—Y ahora me dirás que te has enamorado de mí ¿no es así? ¿que esperas que un ángel venga y te salve de tus tortuosos recuerdos? — Su voz sonaba sarcástica e hiriente - Oh, Aline, no sabes lo que dices. Sólo eres una mocosa, ¿qué sabes tú de amor, o de miserias? Nunca sentiste la sangre entre tus dedos, y no conoces la muerte ni mucho menos el sentirte en el borde del abismo cuando ya no tenías nada en que dar fe. ¿Por qué te la pasas llorando como una adolescente a la que no dejaron ir a su fiesta de graduación?
Guardamos silencio. Tragué saliva, lo cual sonó como un ruido sordo entre tanta tranquilidad.
—Eres tú el que no sabe absolutamente nada— relajé la voz y traté de sonar pacífica— ¿Qué sabes tú de mi pasado? Conozco el amor y la miseria. La muerte es una vieja amiga mía, hemos estado tan cerca de un tiempo para acá. Yo sé, lo que se siente el estar en un vacío sin fin, el querer acabar con toda esta mierda que me rodea. Me he quedado sin fe — Hice una pequeña sonrisa y mostré mi debilidad por la ventana del alma- No vienes a enseñarme el amor, que ya lo conozco muy bien. Perder a alguien es doloroso ¿no? No te imaginas el dolor que pasé durante años. El estar perdiendo a alguien lentamente. Es como un largo camino lleno de rosas con espinas. Al principio se puede soportar, pero luego de espinarse tanto, dudas el poder seguir. Pero aún así lo haces, necesitas seguir caminando para llegar al final. El más insoportable— Terminé con un susurro.
Posó su mirada sobre mí, y pareció que lo que dije avivó un fuego en sus ojos. Sin esperarlo, golpeó mi mejilla, mi cabeza giró por el impacto. Puse mi mano con delicadeza en mi mejilla lastimada por instinto. Esto era cosa de todos los días. Un cuento sin final feliz. Un hilillo de sangre corrió por la comisura de mi boca.
—I-Iré por ungüento para ... —No pude terminar sin comenzar a sollozar, mordí mi labio inferior para no hacer sonidos molestos. Tim, sólo observó mis movimientos con cautela, como un animal que ve a su presa.
Sin poder soportar la mirada de él sobre mí, corrí al baño de mi habitación y cerré la puerta tras mis espaldas. Miré mi reflejo en el espejo, y me pregunté si soportaría esto un día más. Abrí el compartimiento que daba con los primeros auxilios. Mi mejilla tenía una hinchazón notable y un arañazo. Tomé pomada y la unté, sintiendo un dolor agudo y después, un alivio seguro. Limpié la sangre de mi boca con cuidado y cerré mis ojos. Mañana estaré bien, lo sé. Aún así, no quiero un moretón, nadie puede darse cuenta. Suspiré y abrí la puerta con todo el peso de mi cuerpo. Lo único que encontré, fue a una silueta saliendo por la ventana, mientras las cortinas se movían a causa del gélido viento.
—Se ha ido - susurré con melancolía.
Volví a recostarme, y traté de dormir.
Palpé con mis manos las paredes que me rodeaban, la oscuridad invadió mi vista, impidiéndome saber donde me encontraba. Extendí una de mis manos frente a mi rostro, pero sólo observé la sombra de mi mano. Un olor ácido me llenó, asqueada, traté de aguantar la respiración y correr, sabía que era peligroso, pero aún así lo hice. El sonido de mi ropa moviéndose, y mis pies descalzos, me dio la sensación de valor. O tal vez, sería otra cosa. Tropecé con algo que rasgo mi pie y caí de frente. Reaccioné rápido y moví mis manos para salvar mi rostro del golpe. Con el corazón acelerado, despedí aire de mi boca, cansada. Y de pronto, una luz invadió la completa penumbra, tapé mis ojos con mis antebrazos para impedir que quedaran lastimados. Como una estrella sin rumbo, algo luminoso se acercó a mí, y tocó mi nariz, haciendo que sintiera una extraña calidez. Mis manos comenzaron a atrofiarse, y sentí un hormigueo en mis piernas. Oí un rugido, y supe que tenía que avanzar a esa luz; podía ser mi salvación. Corrí, con la respiración agitada. De pronto, algo tomó mi pie haciendo que cayera, era algo inhumano, de color carbón, una mano. O más bien, demasiadas. Salían del suelo y me tomaban, haciendo imposible el levantarme, iba a gritar. Pero algo viscoso rebuscó en mi boca. No podía moverme, sólo pude llorar y esperar a hundirme por completo con las almas.
Desperté asustada, y con una presión en mi pecho. Fue un sueño, una pesadilla. Hace tanto tiempo que no tenía una. La nubosidad de la mañana me alegró un poco la mirada. La noche albergaba cosas desconocidas. Me levanté y tomé ropa de un cajón y me cambié. Sintiendo como el frío abrazaba mi cuerpo. Era sábado por la mañana. El golpe de mi mejilla aun dolía, pero leve. Acomodé mi bufanda alrededor de mi cuello y suspiré. Toqué con mi mano mi mejilla lastimada y pensé que Tim tenía un temperamento mal equilibrado. Hoy iría con Madison y Noah al parque. No tenía muchas ganas, pero en el fondo necesitaba compañía. El día amaneció nublado, algo malo para estar al aire libre. Tomé mi celular, el cual no había tenido en mis manos desde la noche anterior. Ingresé el código y observé que la aplicación de Notas estaba abierta.
Tú y tu frágil y pequeño corazón, Aline.
Comprendí lo que quería decirme. Sonreí y salí de casa junto con mi cámara.
(...)
—¡Aline! Oh, maldita descarada, te estábamos esperando— Madison me dedicó una sonrisa, dejando ver los hoyuelos de sus mejillas.— ¿Por qué tardabas tanto?
Observé a Noah que se ocultaba en su bufanda, me saludó moviendo su mano y yo hice lo mismo. Mis guantes negros alejaban el frío de mis manos.
—Me quedé dormida, lo siento. —Rasqué mi nuca y sonreí.
—Deberías usar un despertador, Aline. Es una recomendación, aunque hubiera preferido que no vinieses. — Clavó su mirada en mí y reí.
— Pues estoy aquí, algo tuvo que desear que estuviera con ustedes dos para despertar y llegar " a tiempo" —Hice comillas con mis dedos, Madison y Noah se levantaron. Madison pasó su brazo por mi cuello y besó mi mejilla lastimada.
Madison era así, un amor de persona. Era atenta y cariñosa, una gran amiga. Nos conocimos en preescolar y desde ahí nos volvimos inseparables. Era mucho más alta que yo y era pelirroja, siempre pensé que las pelirrojas eran malvadas. Lo compruebo un poco, pero eso no le quita lo amable que es.
—Oye, Ali, ¿estás bien? Tu mejilla se siente hinchada. — Susurró Madison en mi oído.
—No, no, sólo es por que acabo de despertar, Mad. No te preocupes, estoy bien. —Le sonreí y me sentí mal por mentirle, pero solo puedo guardar silencio.
—Iré al baño, vuelvo en un instante, y tú Aline, en especial tú, no le des ideas a Madison de esconderse de mí.—Y con eso caminó alejándose de nosotras, dejando la estela de su caminar.
Madison y yo nos sentamos en una banca bajo un quiosco, estaba rodeado de flores hermosas y coloridas. Haciendo que un olor dulce llenara mi alrededor.
—Aline —Madison me estaba mirando, movía sus dedos nerviosa, y se lamía los labios.
—¿Pasa algo?— La conocía muy bien, tenía algo que decirme, pero los nervios la invadían.
Suspiró y posó su mano en mi mejilla, tan suave como el toque de el pétalo de una rosa.
— Yo ... por favor, sólo déjame besarte. —Fue delicada, y cautelosa.
No supe qué responder, y no dije nada. Sentí el roce de sus labios, y una corriente eléctrica me recorrió. No me separé, quería que Madison fuera feliz. No me incomodaba en lo más mínimo. También tenía curiosidad de saber cómo se sentía. No tenía idea de cómo besar, nunca me había acercado a un chico. Nunca me tomé el tiempo de enamorarme, teniendo a mi madre en ese estado, no le tomé importancia.
—No quiero arruinarlo, pero no sé besar, Mad. —Susurré en su boca.
—Solo sigue el movimiento de mis labios, Aline —Y me sumergí en un beso.
Era dulce, sin duda delicado y cuidadoso. Yo también estaba nerviosa, pero cuando Madison apretó mi mano con la suya, me tranquilice. Se separó de mí, y abrí mis ojos con lentitud.
—Sé que me ves como una buena amiga, y tendré que guardar esto para mí — Madison parecía melancólica.— Pero toma en cuenta esto, y nunca lo olvides, ¿sí, Aline?.
Nuestras narices rozaban y sentí que una calidez me rodeaba.
—Sí, Mad.
Apretó de nuevo mi mano, dándome a entender que lo que yo decidiera, estaría bien para ella.
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•Rec |Masky|
FanficPienso que las fotografías son recuerdos que necesitas conmemorar por siempre. Recordar un momento especial, alguna u otra cosa que te agrade, cosas que crees que sonreirás al verlas. Mamá era una de ellas. Quería grabar a flor de piel aquel d...