Capítulo 10

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MADISON'S POV:

Ya no sabía que pensar. El tema de la pelea estaba zanjado pero, ¿y el del beso? ¿Se supone que ese beso significaba algo para él como me dijo Sam? ¿Yo le gusto? Y lo más importante, ¿me gusta él a mí?
Estuve pensando a solas en mi habitación sobre esas preguntas. Estaba sola en mi casa porque mis padres estaban de viaje visitando a mis abuelos y estarían allí todo el fin de semana, y mi hermano estaba con sus amigos en el centro buscando algún bar para celebrar el cumpleaños de uno de sus amigos y no volvería hasta la madrugada.
Decidí encargar una pizza para mi sola y ver alguna película romántica y triste. No estaba de humor y es lo que siempre hago en momentos como este.

Menudo cliché de adolescente, lo .

La primera película de ese estilo que se me vino a la cabeza fue, como no, Bajo la misma estrella. La tenía más que vista pero me consolaba en estos momentos. Sé que lo mío no es un desamor, solo un lío que tengo de amor, si es que a eso se le puede llamar amor.
Llame a la pizzería y me dijo que en 15 minutos vendrían así que tuve que esperar. Mientras me puse mi pijama rosa de corazones y fui preparando la película para verla en el salón de mi casa.
Seguía esperando y me dio por mirar mi teléfono móvil. Miré el contacto de Dylan en Whatsapp. Tenía su número porque me lo pasó él mismo cuando estuvimos castigados. Me quitó el móvil, guardó su número y le puso un corazón al lado de su nombre.
¿Qué significaba eso? No paro de hacerme preguntas así y nunca consigo respuestas.
Quería hablarle pero me fijé en que no se conectaba desde hace horas así que no quise molestarlo.

30 minutos después de que llamara a la pizzería mi pizza no aparecía y me estaba empezando a cabrear. Empecé a dar vueltas por el salón y de vez en cuando me asomaba por la ventana para ver si aparecía la maldita moto de la pizzería. Mientras la tele estaba en pausa con la película puesta.
Finalmente sonó el timbre 40 minutos después de haber llamado. Miré por la ventana para ver si era mi pizza y pude ver una moto con pizzas dibujadas, así que sí era. Cabreada me dirigí a la puerta dispuesta a cantarle las cuarentas al repartidor. Abrí la puerta y delante de mis narices había un chico más alto que yo con una ridícula gorra de la pizzería de la que resaltaba un muelle justo en lo alto con una pizza de mentira. Llevaba la caja de pizza en la mano y estaba cabizbajo mirando la factura que había sobre la caja. Ni se dio cuenta de que la puerta ya estaba abierta así que empecé a toser para llamar su atención y crucé los brazos para que supiera que estaba enfadada.
Funcionó. Levantó la cabeza de la pizza y vi que era Dylan. ¿Dylan trabajaba en la pizzería? ¿Y ahora cómo iba a cantarle las cuarenta si ni podía hablar con él? Me quedé quieta, con la boca medio abierta esperando poder hablarle, pero no podía, y los brazos aún los tenía cruzados. Él tampoco hablaba, se quedó en con los ojos como platos y mirándome de los pies a la cabeza y me di cuenta de porque, estaba en pijama y ni me acordaba. Me puse roja como un tomate. No sabia que hacer así que me entré corriendo y le cerré la puerta en las narices.

Muy inteligente por mi parte.

Me quedé apoyada a la puerta desde dentro esperando a que se me pasara el color rojo de mis mejillas.

-¿Madison?- llamaba a la puerta esperando a que saliera otra vez- Vamos abreme, esta pizza es para ti.- me dijo. Lo oí como se reía pero lo disimulaba tosiendo.

Decidí abrir ya que estaba un poco mas relajada y mis mejillas volvieron a su color de siempre.
Salí y él empezó a reírse al verme con mi pijama rosa de corazones.

-Dylan, no sabía que trabajabas de repartidor.

-He empezado hoy mismo para conseguir dinero y comprar un coche. No sabía que vivías aquí.- dijo mirando la fachada de mi casa- ¿Está pizza es para ti sola?

¿Amor? No me interesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora