Llevo seis horas atada a la cama de Zack. ¿Como lo sé?, púes puedo observar desde aquí un puto reloj de Pikachu en la pared de fondo. Y eso no es todo, tengo una mierda de trapo en la boca.
Antes de que me lo colocara le pregunté el por qué lo haría y me dijo: "Para que nadie se entere de nada". Esas simples palabras me dieron la ilusión de que mi hermano quería secuestrarme.
Traté de resistirme y de hacer todo lo posible para no terminarse así, pero el es un hombre y en definitiva tiene más fuerzas que yo, pero aún así se la puse difícil, tanto que tuvo que pedirle ayuda a Larry, que por supuesto lo ayudó.
Cuando logre salir de esta, los mataré.
Estoy a punto de estallar, simplemente no soporto estar atada. Mi respiración se está volviendo irregular y mi sangre está comenzando a hervir.
Desde que salió de la habitación estoy haciendo todo lo posible para soltarme del agarre, pero es imposible. Esto tiene un nudo satánico.
Justo cuando empiezo a rendirme escucho la voz de Hannah. Estoy un poco lejos de la sala principal por lo tanto no escucho con suficiente claridad. Comencé a gritar aunque no se si llegaría escucharse algo. Me movía en la cama, para que el sonido del espaldar chocara contra la pared, pero al cabo de unos minutos pensé que no sería buena idea... ¿Qué pensarían las personas que viven abajo?
Después de varios minutos de intento, nada.
Ya no escucho a nadie, ¿Se habrán ido a la fiesta sin mí?, no puede ser, Zack no se atrevería.
Mirando la situación en que estoy, cambio de opinión.
—Dawn, ¿Donde estas? —escuchó gritar a alguien. No puedo distinguir de quien es la voz.
Comencé a patalear y moverme lo mas que pude. Y aún con el trapo en la boca trataba de gritar, pero lo único que llegaba a escucharse eran chillidos.
—¿Estas en la habitación de Zack? —reconocí la voz que ahora se encontraba al otro lado de la puerta. Como respuesta volví a moverme.
La puerta se abrió. Y ahí estaba Sean con los ojos abiertos como platos.
—¿Qué paso? ¿Qué haces atada a la cama de... Zack? —preguntó como si aquella situación le provocara asco.
Me quedé mirándolo. ¿No veía que tenía algo en la boca? ¿Como diablos le iba a responder?. Este hombre es mas estúpido que Larry.
—Oh, lo siento.
Se acercó y delicadamente me quitó el trapo de la boca.
—¡Voy a matar a Zack! —grité.
—Hermosa, no estaría mal un "Gracias" —dice dibujando con sus largos dedos las comillas en el aire.
—Te diré dos cosas Sean, primero, me vuelves a decir hermosa y te parto la cara, y segundo, desatame de aquí. —sentencié con mis ojos clavados en los suyos.
—¿Y sino lo hago, qué?
Simplemente te mataría cuando alguien por fin se decida a desatarme.
—Estamos solos tú y yo aquí, ¿Lo sabes verdad? —prosiguió acercándose un poco más a mi rostro, un poco mucho.
Tragué saliva. Me empezaba a poner nerviosa su cercanía, pero no iba a dejar que lo notase.
—Si... es un buen momento para que me digas, ¿Porqué los tres tienen armas? y ¿Porqué los tres tienen esas salidas... extrañas?