8.- Lady Madrid

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Silvia se pone una camiseta y golpea con los nudillos la puerta del baño:
-Ana, ábreme, no seas así...
Oye el cerrojo de la puerta moverse, y Ana abre. Tiene cara de pena.
-Me estoy comportando como una cría, ¿Verdad? - pregunta avergonzada.
Silvia le coge la cara y le besa la frente.
-Ven aquí, anda. - le dice mientras la rodea con sus brazos. Acariciándole el pelo, sigue hablando. - No eres una cría. Entiendo tus reacciones, nena. Ven a la cama un momento, por favor.
Silvia la coge de la mano y se dirigen a la habitación. Se sienta en la cama y le indica a la morena que haga lo mismo.
-A ver, preciosa, quiero proponerte algo. - le dice con una sonrisilla, acariciándole la mano. Ana asiente y escucha.
- He venido a Madrid para estar contigo, pero mañana me tengo que ir. Y podemos pasar el resto del tiempo que tenemos discutiendo y disgustadas, o aprovecharlo. Yo digo que pausemos todo. Hasta que me vaya por lo menos. - Silvia la mira a los ojos, y ve que está sonriendo ligeramente. - ¿Qué me dices, morena?
Ana sonríe, con ganas esta vez, y la besa, haciendo que queden ambas tumbadas en la cama.
-Silvia, nunca me canso de besarte. - le dice, separándose un instante de sus labios - Te quiero.
-Yo también te quiero, princesa.

-¿Y cuál es el plan entonces? - le dice la morena, divertida.
- Tú preocúpate de arreglarte y ponerte guapa. Busca unos taconazos y algo bonito, y del resto ya me ocupo yo. - Silvia la besa y se levanta de la cama, dejándola a medias.
-¿A dónde vas? - le pregunta Ana entre risas.
- A la ducha, tonta!- Silvia coge su maleta, la mete en el baño y cierra la puerta.

Cuando Silvia sale del baño, lleva un vestido azul marino de manga corta y unos tacones a juego. Se ha arreglado el pelo y se ha maquillado ya.
Cuando entra en la habitación, Ana la mira boquiabierta.
-Madre mía! Qué guapa estás!
Silvia sonríe y la mira: Ana se ha puesto una falda de tubo negra ajustada, tacones negros y un top burdeos sin mangas. Lleva el pelo recogido y los labios rojos.
-Buff, tienes un morbazo ahora mismo... - Silvia la mira con deseo. Sólo piensa en arrancarle la ropa y hacerle el amor allí mismo. - Vámonos antes de que tengas que arreglarte otra vez.

Cuando bajan, hay un taxi esperando en la puerta. Según van llegando a su destino, Ana mira por la ventana sorprendida.
-¿Pero a dónde me llevas?
-De concierto, morena.
Silvia ha conseguido entradas en zona VIP para ver a Texas. Pasan a la sala sin esperar cola y se dirigen a la parte cercana al escenario de la pista, a la que corresponden sus entradas.
La cara de Ana derrocha felicidad.

-¡Gracias, tía! ¡Estoy flipando ahora mismo!
-Pues lo mejor es que estas entradas incluyen la barra libre -le contesta Silvia riéndose.
La pareja está disfrutando del concierto al máximo, bailando, cantando, riéndose y bebiendo.
Sin previo aviso, Silvia agarra a Ana por los hombros y la empieza a besar. Las notas de "Summer song" resuenan en sus oídos.
Ana se deja llevar, pero en un momento de cordura, se separa.

-Silvia, esto está lleno de gente...
-Sé la ilusión que te hace que seamos una pareja normal, aunque sea por una noche. Y por eso te he traído aquí.
Se funden en un beso apasionado y siguen bailando y bebiendo.

El concierto acaba, pero la sala sigue abierta toda la noche.
-Ana, he invitado a tus amigas... Pensé que te gustaría. Están de camino.
-¡Me encanta! ¡¡Gracias!! - Ana le llena la cara de besos.
Sara y Anna llegan y saludan a las chicas efusivamente.
-¡Noche de chicas! - grita Anna, repartiendo copas para todas con la ayuda de Sara.
Las chicas bailan, beben y ríen sin parar. Sara se acerca a Ana y le lanza una sonrisa pícara, señalando a Silvia.
-Cállate, pequeñaja - le dice Ana bromeando. - Esta noche puedes decirme lo que quieras, que me da igual.
Ana está eufórica. Hoy le da igual todo. Se acerca a Silvia y le pide que le acompañe al baño.
Silvia le sujeta el bolso y la espera en la puerta. Según Ana abre, Silvia la empuja hacia dentro otra vez y echa el cerrojo.
-Morena estás increíble esta noche.
Silvia la besa poniéndola contra la puerta y baja a su cuello, succionando y besando cada centímetro de su piel. Ana gime, pasando los dedos por su pelo.
La mano de Silvia sube por su muslo, acariciando y agarrando a su chica hasta que llega a su entrepierna.
Ana gime demasiado alto, a lo que Silvia la mira con deseo y la besa para disimular sus gemidos.

-Sí que habéis tardado, ¿No? - dice Anna cuando ve a la pareja llegar.
-¿De dónde vienes?- le dice Sara a Ana con picardía.
-De tener un orgasmo - contesta Ana con toda su chulería.
Silvia mira al suelo con la cara roja y Anna y Sara se ríen sorprendidas por su franqueza.

La noche llega a su fin, y las cuatro mujeres se despiden y se separan.

Una vez en casa, Ana y Silvia se sientan en el sofá de la madrileña.
-Gracias, Silvia - dice Ana con dulzura. Le brillan los ojos más que nunca.
-Quería que tuviéramos una noche especial. Me alegro un montón de que te haya gustado. Ni te imaginas lo nerviosa que estaba esta mañana cuando he comprado el billete del tren!!
Ana sonríe y la mira embobada.
-Te quiero tanto... Ojalá no estuvieras... - se calla a mitad de la frase. Sabe que ha sido un patinazo.
A Silvia le cambia la cara, pero intenta cumplir con su promesa.
-Eso mañana, vale? Esta noche sólo estoy contigo. - Silvia la besa y la pega contra su cuerpo.

Pasan la noche besándose, haciendo el amor, conociendo mejor sus cuerpos. No piensan en nada fuera de esa habitación: ellas son lo único que importa.

Llega el momento de despedirse. Ana la ha acompañado hasta el andén, y se miran en silencio, con tristeza.
Toca volver a la realidad, a la dificultad de su relación. Silvia le coge la mano, se la acerca a los labios y la besa.
-Nos vemos en dos días, preciosa.
-Ojalá te quedaras... - se queja Ana.
-Dos días. No es nada, nena.
Ana la sonríe hasta que se sube al tren. Ha llegado el momento de quedarse sola otra vez.

Cuando llega a casa, tiene un whatsapp.
<Me aburro mucho en el tren. Y no paro de pensar en ti>.

<Yo también... Mi casa es un poco triste sin ti>.

<Me dejé una botella de vino en tu nevera. Bébetela por las dos y no estés triste, anda.>

<Qué tonta eres. Buen viaje, amor>.

Andreu está leyendo el periódico en el portátil cuando le llega un email. No le sorprende el remitente, le sorprende el contenido:
"Deberías vigilar un poco más a tu mujer".
Extrañado, abre el archivo adjunto y lo que ve le deja sin palabras.
En ese momento Silvia entra por la puerta.

Tu Cara Me EncantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora