaba al mando.
Me intimidaba su mirada que estaba llena de maldad y rencor.
Me levanté y fui a la recámara a tomar un vestido bonito y cómodo para que al menos todo pareciera normal.
Me di una ducha mientras el agua caía de la regadera, fría relajaba mis músculos y un poco mi mente.
Tome la toalla y seque mi cuerpo, camine de nuevo a la recámara, me vestí con aquel vestido rojo magenta e hice de nuevo esa cola tan distintiva por la cual me conocían en el Capitolio.
Unos pendientes de flor que me regaló mi suegro y pinte poco mis labios.

La enorme alarma comenzó a sonar, era momento de que nos dirijamos a la plaza de justicia para la cosecha.

Termine de darme unos toque en el rostro como rubor y esas cosas y salí de casa, la multitud se apoderaba de las calles del 4, niños, jóvenes y los padres.
Tenía algo de miedo y preocupación aunque ya sabía cual era mi destino.

La plaza estaba abarrotada por los jóvenes varones y que hacían fila mientras las mujeres tributo de mi distrito éramos puestas en otra fila y escoltadas hacia el podio.

- Samantha Gómez (Vencedora #66)

- Matilde Peralta (Vencedora #70)

Y yo vencedora de los juegos 77, estaba de más que ellas estuvieran paradas aquí arriba cuando yo estaba enterada que esos 3 sobres dentro de las urnas contenían mi muy deseado nombre.

Las pantallas enormes estaban encendidas, los jóvenes formados, los padres alrededor de ellos cuando de la enorme puerta del palacio salió, el alcalde jefe y detrás de él.

El chillante Ibsen Abdult.
A quien no veía desde que gane mis juegos hace 5 años, en verdad no había cambiado mucho, era el mismo hombre con ropa llamativa y maquillaje exuberante.

El micrófono estaba ya en el pedestal frente a los más de 2 mil chicos formados, dio unos golpes al micrófono para ver si funcionaba y dejo abrir su garganta dejando escapar su voz sonante diciendo.

- ¡BIENVENIDOS! chicos del distrito 4 , como ya saben está es una cosecha especial, pues sólo serán elegidos los chicos dentro del rango de edad permitido y la tributo mujer será tomado del grupo de vencedoras.-

- El ahora tomante del mando de nuestra nación el Agente jefe, Ruggero Di'sant ah mandado un mensaje en video para todo y cada uno de ustedes-.

De pronto las enormes pantallas que se encontraban a las esquinas del palacio de justicia se encendieron y esa cara que ahora odio con todo mi ser que me hacia recordar al malvado Miguel Cardenas de mis pasados juegos, se hizo presente frente a todos.

-¡Hermoso Panem, y mis queridos distritos, lamentó demasiado que hace un par de días, las mortales bombas y esos aerodeslizadores hallan caído sobre ustedes, su amado presidente Garden no tuvo piedad de ustedes y quitó aniquilarlos.-

¿Acaso era esto cierto?.- estaba haciéndole creer a todos que Garden nos había atacado.

- ¡Es por ello, que no tuve más remedio que ganar su confianza... Acercarme a el para poder asesinarlo y liberar a todos de su locura.-

-Pero no podemos olvidar que los juegos del hambre regresaron por nuestra ingenuidad y descuido, es algo que no puedo eliminar.-
-Por ello yo al mando eh tomado la decisión de tenerlos en pie aún, hay que vivir con el pasado para salvaguardar nuestro futuro y darle a nuestros hijos una nación con una costumbre ardua de valor.-

El video había terminado con su imagen sentado tras la mesa presidencial, era tan buen actor y despiadado que fue un video tan creíble.
Yo sólo quería tenerlo frente a mi y terminar con su vida, aunque no era tan sencillo como podía sonar, era seguro que tenía miles de guardias a su custodia que resultaría tan difícil rescatar a mi hija como sobrevivir a los juegos.
Sabía que aún así yo resultara de nuevo vencedora el jamás me dejaría tener a mi hija de vuelta.

Pues como era de esperarse, la cosecha había dado inició y una vez dicho mi nombre no habría vuelta atrás, aunque en realidad no tenía otra opción.

Ibsen Abdult se dirigió hacia la urna con el nombre de los chicos, dio unos giros con su mano dentro de ella hasta que tomó un sobré y regreso al pedestal.

Afinó su garganta y puso el sobré frente de su cara y lo abrió.

La multitud permanecía en silencio, era de imaginarse que nadie quería escuchar su nombre.

- ¡Darío Bowman!.-

Todos los chicos se miraban entre sí, cuando en chico de estatura media comenzó a caminar de entré ellos.
Era algo flaco pero apuesto, llego a clase de entrenamiento Talvez dos semanas seguidas, era tímido pero muy inteligente.

Agentes de La Paz caminaron hasta alcanzarlo y lo escoltaron hasta el podio.

Ahora era turno de que mi nombre soñara ante todos de nuevo, como hace 5 años atrás me ensordeció por completo.

Ibsen caminó de nuevo a la urna, le dio unas cuantas jugadas a los 3 papelitos en ella y cogió uno, yo seguido tome un paso hacia enfrente, el volteo a verme cuando su voz atravesó el micrófono diciendo.

-¡Matilde Peralta!.-

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