7. Mojada y ebria.

27 3 3
                                    

—Me caes bien mi nuevo mejor amigo, Joy —le digo dándole unas pequeñas palmadas en la espalda.

Para nada es mi nuevo mejor amigo, pero me ha conseguido bebida por dos horas sin quejarse.

—Dawn, ¿Qué diablos haces? —cuestiona una conocida voz masculina, al tiempo en que  tomaba una de las botellas frente a mí, le quitaba la tapa y me la llevaba a los labios. Demonios, no hay nada. Tiré la botella a un lado.

Ojalá no haya lastimado a nadie.

—¡Necesito más!... Tú —le señalo al chico que ahora se encuentra frente a mí—. ¿Me puedes traer cerveza?, tengo sed...

Me quedé esperando su respuesta pero éste solo miraba a Joy. La mano de Joy se encontraba ahora en mi cintura. Me daban ganas de golpearlo, pero el alcohol en mis venas me lo impedía, no tenía ánimos para eso.

—Quítale las manos de encima Joy, o ya... —empezó a decir Sean, pero él lo interrumpió.

¿Se conocen?

—Tranquilo hermano, yo ya me iba.

¿En serio?, o solo estaba dando una escusa...

Elevó ambas manos en son de paz. Miré a Sean se había calmado un poco.

—¡No! —grité —. Aún no he terminado de hablar contigo...

Miré de reojo a Sean estaba estupefacto. Aún sentada en el césped me tambaleaba de un lado a otro. Oh dios, mañana amaneceré fatal, o mejor dicho en varias horas. Creo que ya pasan de las doce, creo.

—¿Que le has hecho? —le pregunta Sean a Joy, lo miré—. ¡La has emborrachado! ¿Porque lo hiciste? ¿Que querías hacer con ella?

—Yo nada, Sean. Sabes que no soy de esos chicos. Ella se ha bebido todo eso sola —señaló las botellas vacías bajo mis pies —. Yo no la he obligado a nada —respondió poniéndose de pié.

¿Sola? Que mentiroso, el chico ha bebido casi lo mismo que yo.

—¿Por qué está mojada? ¿Se cayó a la piscina?

¿Me caí a la piscina?. Oh, eso explica porque estoy mojada y hace un momento no podía respirar.

—¿Quien errres?, quiero seguir aquí con él —le bromeo, si se quien es, solo quiero fastidiarlo. Solté el vaso que tenía para comenzar a halar a Joy por un brazo obligando a que este volviera a mi lado en el suelo—. ¡Así está mejor! Habláme de...

Sean no me dejó terminar pues me tomó por el brazo y me paró del suelo, haciendo que Joy cayera hacía un lado.

—¡Nos vamos! —dice.

Le miré con esa chispa maliciosa que mis ojos siempre tienen. Básicamente mis ojos siempre están enviando señales de odio.

—¿Qué? —le pregunto con un tono muy agudo—. No te conozco, me quedaré con Joy —le pincho.

—¡¿Qué?! —me suelta para llevarse las dos manos a la cara, masajeando sus ojos, me imagino que para no perder el control.

Casi me caigo al suelo sino fuese por el Joy que me agarró, esta vez con ambas manos en mi cintura.

—Ups. Mis piernas no me funcionan. —le digo para luego echarme a reír a carcajadas.

¿Qué me pasa?

—Eh... Joy, ¿Que parte de que no la toques aún no entiendes?, me caerías mejor si la hubieses dejado caer al suelo en vez de sostenerla.

Me río de nuevo.

Yo no creo en el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora