Capítulo 3

16 3 1
                                    

Durante una junta previa, los chicos del equipo médico habían ya acordado una fecha en que las dos nuevas integrantes de tal equipo conocieran a la banda.

Era un jueves 18 de Julio cuando se había acordado como fecha. Y como dicen por allí, no hay fecha que no se cumpla y esa fecha ya había llegado.

Isabela y Kary llegaron al hotel que había estado frecuentando desde hace algunos días, el primero en recibirlas había sido Erick como siempre.

— ¿Cómo han estado? — les pregunto el señor, mientras las hacía entrar a una sala de conferencias con la que contaba el hotel.

— No, nos quejamos, peores días hemos tenido — contesto Isabela

— Vaya, me gustaría saber el porqué de esa respuesta, pero eso será en otra ocasión. Necesito hablar contigo Isabela. Kary podrías hacerme el favor de ir a la habitación 603 para que le avises a los chicos que si bajan, en ese tiempo puedo hablar con la señorita — el hombre metió su mano a una bolsa de su chaleco y le mostro una tarjeta — lo más seguro es que no te abran, si no lo hacen después del tercer toquido puedes entrar.

— Mmm está bien, ahora regreso.

Sin más que decir, la joven salió y se dirigió hacia la habitación que le había pedido que fuera. Se encontraba fuera de esta, esperando porque alguien se dignara a abrir la puerta, ya había perdido la cuenta de cuantas veces había tocado y parecía que no había nadie. Erick le dio una tarjeta con la que fácilmente podía abrir esa puerta, pero no quería utilizarla, hasta que sus nervios salieran de control, y así fue, después de unos cuantos minutos se decidió por fin a abrir esa puerta y cuando entro lo único que recibió como bienvenida fue un golpe en el estómago, ocasionado por una almohada.

Sintió como el golpe le había quitado el aire de su cuerpo, como pudo recobro el aire que le había sido quitado gracias al golpe, sintió que la habitación le daba vueltas.

— Gritas como niña — habló Tom dirigiéndose hacia su hermano

— Yo no grite — se defendió el menor

— Si no fuiste tú, entonces ¿quién fue? — habló de nuevo el de rastas

— Fui yo — escucharon una voz femenina y dirigieron sus miradas hacia la joven que yacía en el suelo, con la almohada del delito entre las manos — me dirán ¿quién fue el inmaduro que me arrojo esto? — la voz de la chica se escuchaba con furia — doy gracias por su hermosa bienvenida, en verdad no se hubieran molestado, llorare por su hermosa sorpresa. — dijo aun con más enojo.

— Lo siento mucho — hablo Bill, acercándose a la joven — no era intención de mi hermano golpearte, en verdad te pido una gran disculpa por su acto — en ese momento Bill le ofreció su mano para que se levantara y ella acepto. Pero en el aquel instante en que sus manos se tocaron sintieron algo extraño, como si fuera una corriente deslizarse entre ellos, conectándolos, por unos instantes solo eran ellos dos en aquella enorme habitación, los dos perdidos en un extraño trance que lo ocasionaban sus ojos, los ojos de ambos conociendo sus almas. Cuando Kary regreso a la realidad rechazo el ofrecimiento de aquel joven alto.

— Gracias, por tu ayuda, pero no soy una niña. No me importa quien haya lanzado esa almohada, está ya todo bien.

— Pero quién demonios eres para ver a regañarnos, como entraste, que les hiciste a los guaruras.

— ¿Quién? ¿Yo? Yo no les hice nada, ellos solitos me dejaron pasar. Y tengo derecho a regañarte de ahora en adelante cuando de tu salud se trate, porque soy la nueva asistente del Dr. Erick.

Dos Caminos, Un Solo Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora