Capítulo XVI

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Antes de que las puertas del elevador se cerraran, entré de inmediato, y entré porque no sabía que decir ¿que clase de idiota me pide que me quede en su departamento mientras se folla a una puta? más estúpido no se puede llegar a ser. Debí enfrentarlo y abofetear lo de mil maneras. Al abrirse el elevador salgo de inmediato dando pasos torpes al perder el equilibrio, por la bebe y las dos maletas me era difícil caminar sin tropezar constantemente. Al estar afuera del enorme edificio, doy gracias a que pude tomar con facilidad un taxi, el conductor me ayuda a subir mis maletas y antes de cerrar la puerta al subirme, escucho una voz familiar y me sorprende, acaso bajó corriendo las escaleras para llegar a mi, vaya este tipo si está loco y sin importarme apresuro al chófer del taxi para salir de ahí. Miro hacia atrás y veo a un hombre corriendo detrás del taxi y por un instante solo un pequeño instante me sentí mal

--¿a dónde la llevo señorita? --

--a un hotel lejos de aquí-- y vaya que se lo tomó en serio ya había pasado una hora y esto comenzaba a alterarme <<va a secuestrar nos>> pero me relajo cuando se detiene ante un edificio enorme.

Le pago y de inmediato me introduzco al lugar frente a mis ojos. Pago mi habitación y agradezco por ayudarme con mis cosas al entrar al cuarto acomodo a Isabella en la cama y me acuesto a su lado quedando profundamente dormida.

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Al día siguiente había despertado muy cansada, Isabella no había parado de llorar en toda la noche y apenas si pude dormir ahora yo me encontraba tomando una ducha junto con Isabella quien parecía enamorada del agua. Todo me asustaba cuando se trataba de la bebé al darle de comer, cuando tenía que limpiarla cuando se hacía del baño y tener que bañarla ya que no se ni mierda , mamá me había explicado todo como si fuera muy simple pero todo en mi ser temblaba al referirse a la pequeña y a veces siento no poder lograrlo. Ambas ya listas salimos en busca de un taxi lo primero era buscar un departamento en renta para quedarnos en la ciudad, y logré conseguir uno después de todo un día de búsqueda, nadie me aceptaba por Isabella pues según molestaría a los vecinos de a lado con su llanto por las noches y no querían quejas al respecto, pero al fin conseguí una pequeña casa sola y al parecer era de una anciana que falleció recientemente y ahora su hija renta su casa, aunque está fuera de la ciudad pienso que es lo mejor, lo que menos quiero es llamar la atención.

Regresé al hotel por mis cosas, había entablado una relación amistosa con la dueña y se ofreció a cuidar a Isabella por mi para no batallar al cargar todo, no tardé demasiado, solo que el camino es muy largo, de regreso iba cómodamente en el taxi cuando noto que se detiene en un semáforo en rojo, siento esa extraña sensación de que alguien te observa por lo que veo a la ventana y para mi maldita suerte veo al señor Harris mirándome desde su auto fijamente y yo solo puedo encojerme con la esperanza de desaparecer ¿que mierda quiere? No deja de mirarme como si esperara algo ¿pero que? Digo, le deje una nota agradeciéndole y con el dinero de mi ropa y algo extra por dejarme quedar en su departamento esa noche, desvío la vista con la intención de que el también lo haga pero siento como mi cráneo es perforado por su mirada y siento como si el semáforo no va a cambiar nunca pero lo hace y solo quiero alejarme del lugar, por algún motivo ese señor me hacía sentir de manera incómoda y miedosa y solo me dan ganas de correr cuando lo veo, me giro hacia atrás en busca de su auto y un alivio recorre mi cuerpo cuando desaparece en una del las calles de atrás, que bien que no haya decidido seguirme, aunque ¿por qué lo haría? Que tonta soy al pensar que me seguiría.

Llego a mi destino y noto a Judith la dueña, con Isabella en brazos sentada en los escalones de la entrada de mi casa <<que extraño suena eso "mí casa" >> me la extiende y me explica que debe irse a su trabajo, yo solo puedo asentir y agradecerle, me entrega las llaves y se va en su auto, al perderla de vista entro al lugar y acomodo a Isabella en la cama ya que está dormida y yo solo puedo ir a el sofá a descansar un poco me sentía agotada y mi rostro no ayudaba, era peor que terrible, era peor que un zombi.

Golpes interrumpen mi sueño en el incómodo sofá y solo puedo maldecir ya que había batallado conseguir quedar en una posición cercana a cómodo para poder dormir un poco pero la persona insistía en seguir golpeando la puerta y mejor me apresuré a abrir antes de que despertara a mi bebé.

-Hola- yo solo quise morir al ver la persona frente a mis ojos, vaya que este tipo no se cansa de perseguirme.


Los Golpes de la VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora