¡CAPÍTULO FINAL!

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Dedicado a todas las personas que han estado en un hospital por algún familiar, pareja o amigo.

En el anterior capítulo...

— Ya te quiero ver a ti soportando esto, gilipollas—

— Si pudiera, lo haría, Willy, que mejor de tener un bebé de la persona que más amas en el mundo— comentó con su voz finita.

— Tú no eres la persona que más amo en el mundo, exceptuando la familia, claro—aclaró desviando la mirada.

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— Tíos, observad, que soy un héroe— dijo dando vueltas después de matar a la dichosa araña, dándole ojos de arañas— ¡Pum, paw! ¡El héroe Vegettita a rescate!— cantaba mientras su personaje daba espadasos a diestra y siniestra.

— Yo la hubiera matado—

— Tranquilo, Chiqui, nadie lo cree—

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— ¿Qué sucede?—preguntó con preocupación— ¿Estás bien? ¿Te sientes mal? ¿Quieres vomitar?—

— Ya... ya viene— alcanzó decir antes de caer a los brazos del castaño.

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— Vamos, que tenemos que estar puntuales para el nacimiento de nuestro hijo— dijo abriendo las puertas.

Y los dos se dirigieron hacia el hospital.

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¡Comienza!

La joven pareja subió a la camioneta que rentó el mayor unas semanas antes, y este comenzó a conducir lo más rápido que podía.

Guillermo estaba asustado, respiraba rápido y en su rostro se mostraba una mueca de preocupación. Sintió un dolor grave en su vientre, como si algo se hubiera roto, y también humedecerse su trasero, miró abajo y vio una gran mancha en su pantalón y parte del asiento.

—Sa-Samuel, cariño...— vociferó asustado, el carro era prácticamente nuevo, apenas si lo utilizaban para hacer las compras o ir por ahí a pasear un poco, no quería que le gritara— ¿Creo que rompí la bolsa?— dijo dudoso y un poco asustado— Lo siento...— sus ojos comenzaron a humedecerse y veía borroso.

— ¿Qué?— lo miró y vio que estaba al borde de las lágrimas y trató de tranquilizarlo— Espera, Guillermo, tranquilo, es normal en este tipo de situaciones, no te alteres; luego lo limpiaremos— regresó la vista a la carretera y estiró su mano— Mira, toma mi mano—

— Bien, lo siento— sintió que su brazo era jalado, Samuel besó su mano. Ese gesto le tranquilizó por un momento.

Joder, joder, va a ser padre, o madre, o lo que sea, va a tener un hijo, va a dejar un legado, nunca pensó que él llegaría a ese punto de su vida.

Estaba tranquilo hasta que sintió otra punzada en su vientre.

— Tranquilo, chiqui, ya vamos a llegar— lo tranquilizaba—, recuerda lo que ensayamos con la obstetra, respira, inhala, exhala, inhala, exhal- ¡Coño de la madre, Willy, mi mano, duele, joder!—

Guillermo había comenzado a apretar la mano de su novio por los nervios y por el dolor que comenzó a sentir.

— ¡Ya quiero verte a tí pariendo, gillipollas!— gritó parte enojado parte asustado y parte adolorido.

~Milagro de vida~ [Mpreg](Wigetta) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora