-Capítulo ocho-

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Desde hace dos meses desde que salgo con Samuel, no podría ser más feliz; me mudé a Los Ángeles con él y ahora convivimos juntos, aunque últimamente no me he sentido muy
bien que digamos.

Y estaba en lo cierto, hace dos semanas que Guillermo no se sentía bien, sentía náuseas, se mareaba un poco y a veces tenía unos antojos de comer nachos cuando estaba grabando Apocalipsis Minecraft o un helado cuando estaba en una cita con Samuel; sentía cosas que no le pasaban a diario, y eso le empezó a preocupar un poco.

>>Creo que debería ir al doctor<<

La mañana se levantaba desde hace ya 3 horas, y el cuarto estaba lleno de luz; en la cocina se hallaba un Guillermo recién levantado preparándose unos no muy apetitosos cereales con leche para desayunar.

W: ¿Dónde está la leche?—preguntóse Guillermo, buscó en la refrigeradora, en la estantería, en la alacena y no encontraba la leche— Ni modo.—dijo ya renunciando a encontrarla— Comeré sólo cereal.—se sentó en la isla de la cocina y se dispuso a comer los aritos de miel solos.

Mientras Guillermo estaba distraído, sumergido en sus pensamientos, imaginándose lo que, tal vez, le dijera el doctor al que iría dentro de algunas horas con Samuel por los raros síntomas, sin razón aparente, que presenciaba en su cuerpo estas últimas semanas, escuchó la puerta cerrándose y una voz muy peculiar, carismática y aniñada para algunos, pero muy conocida por Guillermo.

W: ¿Samuel, trajiste leche?—preguntó al ver las bolsas blancas que cargaba
su novio.

V: Joe. Hola Vegetta, buenos días. Buenos días, Willy, ¿Cómo estás?. Muy bien, Vegetta, gracias. De nada, Willy, yo soy todo un caballero.—dijo imitando el habla de Willy con voz aguda y la suya con un tono varonil, obviamente falsa-—Cualquiera saluda, ¿No?.

W: Sí, si, Samuel—caminó hasta ponerse delante de él y se inclinó para robarle un pequeño beso de saludo—. Buenos días, ca~ri~ñosilabeó con una sonrisa.

V: Sigues siendo igual de tierno, Willy—mencionó esbozando una sonrisa—. Eres el mismo hombre del cual me enamoré.

W: Que romántico, ya, ya—dijo— ¿Pero trajiste leche, sí o no?— preguntó otra vez.

V: Malograste el ambiente, Guillermo...—respondió, dio un suspiro y añadió a su respuesta:—. Sí, sí he comprado leche, iba a hacer un batido y no había leche—depositó las bolsas en la isla de la cocina y sacó las cosas de estas, entre ellas, una botella de leche.

W: Yey, gracias—agradeció.

Los dos amantes desayunaron juntos, entre palabras, mordiscos, y sorbidos, se hicieron bromas y platicaron sobre sus vídeos, el tiempo avanzó, se terminaron sus desayunos y rápidamente cada uno limpió lo que ensució, y se fueron los dos a sus habitaciones para grabar los vídeos de sus canales respectivamente.

Al llegar la tarde, Guillermo y Samuel estaban listos para irse a un consultorio por los resientes síntomas inexplicables, al menos para Guillermo, ya que Samuel tenía una leve sospecha y aquella era lo que lo mantenía tan feliz desde que indagó en internet, era eso, o Willy podría tener un serio problema de parásitos estomacales, y eso era lo que más le preocupaba al huésped de cierta criaturita.

V: ¿Vamos, Willy?—le preguntó y extendió su mano en dirección a él.

W: Claro, Vegetta, vamos—respondió aparentando estar sereno aunque en el fondo esté preocupado por el estado de su cuerpo.

Caminaron, y encontraron un taxi que los llevara a aquel consultorio, y en unos minutos se hallaron en la esquina de una calle transitada, por ahí, en la jungla humana de Los Ángeles. Caminaron hacia la dirección que les indicaba el folleto que tenía en mano Samuel, fueron buscando hasta toparse con una puerta donde había un letrero diciendo la dirección, la misma del folleto, y entonces se miraron el uno al otro.

V: ¿Confirmamos, Guillermo?—preguntó.

W: Confirmamos, Samuel. Además. ¿Qué podría pasar?respondió.



[[Hola, feliz Navidad (atrasada (。ŏ_ŏ) ) y feliz Año Nuevo, que empiecen con lo mejor de ustedes
Los quiero I ℓ٥ﻻ ﻉ√٥υ *。ʚ♥ɞ‹з*

ᵀᵂᴵᵀᵀᴱᴿ: Lana_ranja

~Milagro de vida~ [Mpreg](Wigetta) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora