C.11 - Un demonio sincero.

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Masky

—Te lo dije—Susurró Brian mientras pasaba sus manos por su cara estresado.

—Lo sé.

—Mierda Tim, si mueres no sé qué haré —Seguía con sus manos en su rostro, tallándolo con amargura. Su voz se quebraba al pasar de los segundos.

—Haces ver esto como que fuera mi culpa.

—¡Joder Tim, que es tu culpa!—Gritó frustrado. Levantando las manos con enojo. —Te lo dije.

Podía percibir la rabia fluir por su habla, la tristeza y la frustración que le producía el hablar conmigo.

Guardé silencio, algo atemorizado por sus palabras.

—¡Ni siquiera deberías preocuparte!. Voy a morir y ya está, si no lo hago, pues seguiré vivo. ¿No lo puede procesar tu estúpido cerebro?.

Suspiró resignado y se levantó de la silla.

—Eso es lo que me preocupa, que no te importa el vivir o morir. Cuando es algo tan valioso -Estampó sus palmas contra la mesa con firmeza  —No te entiendo.

Se retiró dándome la espalda. Saqué un cigarrillo de mi chaqueta y lo encendí con el mechero que siempre cargaba conmigo.

—Es el puto colmo que después de todo sigas fumando esa porquería. —Escupió Brian de espaldas.

—Pues de algo tenía que morir, y espero que sea pronto—Llevé con una sonrisa el cigarrillo a mi boca, era irónico el reírme de mi propia muerte. Pero me parecía divertida la forma en la que Brian se enojaba conmigo.

Bufó y siguió su camino, saliendo de casa. Cerrando la puerta con fuerza, haciendo estremecer las paredes.

—Se enojó la señorita—Murmuré, soltando el humo entre mis labios.

Entrecerré los ojos y me eché un poco hacia atrás, jugando con la silla en la que estaba sentado.

— Soy patético —Sollocé nada más darme cuenta que Brian se había ido—Voy a morir, voy a morir, voy a morir.

Me lo repetí las veces que lo creí suficiente, sin embargo nunca me parecería real.

Moriré.

Y sostuve mi cabeza entre mis manos, histérico, sin saber qué hacer. Apreté mis dientes, produciendo un sonido irritante y agudo. ¿Ésto era lo que realmente quería?. ¿Yo quería terminar así?. Después de tantos años queriendo desaparecer, por fin puedo hacerlo, ¿de verdad lo quería?. Haciéndome preguntas caí en cuenta de que dejaría solo a Brian.

Y, oh, a la pequeña Aline.

Se quedaría completamente sola, sin tenerme a mí, ¿qué haría ella?. Soy un egocéntrico de mierda, pero no creo que Aline tenga a alguien más aparte de su padre (y la bola de pelos). Era un tema de discusión extenso y problemático para mi cabeza, a la cual no le apetecía pensar más allá de que pronto me encontraría tres metros bajo tierra. Además de Zalgo.

Cómo le gustaba provocarme.

Encima enviando a su nuevo niño prodigio Noah, menuda suerte tenía yo al ver que él era algo parecido a un amigo para Aline. Porque a sabiendas de quién era él, perseguí a Aline a los lugares a los que ella frecuentaba ir, para observar un poco los movimientos de Noah junto con ella. Hace unos días, se montó un numerito para asustar a Aline en el parque, ella, al ver cómo sus ojos se prendían en llamas carmesí, corrió junto con Luciano (Se llama así ¿no?).
Tal como una niña pequeña.

•Rec |Masky|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora