Party Time, Oh, One Direction

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    --Entonces nos vemos allá –se apresuró a hablar James antes de que Anna y William se subieran a un auto.

    -¿Vas con nosotros, Gemma? –le sonrío Ian a la chica morena. Gemma Arterton, otra actriz hermosa también fue parte del reparto de la película, interpretando a la hermosa prometida de Melrick, y también la "villana" de la historia.

    --Me gustaría pero tengo cosas que hacer –nos sonrío divertida y caminó hacia su auto--. ¡Nos vemos mañana!

    --Bien, nosotros llevamos a Norie –declaró Oliver sin siquiera dejarme decidir y eso se convirtió en serio en una costumbre.

    --No la maten –rió Ian--. Los sigo –de inmediato se subió a su auto que se encontraba a un lado del de los gemelos.

    --También los sigo –sonrío Emma.

   --Bien, Norie adelante, Oliver atrás y yo manejo –James corrió a la puerta del conductor y comenzó a buscar en sus bolsillos.

    --¡Yo las tengo! –Oliver empujó a su hermano y abrió la puerta metiéndose rápidamente al asiento. Un gran tramposo, pero los gemelos siempre fueron así. Y jamás se molestaban en serio el uno con el otro, jamás. 

    --¡Tramposo! –resignado, James entró a los asientos de atrás y yo subí al lugar del copiloto. Era rara esa forma de conducir por la derecha, pero tampoco me fue difícil acostumbrarme, aunque en realidad jamás tuve que manejar en Londres si no hasta muchos años después.

    -¡Vámonos! –exclamó Oliver y arrancó, no era rápido pero me agarré del sillón ya que por alguna razón pensé que iba a morir, además, me recordó tanto a la manera de manejar que alguna vez tuvo mi madre.

    Oliver puso un cd de Guns N’ Roses y puso a todo volumen Sweet Child O’mine, amaba esa canción, no era fan, nunca lo fui, pero habían varias canciones de ellos que me encantaban así que entre los tres la cantamos a lo loco hasta que terminó. Y la siguiente, pero las demás no. En momentos, durante la canción, Oliver me veía divertido mientras cantaba y yo no podía evitar sonrojarme, una de esas me revolvió el cabello casi al terminar y al verlo enojada el estalló en risas. Tenía esa manía de tratarme como a su hermanita al principio.

    No lo supe con exactitud, pero Oliver comenzaba a gustarme. Me gustaba desde antes de conocerlo, era como una especie de amor platónico, pero tratarlo y ver su manera de ser, su sonrisa me había sido imposible no terminar enamorada de él. Lo sé, estaba loca por comenzar a enamorarme de una persona mayor que yo 10 años y con sólo unas cuantas horas de conocerle, pero era demasiado lindo. Aquello me llevaría a un posible corazón roto, sí, ya lo podía ver aún cuando nada había comenzado, pero ¿Qué más daba?

    --Vamos, baja –-me dijo Oliver antes de salir del auto. Llegamos como una hora y media después al edificio y al mirarme recién me daba cuenta que no vestía de la forma a la que uno va a esos lugares. En la mañana solo había tomado unos jeans negros junto a una blusa blanca de manga larga y una chaqueta así que iba completamente como una adolescente que se notaría entre tantos jóvenes adultos. 

    --Pero no vengo vestida para entrar a uno de estos –susurré mientras Oliver abría la puerta de mi lado y yo seguía sin bajar. Poco me faltó para amarrarme el cinturón y no permitirme bajar.

    --Cierto, tampoco nosotros… espera… --James rápidamente se quitó el jersey negro y lo aventó a los asientos de atrás, desabrochó dos botones de su camisa y dobló las mangas hasta los codos. –Listo, ya estoy. –Oliver repitió lo mismo, solo que él no llevaba jersey, solo una chaqueta. Que desgraciados.

Memorias de una Estrella -Niall Horan FicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora