Mientras la lengua de Kevin batallaba contra la lengua de Hollys, el castaño quitaba la camisa y corbata de ella sin problema.
La había acostado sobre la cama y ahora él estaba sobre ella acariciando su muslo por debajo de la pollera azul a cuadros.
La deseaba, la deseaba y simplemente la deseaba, allí y ahora.
Desprendió su camisa dejando a la vista su sujetador negro con encaje y su caliente abdomen.
Depositó pequeños besos iniciado desde su mandíbula y bajando a su ombligo.
Antes de que pudiera quitarle la falda Holanda se deshizo de la camisa del joven y la corbata, que se la enredó en las manos. Ver su torso desnudo era increíble, totalmente lujurioso y excitante. Acarició su espalda y buscó sus labios con desesperación, con la respiración entrecortada y el corazón amenazando por escapar por su boca. Relamió sus labios sintiendo como Kevin la despojaba de su falda y arqueó la espalda excitada. Era como si su cuerpo supiera exactamente que hacer y se lo estuviera ocultando a su cerebro, que ahora, era una laguna.
Sus cuerpos encajaban perfectamente, como si de dos piezas de rompecabezas se tratara, únicas e irreemplazables.
Los sentimientos se mezclaban en su interior y un vacío apareció en su estómago, sentía vértigo.
Arañó las sabanas y disfrutó de los labios del castaño en sus muslos y piernas. Holanda no podía hacer más que dejarse besar y tocar, era prisionera de el deseo y adrenalina.
Su corazón latió más deprisa al ver como él se quitaba los pantalones, dejando expuesta su erección y unos boxers grises.
La pelirroja se impulsó para subirse hasta llegar al cabezal de la cama donde se quedó.
Jadeó en los oídos del joven y abrió las piernas para dejar a Kevin acercarse a su boca. Pronto, lo rodeó por la cintura y pegó su feminidad contra su miembro, frotando ambas partes.—Eres hermosa—gruñó él mientras atacaba su cuello.
Fue lento, doloroso, pero a la vez excitante, reconfortante y placentero. Sintió como la cama se hacía polvo y caía al vacío. El vértigo había crecido en su interior.
La piel de Kevin ardía y ya no lograba contenerse. No podía evitar hacerlo suave ni con paciencia, al principio lo había conseguido, pero luego de sentirla preparada para él, ya no hubo caso.
Lo disfrutó como ninguna otra vez, era único. Si pudiera seleccionar su favorita de todas las veces que lo había hecho, esta sin duda alguna, superaba a todas las anteriores.
La sentía tan deseada, tan sensual, tan suya. Porque después de todo si, era suya.
Aspiró su celestial aroma a vainilla, ese que tanto la identificaba, el aroma el cual, la hacía ser Holanda.
Luego de lo que resultó ser casi dos horas, había caído rendido junto al cuerpo extasiado de Holanda, que luchaba por mantener su respiración regular.
La besó envolviéndola en sus brazos y protegiéndola en su amplio pecho desnudo. Se escondieron bajo las sábanas y Kevin jugó con el cabello de la pelirroja hasta caer en un profundo sueño.Unas horas más tarde, el castaño despertó con hambre. Encendió su celular y luego de que le informara que eran las diez treinta se dio cuenta de que habían dormido por cinco horas.
Resopló sentándose al filo de la cama, mientras revolvía su cabello con furor.
La habitación estaba a oscuras y la luz de la luna se colaba por la ventana abierta. Las cortinas blancas flameaban gracias al viento fresco de otoño provocando que le diera un escalofrío.
Sobre su cuerpo desnudo, Kevin colocó unos holgados vaqueros azules y descalzo caminó hacia la cocina en busca de algo para comer.
Ya allí chocó con la mesada y unos bancos altos alrededor de ella, hacia unos meses que se había mudado y todavía desconocía las dimensiones de la casa.
Se sirvió un vaso lleno de leche pura y se la bebió casi como agua. Abandonó el vaso en la encimera y caminó lentamente al baño de la habitación a darse una ducha.El agua caliente había aflojado los músculos de su cuerpo tenso y lo hizo sentir más relajado.
Su vista nublaba le permitía ver y reconocer objetos por lo cual se alegró. Tomó el jabón y lo refregó contra su abdomen y espalda.
Lavó su cabello y pronto salió del cuarto de baño con una toalla en su cintura y otra en sus manos para secar su cabello lacio.
Al ingresar nuevamente a la habitación se encontró con Holanda despertándose.—Hola—dijo él mordiendo su labio inferior.
—Hola—contestó ella sonriendo a medias.Se puso de pie lentamente y envolvió su cuerpo desnudo con la funda de una de las almohadas.
—Voy a tomar una ducha—le dijo caminando hacia allí.
Hollys sentía que sus piernas flaqueaban y que su intimidad estaba rara. Quitó la funda y dejó que el agua hiciera lo suyo. Se sentó en el suelo, bajo la ducha a relajarse un poco. Había sido intenso y su cuerpo dolía mucho, además de sentirse agotado. Tenía hambre, mucha hambre.
Si el tener sexo le provocaba ese hambre voraz, probablemente sería una excelente excusa para comer de más.
Bostezó estirando los brazos y y se puso de pie para enjabonar su cuerpo.
Luego de veinte minutos salió de allí, con una camisa negra de Kevin tapando su desnudez y el cabello mojado rozándole la cintura.
Arrastró perezosamente sus pies descalzos hasta el living, donde se encontró a Kevin con su torso desnudo escuchando las noticias en el sofá mientras comía cereal con leche de un tazón amarillo.—Hola muñeca—dijo el castaño sin apartar la cara de su cereal.
"Debe de tener ojos en la espalda, seguro tiene ojos en la espalda y no me dijo", pensó acercándose.
—¿Quieres cenar? Hay lo que quieras en el refrigerador—sugirió.
—No, está bien—negó ella.Holaaaaaa después de tanto tiempo volvi. Lo único que quería decir es que despues de releer toda la historia me di cuenta de la cantidad de errores que hay, y me gustaría editar. También quiero decir que estuve escribiendo una historia nueva que pronto me gustaría subir si a ustedes les parece bien. ¡Muchos saludos! ♡
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Videntes de Corazón
Teen FictionNo hace falta tener dos ojos para poder ver. Hay personas que poseen dos ojos funcionales y aún no pueden ver con claridad, así también como hay personas ciegas que igualmente son videntes, como es mi caso. Tal vez yo no pueda verte a través de mis...