17. La luna me sabe a poco

351 19 12
                                    

Ana está sentada en el borde de la cama en el dormitorio de la catalana. Sujeta el vaso de zumo de naranja con una mano, mientras que con la otra acaricia la cara de su chica.
-Silvia, el médico dijo que tenías que tomar muchos líquidos. Bebe, anda.
-Pero es que me duele la tripa - protesta ella, haciendo pucheros.
-Porfa, hazlo por mi... - Ana la mira seria, abriendo los ojos más de lo normal. Silvia no puede resistirse a sus ojos de cachorrito.
-Vale... Pero te metes en la cama y me abrazas.
-Cuando te lo bebas - Ana sonríe ampliamente; acaba de salirse con la suya. Le da el vaso a su chica y la mira fijamente mientras se lo bebe.
Una vez que Silvia ha vaciado el vaso y lo ha dejado en la mesilla, la morena se mete en la cama con ella y la abraza, besándola suavemente.
-Gracias - susurra Silvia a escasos centímetros de su boca.
-De nada, mi vida.
Sus besos son lentos, sin ninguna prisa. También son cansados. La noche en el hospital les está pasando factura a ambas.
-Nena... Lo pasé tan mal cuando te encontré ahí tirada... - dice la morena, dirigiendo la vista hacia el cuarto de baño del dormitorio. - Pensaba que te morías... - una lágrima resbala por su mejilla, que su chica atrapa con el dedo índice.
-No podía pensar. Fue un momento de debilidad... No va a volver a pasar, te lo prometo, mi morena.
Ana sonríe de lado.
-¿Sabes? Cuando estabas inconsciente... Hablé con Andreu. Mejor dicho, me llamó.
Silvia se incorpora, con los ojos como platos.
-¿Qué decía? ¿Sabes dónde está? ¿Sabes algo de la niña?
Ana la mira con tristeza. Sus palabras han agitado a Silvia, que no está en condiciones de tener otro ataque de nervios aún. Así que la morena intenta tranquilizarla, hablándola muy tranquilamente.
-No... No sé dónde está... Quería que nadie se enterara de que estabas en el hospital. - le explica, cabizbaja.
-Ah, entiendo. - Silvia está un poco decepcionada. Al fin y al cabo, le sigue queriendo. -Ana... Andreu no me quiere. No significo para él más que lo que le pueda aportar a su carrera.
Ana la acerca y la abraza, acariciándole la espalda en círculos.
-Nena... Que le jodan. - la morena intenta controlar el tono, expresarse de forma tranquila. Pero le cuesta. - Yo sí que te quiero, sabes? Y vamos a salir de ésta.
Silvia la mira y la besa dulcemente.
-¿Vamos? - dice con ojos brillantes.
-Sí, porque voy a estar siempre contigo. Vamos a arreglar todo, nena.
Silvia la mira, mordiéndose el labio, y le inclina la cabeza a su chica, dejando su cuello al descubierto.
Empieza entonces a mordisquearlo y besarlo, provocando gemidos de placer en su compañera.

Ana está sentada en el borde de la cama, esta vez de espaldas a su chica, completamente desnuda. Se recoge el pelo lentamente mientras Silvia la mira, recreándose en la curva de su espalda.
Son las 2 de la madrugada, pero ninguna puede dormir, así que se dirigen a la cocina y Ana empieza a hacer tostadas.
Silvia está enfrascada en sus pensamientos, cuando algo que ha pasado por alto vuelve a su mente.
-¡Es verdad! ¡Qué cabrón!
Ana se da la vuelta, sobresaltada.
-¿Qué pasa?
Silvia se levanta y se dirige a ella.
-El que nos ha estado haciendo fotos y mandándoselas a Andreu. Es Latre, tia.
Ana se queda blanca y suelta el cuchillo con el que estaba untando la mantequilla.
-¿Te acuerdas del chupetón mío del cuello?
Silvia asiente, expectante.
-Fue él. Se me tiró al cuello y le tuve que apartar. - Ana habla con la mirada perdida y una mueca de disgusto.
-Ana, qué vamos a hacer.
-Hacerle pagar por esto. No tendría que haberse metido. Qué hijo de puta. - La morena sigue untando mantequilla más rápido, con agresividad.
-¿Vengarnos cómo?
-Ya lo pensaremos.

-Ana, estás segura?
-Confía en mi. Vamos a joderle poco a poco, cariño.
Ana saca el móvil y abre el whatsapp.
<<Hola Carlos, oye, te apetece tomar un café un día de estos? Llevo una época rara pero ya estoy centrándome otra vez jeje. Cuando quieras nos vemos :) >>

-Tia, no me hace gracia que vayas con él... - dice Silvia, acariciándole el brazo.
Ana la mira y sonrie con dulzura, dejando el teléfono sobre la cama y sujetándole la barbilla.
-Todo va a salir bien, confía en mi, bonita. - Ana empieza a besar a su chica, justo cuando su móvil vibra.

<<¿Mañana a las 6? Me muero de ganas ;) >>

Ana suelta una carcajada cargada de rencor y le enseña el móvil a Silvia, que lo mira con una sonrisa nerviosa.

-Empieza el juego, morena.

Ana lleva un vestido negro ceñido y el pelo recogido. Está calzándose los tacones cuando entra Silvia. Su expresión preocupada se desvanece en cuanto mira de arriba a abajo a la morena, mordiéndose el labio.
-Madre mía...
Silvia se acerca y la coge por la cintura, acercándola a su boca.
Ana la besa con pasión, entrelazando los dedos en su pelo.
-Debería irme... Quiero llegar pronto para tener todo bajo control.
Ana hace amago de irse, pero Silvia tira de su muñeca y la aprieta contra sí, provocando un gemido de placer en su compañera.
Desliza las manos por debajo de su vestido, notando lo húmeda que está su chica.
-Morena... Madre mía.
Sus dedos juguetean con el encaje de su ropa interior, mientras que Ana no es capaz de articular palabra. Sólo gime.
Cuando Silvia mueve su ropa interior hacia un lado y sus manos entran en contacto total con el sexo de su chica, a ésta le tiemblan las piernas, mientras emite un gemido ahogado de placer.
-Mírame, preciosa - le dice Silvia, observando la boca entreabierta y las pupilas dilatadas de la madrileña.
Ella la mira fijamente, moviendo las caderas para maximizar el contacto. Silvia la besa y acelera el ritmo de sus dedos. Entre besos y gemidos, Ana nota la presión característica debajo de su tripa. Silvia lo nota también y deja de besarla, juntando su frente con la de su chica.
Su cara de placer y su respiración agitada dejan ver que no va a aguantar mucho más.
-Córrete para mí, nena. - Le susurra Silvia, acelerando el ritmo de sus dedos y mordiéndose el labio.
Y eso es todo lo que necesita la morena para dejarse llevar y ceder a sus instintos más primarios; Ana cierra los ojos e inclina la cabeza hacia atrás,  gritando el nombre de su chica entre gemidos. Su cuerpo tiembla de placer mientras llega al orgasmo. Silvia sonríe al notar cómo su chica se contrae alrededor de su mano a la vez que la empapa.

-Mmm... Buena chica, Anita.
-Dios, Silvia. - Ana habla con la respiración entrecortada.
Y por si Ana no estaba ya bastante excitada, Silvia retira la mano y se la acerca a los labios, observando el brillo que le ha dado la entrepierna de Ana. Sin apartar la vista de su chica, empieza a lamerse los dedos de uno en uno, saboreando y disfrutando de ellos.
-Qué bien sabes, mi amor.
Ana no puede evitar ponerse roja mientras la mira, pero recuerda que tienen un plan.
-Silvi que me tengo que ir!! - la besa rápido y se saborea a ella misma en su boca.
-Tienes razón,  amor, vete que ya estás lista.
-Esta noche te compenso, nena! - Grita Ana mientras cierra la puerta y emprende el camino.

Tu Cara Me EncantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora