Capítulo 5: El Deshielo y La Llegada de la Primavera

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   Salió el sol Todo estaba tocado por los rayos del sol. Aún quedaba algo de nieve en los caminos y árboles. Han pasado ya cinco largos meses. Y junto con el deshielo llegó la primavera. Había un invierno muy largo de fuertes tormentas invernales y de muchas necesidades.

Todo lo que estaba por cosecharse se echó a perder. No había mucho de donde escoger, pero al menos todos tenían algo que comer. Allí, lejos de todo, de las comodidades y hasta de los alimentos, lo pasaban bien. Pues era una familia muy unida y sin rivalidades y se amaban y respetaban entre sí. A madre o matriarca de éste hogar, era una mujer muy sabia y cariñosa con sus hijos. Sus consejos siempre iban con amor, compasión y a la vez con la verdad. Gino guardaba todas cosas en su corazón. Ese día tendría que tomar una decisión difícil pues le dolería en su alma y mucho más pasó nada madre.

Así que decidió contarle todo a ella. Antes que apareciera en la vida de Gino, Perla Rosada, estaba su madre. Gino podía contar con ella para todo. Adel, la madre de Gino, estaba siempre para sus hijos. Unidos como familia pasaron por momentos bien difíciles, por momentos hermosos y alegres e incluso la misma enfermedad pero siempre unidos por la mágica palabra, AMOR. Camino a la casa el medito en los mejores y únicos consejos que recibió de parte de su propia madre, su única y confidente amiga. Estaba muy nervioso y no sabía si decirle o no; se sentía inseguro y a la vez obligado a decirle.

Fue entonces que en esa dolorosa mañana tomó la decisión de hablar con su madre y hermanas acerca de lo que sentía en su corazón, en su alma. Y esto fue antes de ir a ver a Perla Rosada.

_ Madre, buenos días. Comenzó diciendo Gino tan pronto como llegó.

_ ¿Estás muy ocupada? _ Tengo algo de mucho peso dentro de mi corazón que quiero compartir contigo.

_ No hijito nunca estaría tan ocupada como para no atenderte o escucharte. ¡Dime que te sucede! Y ven y sientate que se te enfría el desayuno. Saliste tan temprano de la casa que ni me dio tiempo a levantarme para hacerte desayuno. Pero nada, mientras desayuna me puedes ir contando.

_ Madre, desde el día que fui a dar un paseo al bosque mis estado preguntando qué es lo qué es lo que me sucede.

_ Sí, es verdad que he cambiado. Ya no soy el mismo y me siento muy feliz, agregó Gino.

_ Pues no lo pareces, dijo su madre, al contrario te veo preocupado en ocasiones te veo lloroso o triste. _ Realmente, ¿Qué es lo que te sucede?

_ Pues ahora te diré y debes tomarlo con calma, pues debo sacar todo esto que llevo dentro de mí. Necesito hablar de esto y compartirlo pero no tengo a nadie más, sino a ti. Mamá, Necesito algo de ti. Necesito que me escuches Pero por favor no me interrumpas hasta que termine con todo esto. Luego puedes hacerme todas las preguntas y te las contestaré todas, como me sea posible.

_La primera vez que fui al bosque quedé impresionado con la foresta y fauna que se encuentra allí en él. Me disfrute el caminar pues es un lugar precioso, hay mucha vegetación muchas flores y un rico aroma floral en el aire. Fue cuando pude percibir que aparte del olor a humedad del bosque había un fuerte olor aguas frescas y esto si me hecho con dije:

_ ¿Agua, realmente hay agua? Continuó explicando Gino a su madre.

_ entonces fue cuando me dirigí hacia el fondo del bosque, y cuando llevaba buen rato caminando por él comencé escuchar una débil nota musical que según iba avanzando iba subiendo en tonalidad. Miré a todas partes buscando ver a alguien pero no encontré a nadie. Esto no me asustó al contrario me inquieto y me abrió la curiosidad y me dejé llevar por ese canto musical para ver a que me llevaba el caminar. Y me dije:

Melodías HipnotizantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora