Capítulo 2: Ojos Azul Plateados

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    Gino se quedó paralizado, no sabía si correr o quiera quedarse ahí parado. Muy dentro de él quería saliendo corriendo, pero sus pies se quedaron inútiles como si llevara un peso insoportable.

Sólo se quedó de pie, paralizado, esperando a ver lo que sucedería. De pronto escuchó algo chapaletear sobre el agua como si algo pesado y grande cayera sobre las aguas del lago o se asomara.

El pulso se le aceleró y cuando por fin se sentó en la roca más grande y plana de las que había en el borde del lago...

Allí, justo allí, se le presentó el ser más bello que ojo humano hubiera visto sobre la faz de la tierra.

Allí, justo allí, se le presentó el ser más bello que ojo humano hubiera visto sobre la faz de la tierra

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Ahora sí que Gino no supo qué decir. Sus labios quedaron sellados; pero su mente era una inmensa gama de preguntas y mientras esto ocurría, el ser lo miraba muy curiosamente. Sus ojos era de un color azul plata intenso y sus labios eran de un color rosa perlado. Su mirada era tan profunda y el color de ojos eran tan claros como el agua, que quedó extasiados en ellos.

La picardía que había entre ambos era tan grande que sus propios instintos

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La picardía que había entre ambos era tan grande que sus propios instintos. Así que por unos largos minutos sólo se miraron a los ojos. La criatura no tenía miedo sino pura curiosidad. Sonido alguno palabra alguna ambos continuaron contemplándose fijamente. Al crece la tensión entre ambos decidió romper el silencio y comenzó a hablarle a este ser tan extraño pero tan y tan hermoso que lo observaba con tanta insistencia.

_ Hola, Mi nombre es Gino, ¿Cuál es el tuyo?

No hubo respuesta alguna, sólo le contemplaba con dulce sonrisa en su rostro. Continuó tratando de que éste se le contestara de la mejor manera que pudiera.

_ ¿Sabes algo? Vivo muy cerca de aquí. Y quizás tenga frío pues el lugar se presta para que las temperaturas bajen por ser lago y segundo por la época.

_ ¿No hablas, No dices nada? Continúo lleno interrogando.

Pero entonces pudo percibir un tipo de sonido, Así que espero pacientemente a que se volviera a repetir. Y así ocurrió aunque sus labios no se movieron, si él pudo sentir y entender que le hablaba a su mente. Y comenzó a comunicarle lo siguiente:

_ Tienes un nombre precioso y sí, tengo nombre Mi nombre es Perla Rosada. Y como habrás visto me encanta el mar e incluso vivo en él. Hace mucho tiempo te he estado observando y tienes una sonrisa muy linda.

_ ¡Pensé que no hablabas! Exclamó Gino, estaba seguro que de alguna manera te podrías comunicar conmigo. Sabes eres muy hermosa y lo digo en verdad. Jamás había visto unos ojos tan bellos y tan impresionantes como los tuyos.

_ ¿Y se puede saber por qué dices que te gusta el agua y que vives en ella?

_ sé que muchas historias o leyendas de seres acuáticos pero que se dijeran que fueran verdad. No. A lo que Perla respondió:

_ Sí me encanta el agua pero también vivo en ella. Mi mundo al igual que el tuyo es muy hermoso. Con vivos colores, espaciosos lugares, llenos de vida y magna belleza. Y continuó diciendo:

_ Aun así, hasta éste momento, no te has dado cuenta de que soy una sirena. Mi cuerpo es distinto al tuyo y se adapta muy bien al océano, que es de donde vengo. Tengo una familia muy numerosa y a todos nos gusta disfrutar del mundo acuático y Gino...

_... no puedo quedarme mucho tiempo fuera de casa pues puedo sufrir el riesgo de no regresar a ella jamás. Le dijo Perla bien preocupada.

_ ¡Qué extraño!_ exclamó Gino _ jamás pensé, ni en mis mismas remoto sueños, que todo esto fuera a ser verdad. Pero ya entiendo que sí lo es. Bella en ti algo extraño pero a la vez por ser tan hermosa y tan real no pensé jamás que serías más hermosas sirena.

_ está llegando el día su fin y debo regresar a mi hogar, pronto las temperaturas bajarán. Esperaré con ansias el día de mañana para verte otra vez.

_ ¿Vendrás verdad? ¿Vendrás otra vez?

_ Sí, vendrás. Lo sé.

Pero verla asintió con su rostro y le sonrió alegremente, hizo un saludo de reverencia lo miro por unos instantes con sus hermosos ojos azul plateado sumergiéndose así en las aguas del lago helado. Gina se quedó paralizado por todo lo que había visto y escuchado mirando fijamente las aguas del lago que aún se movían en forma de ondas marinas. Continúa pensando en todo lo que había sucedido esa tarde en el hermoso ser extraño pero hermoso que había conocido ese día de esos hermosos ojos azul plata que lo había hipnotizado.

Ya estaba a punto de tocar la noche y de ahí regreso a casa decidió no contarle a nadie de lo que había visto escuchado ni tan siquiera sus hermanas o su madre. Repitiendo una y otra vez:

            "Perla Rosada...

                                                            Mí Perla Rosada...

                                                                                                                        Jamás te olvidare...

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