Volví a casa muy cansada para mi gusto, creo que tengo que empezar a hacer más deporte, hablo enserio.
No sabía qué hacer así que me dispuse a meterme a la piscina, no había nadie en la casa, estaría tranquila y me relajaría.
(...)
Luego de unos cuarenta minutos salgo de la piscina y me siento en la amaca que había cerca. Me sentía completamente relajada pero claro, tenía que llegar alguien.
Siempre hay alguien o algo que arruina los momentos.
—Hola Emm ¿Relajada? —pregunta Travis. Le respondo con un simple sonido vago— Pues ya no más.
Luego todo pasó muy rápido. Me tomó en brazos y me tiró a la piscina. Por favor díganme en qué momento aprendí a teletransportarme.
Miré a Travis de la manera más asesina posible, este chico no duraría mucho ileso.
—¡Maldito bastardo! —grité exasperada. Puedo ver cómo su sonrisa se ensanchaba cada vez más.
—Perdón, fue sin querer —respondió y sonrió cínicamente en mi dirección, le devolví la misma sonrisa ya que no le creía nada.
—Por supuesto y yo soy la reina de Inglaterra —hablé enojada, le miré traviesamente— ¿Por lo menos puedes ayudarme a salir de aquí? —alcé mi mano para que la tomara y me levantara. El muy estúpido me tendió su mano y yo la tire con todas mis fuerzas. Finalmente se encontraba a mi lado todo empapado y con el ceño fruncido.
—¿Qué pasa? ¿Le tienes miedo al agua? —le digo burlonamente. Me mira como yo lo hice con él hace apenas unos instantes.
—¡Maldita bastarda! —me grita ahora él.
A pesar de mi incompetencia para nadar, nos pasamos toda la tarde jugando en el agua cual niños pequeños. Lamentablemente no todo es perfecto y el hecho que nos quedáramos como hasta las seis de la tarde tuvo sus consecuencias.
Estornudé por enésima vez en la noche y gruñí, tampoco habíamos estado tanto tiempo afuera. Travis se acercó a mí y me observó preocupado.
—¿Por qué estornudas tanto? ¿Has pegado un resfriado?
—No, lo hago por placer —hablé sarcástica, él me saca la lengua y luego pone una mano en mi frente.
—Al parecer alguien tiene fiebre —dice al retirar su mano— Es prácticamente mi culpa así que cuidaré de ti —me sorprenden las palabras que salen de su boca pero las que vienen a continuación lo hacen aún más— Hoy seré tu enfermero personal.
Vaya, eso no me lo esperaba.
(...)
Son las cuatro de la mañana y yo seguía despierta. Luego de que Travis dijo que iba a ser mi enfermero personal estuvo lo que quedaba de tarde y la mayor parte de la noche a mi lado. Me cuido y cada diez minutos me preguntaba si estaba mejor. Finalmente me decidí por decirle al chico que tenía sueño y que iría a dormir, le agradecí por su ayuda y me vine a mí habitación. Desde ahí que no puedo dormir.
Me levanté de la cama y salí lo más sigilosa que pude, bajé las escaleras en puntitas e intenté hacer el menor ruido posible. Llegué a la cocina y fui hacia el refrigerador, de ahí saqué un zumo de naranja y lo serví en un vaso, me senté en un taburete y quedé de espaldas a la puerta.
Mala decisión.
—¿Robando zumo? —pegué un pequeño grito al escuchar la voz de Tyler a mis espaldas. Me giré lentamente y lo miré mal, si las miradas mataran, él estaría tres metros bajo tierra.
—Serás idiota ¿Cómo se te ocurre asustarme de ese modo? —hablé evidentemente molesta.
—Perdón pequeña, no creí que te asustaría tanto —dice riéndose por lo último. Cabe decir que sólo llevaba un short y una camiseta que casi ni existía y eso solo hacía que me pusiera más nerviosa e incómoda.
—No te preocupes, estoy acostumbrada a que alguien venga en la noche y se aparezca como si nada —le dije haciendo que mi sarcasmo se notara al cien porciento, no me sorprendería que no lo captara con su pequeño cerebro— Y no me llames pequeña.
—Tranquila, no pensé que sería para tanto —dice indiferente. A veces lo odio mucho. Tyler había sido con uno de los que mejor me llevaba pero siempre teníamos momentos incómodos, a veces lo atrapaba mirándome o al revés, sentía que ocurría algo extraño y yo estaba completamente consciente de aquello y estaba segura que él también.
—No sabía que pensabas —le dije sonriendo.
—Yo tampoco sabía que tú lo hacías —me respondió con el mismo gesto.
Me levanté del taburete y dejé mi vaso en el fregadero, al darme vuelta veo a Tyler cerca de mi, muy cerca para mi gusto.
—No te enojes —me mira fijamente.
—No me enojo solo si te corres —hablé mirándole a los ojos, en ellos pude ver un pequeño brillo de diversión.
—Mmmm —dice finalmente, baja su cara hacia la mía provocando que quedáramos a escasos centímetros.
—Tyler —dije nerviosa, esperaba que eso no se notara en mi voz. Es claro que este chico me pone los pelos de punta.
En primer lugar, es un chico. En segundo lugar, estaba muy cerca. En tercer lugar, solo llevaba shorts y una camisa que apenas lo cubría, lo cual no era malo pero tampoco era bueno. Empezó a acercarse a mí lenta y tentadoramente, sus labios estaban casi rozando los míos y no creía poder resistirme a semejante situación. Si hubiera querido ya me habría alejado de él pero internamente, a pesar de decirle que se moviera no quería que lo hiciera y no sabía bien el porqué.
Nos separamos rápidamente al escuchar el sonido de un celular, su celular. Veo como maldice por lo bajo y luego se fija en el aparato. ¿Quién lo llama o le manda un mensaje a estas horas?
Al terminar de teclear algo en el celular lo deja encima de la mesa y me mira atentamente.
—¿Quién era? —le pregunté interesada.
—Una amiga —dice encogiéndose de hombros.
—¿Y porque diablos te llama a esta hora de la madrugada? —hablé lentamente, procurando que no mal piense lo que le pregunte.
—¿Celosa? —dice con una sonrisa arrogante. Podía decir que me gustaba esa sonrisa a pesar de lo que significaba.
—Ya quisieras —le dije sonriendo, me di vuelta y caminé hacia la puerta. Antes de salir una mano en mi brazo me detuvo
—Que no se te olvide que me debes algo pequeña —miró mis ojos y luego su mirada se posó en mis labios, me los mordí inconscientemente y me zafé de su agarre.
Sería imposible que se me olvidara.
***
Hola, hola c:
¿Cómo están? Espero que bien.
Ojalá les guste y que voten, gracias por las leídas y algunos votos :3
Cambio y fuera.
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Plan T
Teen FictionMis papás y yo pensamos que lo mejor es irme lejos, muy lejos. Geográficamente hablando, Londres. Allí, me quedaré con mi primo Jake, la persona que me ayudará a crear maravillosas aventuras, aunque esto no es del todo cierto. No es la persona, si...