El nuevo ambiente laboral era de lo más demencial y eso era lo que más les encantaba, encontrarse con la misma muerte se les hacía genial, contemplar a los demás sufriendo, agonizando... Lo adoraban.
Cada uno desde su zona de trabajo sonreía complacido por la sinfonía de la destrucción que adornaba el tétrico lugar. Impresionaba bastante además, gracias a los medios de comunicación ellos pudieron informarse de qué cosas hacían allí, no obstante, jamás creyeron que los medios no contaban ni la mitad de la realidad, cada segundo del día se sorprendían más con las atrocidades que ocurrían en aquel campo de concentración, que no por algo era el más famoso de todos.
Impactados a más no poder, costaba adaptarse claro está, algunos prisioneros eran tercos y era necesario aplicar mano dura en el asunto, se les permitía ser tan crueles y sádicos sin límites, además de que les pagaban por ello, ¿cómo no podían estar contentos si estaban satisfaciendo sus instintos asesinos?
Sin embargo, había uno de ellos que no estaba tan contento al respecto. Nunca lo estuvo, no hacía más que aparentar, a él jamás le agradó la idea de viajar hasta Alemania y poner en marcha ese plan, siempre estuvo con miedo, inventó mil excusas para tratar de quedarse fuera y no lo logró, ahora sufría internamente.
Martin Friedman llevaba ya una semana de trabajo, sin embargo, psicológicamente no daba para más, aparte de que las torturas en aquel lugar se daban cada segundo del día, había un secreto suyo que no podía revelar. La mentira lo comía vivo y se sentía culpable por hacerle daño a los de su "especie". Efectivamente, Friedman era judío.
Por ello también pidió un cambio de apellido que no se le fue otorgado, porque el Fürher tenía una lista de apellidos judíos y temía que el suyo estuviera en la lista, le daba miedo que pudieran descubrirlo, su gran nariz y sus ojos denotaban sus rasgos judíos, por más que tratara de ocultar su rostro con su larga melena rizada, presentía acerca de que sus jefes sospechaban cosas de él, porque era inevitable compararlo con los prisioneros que eran obligados a raparse.
- Oigan -murmuró el chico, demasiado nervioso, era la hora del descanso y los seis individuos estaban reunidos para charlar de la vida. De inmediato lo observaron curiosos porque el sujeto no es alguien de muchas palabras-, ¿ninguno de ustedes se siente incómodo aquí?
Se miraron entre todos, alguien tosió y luego reventaron en risa, excepto Friedman que parecía morir de vergüenza al estar totalmente solo en el asunto.
- Marty, estás medio blandengue ahorita, eh -David Müller alzó una ceja y los otros rieron de nuevo.
- No, no es nada -hizo una mueca-. No es nada -suspiró-. ¿Es que acaso el más callado no puede romper el silencio con una pregunta? Si alguien se siente incómodo acá está en el derecho a decirlo para conversar del tema, ¿no?
- ¿Acaso lo estás? -sintió como lo fulminaban con la mirada.
- P... -se quedó callado y luego prosiguió- Para nada.
Y con eso, se retiró del lugar para alejarse porque ni siquiera sus colegas podían subirle el ánimo, no sabía quién estaba más hecho mierda: él por sufrir torturando a los de su religión o ellos por su poca piedad.
Sabía que no iba a soportarlo por mucho tiempo, lo tenía más que claro. Nadie en su sano juicio podría si estuviera haciendo algo de ese tipo, por ello se aterraba y admiraba la actitud de sus compañeros para hacer como si nada.
Martin sentía que moriría en cualquier segundo.
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Take no prisoners? TAKE NO SHIT! (Metallica, Megadeth)
FanfictionFanfic de las bandas Metallica y Megadeth ambientado en los campos de concentración del holocausto en la segunda guerra mundial.