Ya había pasado dos semanas desde que Tom había salido del hospital, se encontraba mejor solo se le observaban unos cuantos moretones en la cara y en su cuerpo.
Bill se encontraba muy preocupado por Kary, esa semana se había comportado de una manera muy rara, no comía, todo el día se encontraba triste y una seriedad muy rara en ella, no sabía qué era lo que le pasaba, tenía que descubrir que era lo que le ocasionaba tal tristeza.
— Bonita noche. — El pelinegro se sentó en el piso — Luna llena, como a ti te gusta.
— Así es. — Kary abrazaba sus piernas a su cuerpo.- La luna puede ser muy buena inspiración.
— Karina ¿me puedes decir que te sucede? te has estado comportando muy rara.
— El lunes pasado me hablaron de México. — Contesto. — Era mi tío.
— ¿Para qué te llamo?
— Dentro de un mes se leerá el testamento de mi madre — Dijo sin ánimo. — Tengo mucho miedo, eso es lo que me pasa.
— ¿A qué tienes miedo? ¿A que no te haya dejado nada? Si es así, ten por seguro que te dejo algo, eras su hija.
— Eso no me importa en lo más mínimo, se queden con todo si eso quieren. — Se refería a su familia. — Ella siempre me enseño que la felicidad no son las cosas materiales, si no los sentimientos.
— Entonces ¿Cuál es tu miedo?
— No lo sé. — Se encontraba llorando. — Ya no quiero saber nada de mi madre, fue horrible.
— ¿Quieres contarme que fue lo que paso? Te quiero ayudar, no me gusta verte triste. — La joven levanto la mirada al cielo y se quedó mirando perdidamente a la luna. Bill solo la observaba.
— Siempre me han gustado las lunas, nunca dejan de brillar. Mi madre era igual, ella quería que me dedicara al modelaje era su sueño, pero tuvo el valor de dejarme hacer mi vida, solo dándome consejos que me son útiles. — Miro a Bill. — ¿Quieres saber el por qué siempre que me acuerdo de ella me pongo triste? — Bill asintió con la cabeza. — De acuerdo te contare la verdad. — Volvió a mirar la luna. — Era el veintiuno de enero, me tocaba dar mis prácticas en el hospital en el área de pediatría, eran las nueve de la noche, se empezaron a escuchar sirenas de las ambulancias, no me preocupe en lo más mínimo, eso ya era normal en el hospital, ambulancias entrando con pacientes o saliendo con ellos; esa noche los niños querían que les leyera un cuento para poder dormir, así que los complací. Después de unos segundos Isabela entro a la habitación con lágrimas en sus ojos, una enfermera tomo mi lugar y siguió leyendo a los niños, mientras que yo me iba con Isabela. Sus palabras aun las escucho en mi mente "Tu...Tu mamá" al escuchar esas palabras no soporte, y le grite que quería decirme hasta que por fin se tranquilizó y se armó de valor para decirme la verdad "Tu mamá está en urgencias muy grave" no paraba de llorar, cuando lo escuche no lo podía creer, pensaba que me estaba jugando una broma de muy mal gusto, salí corriendo hacia esa área y mi temor, mi pesadilla. — Guardo silencio por un momento y miro hacia el piso. — Era realidad. Mi madre estaba en una camilla con su rostro completamente lleno de sangre, había chocado contra otro automóvil. Al momento en que la vi, mis lágrimas empezaron a salir sin ningún permiso, corrí hacia ella pero los médicos de turno no me dejaron pasar. — Bill le ponía demasiada atención. — Me preguntaron qué en que calidad iba, como hija o como médico, una decisión en verdad difícil.
— ¿Por qué? — Pregunto el joven.
— Porque si les decía que iba como su hija no me dejarían entrar y me sacarían de esa área y no hubiera sabido nada de ella, y si decía que como médico, no podría mostrar preocupación, en pocas palabras, si moría sería completamente mi culpa y no podría cambiar nada, no le hubiese podido llorar allí mismo
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Dos Caminos, Un Solo Destino.
FanficKary vivía en su mundo, después de que su única razón de vida se fuera para siempre. Se refugiaba solo en unas cuantas personas, las únicas por las que estaba dispuesta a sufrir un poco, ya no quería que nadie fuera importante en su vida, ya no quer...