Traté de moverme pero algo me lo impedía, sentía... algo enrollar ¿Mi cintura?, ¿Como es posible? me vine a dormir sola ¿O no?, que yo sepa tengo mi propia habitación... a menos claro, que esté soñando. Y si me pellizco a ver...
No, no es un sueño.
Abro los ojos de golpe al cabo de que mi mente procesa todo, pero la luz del día me impedía abrirlos por completo, así que tenía los ojos mas bien entrecerrados. Miré hacía mi cintura y pude confirmar que si y tenía algo en mi cintura eran dos brazos enrollados, me alteré con la idea de que estaba en mi cama con alguien. En un movimiento me quité los brazos de encima y salté de la cama, miré el cuerpo que se encontraba ya despierto, era Larry.
Espera, ¿Larry?
Pegué un grito enorme.
—¡LARRY! ¡¿QUÉ DEMONIOS HACES EN MI CAMA?! ¡EN MI CAMA! ¡CONMIGO! ¡QUE ASCO! —grité mientras caminaba en reversa hasta chocar con la pared. Larry estaba sentado en la cama con una cara de pánico, miraba a todas las partes menos a mí—. ¿TE HAS VUELTO LOCO? ¡DEMONIOS! ¿DESDE CUANDO ESTAS ALLÍ?
—¡Te juro que no se como llegué aquí! —se paró de la cama, podía notar la confusión en su rostro—. ¡Te lo juro! de verdad Dawn no tengo idea, yo dormí en mi habitación no se que hago aquí.
Y ahí fue cuando las neuronas de mis cerebro despertaron.
Amaneció en mi cama pero él se fue a dormir en la suya, y de eso estoy segura ya que vine a dormir sola, además no se acuerda de absolutamente nada, existen dos opciones: o me está haciendo una broma o es... sonámbulo, así de simple.
Pero lo que mi mente aún no puede entender es que los sonámbulos tienden a volver a su cama por iniciativa propia y a la mañana siguiente no recuerdan haberse levantado por la noche, pero en este caso él no volvió a su cama.
Una vez en el internado corría el rumor de que una chica llamada Inés durmió con Larry, ya que varios chicos lo vieron salir de su habitación, pero cuando le pregunté a él, simplemente me dijo que fue una confusión y que no tenía idea de como había llegado hasta allí. No entendí nada, pero lo había dejado pasar.
—¿Es enserio? No estas haciéndome una broma, porqué si es así vas a morir Larry. —sentencié.
Justo ahí la puerta de la habitación se abrió de golpe, tanto que estralló con la pared al abrirse por completo, eran Sean y Hannah parados en el marco de la puerta, los dos totalmente desgreñados en pijamas y con una mini arma de fuego.
Al ver eso me cubrí la cabeza con las manos.
—¿Que pasa? —se escuchó la voz de Sean.
Poco a poco al no escuchar disparos, me quité las manos de la cabeza y los miré, claramente enojada, pero mí rostro cambió al ver a Larry hecho una bola en una de las esquinas de la habitación, mas bien mi expresión cambió a neutra.
—¿Que diablos? ¿Nos iban a... disparar? —pregunté, justo cuando vi llegar a Zack también armado.
—Llegaste tarde Zack —comentó Sean. Segundos después los tres ya habían bajado sus armas.
Larry ahora se encontraba de píes frente al armario, Sean y Hannah estaban dentro de la habitación en la puerta de entrada, mientras que Zack estaba detrás de ellos. Por otro lado yo estaba pegada a una de las esquinas.
—No encontraba el arma —dijo Zack de lo mas normal como si todo lo que estaba pasando fuera algo cotidiano.
Resistí a no coger las armas que tenían cada uno y partirlas en sus cabezas, ¿Como se atreven a hacer esto?