cuatro

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30 de diciembre // Oficinas de Versace // 3:00 pm.

- ¡Tengo que pasar en éste mismo instante psicópata!- grité a más no poder.

Ésta secretaria inservible no sabe atender y tampoco cumplir con lo que tiene que hacer.

- A ver, repite conmigo, "el padre de Serena me paga la mayoría del dinero que recibo".

- ¿Te creés mejor por él dinero que tienes no?- me dijo limandose las uñas.

- ¡Ciertamente!. Exacto corazón. Pero no es mi culpa que te sientas así, si no sabes llamar a Donatella para asistir a la reunión que tenía con ella, no culpes a las clases sociales por eso querida- me quité los lentes- Ni se te ocurra meterte conmigo, no peleo justo corazón.

Caminé hasta la puerta principal y la cerré con todas mis fuerzas.

Subí a mi camioneta y llame a Justin.

-Hey linda- dijo del otro lado del celular.

-Nombrame los elementos para matar a una secretaria inservible por favor.

- Creo que no se necesita mucho, sólo quitarle sus revistas de abajo del escritorio y su lima de uñas.

- Ésta noche tenemos que matarla. Es la perra más odiosa que vi en el día.

-Mientras yo tenga un beneficio dentro de todo esto, te ayudo- me reclamó.

- Creo que una noche conmigo será suficiente para que te conformes, no entiendo quién no lo haría.

- Tenemos un trato muñeca, en una hora estoy en tu casa con todo lo necesario.

Corté la llamada.

1 hora después.

-Peluso me informo que la secretaria se llama Florence Wallace. Vive justo a una cuadra de la casa de la limpiadora que matamos hace una semana Serena, peligroso pero no imposible- se sentó Justin en el suelo.

- Mis sentimientos más profundos me dicen que tengo que matarla, y mis sentimientos son mas brillantes que cualquier persona. En serio. Bañados en oro.

Cerramos la puerta y agarramos el pequeño bolso con la cuchilla.

La buena noticia es que Florence no esta en su casa, sino en un muelle pescando. Salió rara la mamarracha.

Justin condujo hasta el lago Mérida y estacionamos como cualquier persona con planes de pescar, pero teníamos más cosas por hacer en ese lugar.

Estaba desierto, solo Florence con una mini radio, y su caña de pescar.

Justin se acerco lentamente hasta sujetarla por atrás y colocándole un paño con cloroformo.

Calló rendida a mis pies, literalmente.

Saqué el cuchillo y me di los honores de apuñalarla en el pecho.

Una.

Dos.

Tres.

Cuatro veces.

Nada mal. Ya no podía sentirle el pulso y la metimos en un bote.

Antes de alejarla de nosotros, le escribí un mensaje en la mano con un bolígrafo.

"Don't mess with the baddest bitch".

La empujamos con nuestras piernas y dimos camino a la carretera unos segundos después.

Un día cualquiera, un nuevo asesinato.

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¡Hola gente linda!.
Espero que este capítulo sea de su agrado y haganmelo saber por medio de los comentarios.

Estoy por llegar a los 300 lecturas :) infinitas gracias.






Sweet Crime «j.b» |short story|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora