-Capítulo once-

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El tiempo avanzaba muy, pero muy rápido. Ya se cumplía un mes, cuatro semanas y tres días exactamente, que Willy llevaba un pequeño/a guapísimo/a y se comenzaban a notar los cambios físicos que trae consigo el embarazo, aunque no tanto, su estómago estaba más duro y comenzaba a hacerse un pequeño bultito. A veces los cambios de humor de Willy iban rotando desordenadamente cada día, en algunos estaba feliz, en otros estaba triste pensando en todos los problemas que les iba a causar cuidar una pequeña criatura, algunos días quería una hermosa niñita, en otros, un pequeño gran príncipe.

En la mañana, cuando se levantaban, Guillermo siempre sentía morirse al levantarse y correr al baño directamente para vomitar todo lo que comió la noche pasada, se volvía pálido, sudaba y se derramaban pequeñas lágrimas por expulsar ese líquido tan desagradable.

- ¿Guillermo, estás bien? -le preguntó Samuel, siempre se levantaba asustado por el sonido de las arcadas de Willy.

- ¿Me ves con cara de estar bien? -dijo sarcásticamente.

- Al menos sé que el embarazo no cambia mucho tu actitud en las mañanas...-mencionó con una sonrisa.

- Jódete -respondió, claro, siempre en broma- Pero primero ayuda al sujeto que tiene a tu hijo -

Samuel le ayudó a levantarse del suelo, ya que estaba arrodillado en frente del retrete, y presionó el botón para expulsar el agua y que el baño quedara limpio mientras que Willy se enjuagaba la cara y se cepillaba los dientes para quitar el amargo sabor a vómito y cambiarlo por menta fresca.

Después de asearse personalmente, y desayunar juntos, cada uno se iba a su respectiva habitación a grabar sus vídeos correspondientes, y después de terminar todo, se preparaban para ir a almorzar.

- ¿No crees que estoy engordando? -preguntó Guillermo viéndose en el espejo de cuerpo completo en la habitación de Vegetta.

- ¿Qué? -respondió- No estas gordo, estas embarazado, llevando a una criatura producto de el amor de los dos -

- Tú, como siempre, dieces cosas tan vergonzosas, Samuel -comentó mientras se observaba más detalladamente, disminuyendo la distancia al espejo.

- Y es por eso que me amas. ¿No? -

- Ya quisieras -

- ¡Hey! -se quejó- Ya quisieras tú saber cuántas personas desean a este cuerpo tan sensual -

- Si, sí, claro -dijo restándole importancia- Mis tobillos están hinchados, mis mejillas también, he engordado dos kilos -comentó como si fuera un robot- Desde ahora voy a comenzar a engordar...- susurró.

- ¿Qué pasó, Willy? -preguntó Samuel preocupado por la falta de alegría en Guillermo.

- Samuel -lo llamó.

- ¿Si? -

- Voy a necesitar más ropa -respondió- A este paso voy a engordar más y la ropa ya no me quedará-

- Eso sí, te voy a comprar ropa para embarazada- susurró para comenzar a reírse.

Willy se molestó con Vegetta, y junto con sus hormonas alborotadas le plantó un golpe en el brazo.

-¡Auch!-se quejó- ¡Willy, que cruel!-

- ¡No te burles de mí, cabrón!-dijo con evidente, algo falso, enojo, pero su expresión cambio de un segundo a otro- O es q-que...-comenzó a hipar.

- ¿Willy?-dijo confundido- ¿Qué pasó? ¿Guillermo?-

- Voy a estar muy go-gordo y ya no me vas a querer...-siguió hablando restregándose las manos en las pequeñas gotas que emanaban de sus ojos.

~Milagro de vida~ [Mpreg](Wigetta) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora