El baile

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- Muy bien. Dijo Kaworu complacido.- Veo que nos estamos entendiendo, me alegro. Era martes en la mañana.

Flashback

Un día martes un niño de cabellos grises guiado por una niña de su salón se dirigía a una sala de profesores. Al llegar allí, Kaworu vio a su madre hablando con un hombre de aspecto estricto, cabello corto azulado, ojos cafés, vestido con un traje negro y un bastón que tenía la cara de una serpiente. Kaworu sabía quién era, se trataba de su padre, cómo los había encontrado, era algo que no se sabía, pero en ese momento sintió, pánico, pues su madre parecía muy nerviosa y a menudo observaba a su hijo de la misma forma.

- Satán. ¿Por qué haces esto?

- Quiero que mi hijo se eduque en una mejor institución. Estará bajo mi mando. Kaworu al ser hombre está destinado a ocupar mi lugar como jefe de mi convento.

- Pero es demasiado joven todavía no sabe qué es lo que quiere hacer, yo me he ocupado de mantener a mis hijos durante todos estos años y he tratado de llevarlos por el camino del bien.

- Deberías sentirte avergonzada, al apartar a mis hijos de mi lado. Pero no he venido a discutir contigo sobre tus huidas, sino a llevarme lo que me pertence-. Dijo su padre refiriéndose a Kaworu quien en ese momento estaba aferrado a la pared como si tratara de fundirse con ella. – Y si te hace sentir mejor yo ampliaré el camino de nuestro hijo y lo haré un hombre bien. Dijo el padre de Kaworu mirando a su mujer. Además esto será tan solo seis años, es una especie de prueba si Kaworu resulta aptó para el puesto cuando cumpla 16 años regresará conmigo, si no pasa la prueba entonces lo dejaré aquí contigo.

La madre de Kaworu lloraba en silencio, contempló a su hijo y se acercó a él cubriéndolo de besos y abrazos. Kaworu no entendía nada, había muchas cosas que su madre no les había contado a él y a su hermana, entre ellos su pasado, también de su progenitor, como el hecho de ocultarse todos estos años de él. La madre de Kaworu trató de sobre ponerse, miró al padre de Kaworu, dando un suspiro de resignación le dijo.

- Ya veo que no tiene sentido huir de ti. No importa lo que haga igual me seguirás y no me dejarás en paz ni a mi ni a mis hijos- . Está bien, accederé a lo que me pides, si me prometes de que Kaworu será un chico de bien.

- Te lo prometo, Kagura. La mujer solamente asintió. Sin más apartó a Kaworu de su lado, y en susurro le dijo "ve con tu padre" Kaworu aun tembloroso se acercó a su padre, quien lo miraba como si fuera un gran tesoro. Satán le hizo unos pequeños cariños en la cabeza y en el cabello. Después muy seriamente le dijo.

- Kaworu. Mañana te irás conmigo a Estados Unidos, entrarás en la institución Saint Pierre para jóvenes novicios. Kaworu vio esto como una pesadilla, y trató de protestar, le suplico a su madre y a su padre para que no lo enviaran a Estados Unidos pero todo fue en vano.

A la mañana siguiente, Kaworu se fue a Estados Unidos junto con su padre a la institución Saint Pierre. El instituto Saint Pierre, era un convento verdaderamente espeluznante, la institución estaba al lado de un lago pantanoso por lo que había mucha neblina, los pasillos eran oscuros con unos pequeños cuartitos con rejas lo que le daba el aspecto de una cárcel, además algunos monjes observaban a Kaworu como si fuera un aperitivo. A Kaworu le fue asignado uno de los mejores cuartos, pero de nada servía, pues su cuarto estaba helado y cuando apagaba la luz podía sentir ciertas miradas. Su madre le había enseñado a no tener miedo, pero aquella vez el muchacho peli gris estaba asustado además de triste por lo que lloró en silencio. Después de un rato Kaworu pensó que a lo mejor lograba olvidarse de Shinji y comenzar desde cero. Para desgracia del joven Nagisa nada de eso ocurrió, los recuerdos de Shinji no se iban y cada vez tenía visiones más fuertes donde Shinji lo abrazaba y lo besaba. Además la escuela tampoco ayudaba, Kaworu desde su llegada había sido acosado por casi todos sus compañeros del salón, quienes le ponían diversos apodos:"niño prodigio" por sus excelentes calificaciones "demonio" por su tonalidad de ojos o "cabello de anciano" por su cabello gris. Los hostigamientos por parte de sus compañeros, incluían dejarlo encerrado en el baño durante horas, golpearle con el pizarrón cuando los monjes se iban o amarrarlo desnudo en un árbol donde se dedicaban a golpearlo y aventarle piedras. Por más que Kaworu suplicara y llorara los niños no se apiadaban de él y parecía gustarles que sufriera. Una tarde, Kaworu fue a dar a la enfermería, tenía el ojo morado y una costilla rota. Su padre lo contempló y le dijo muy seriamente.

Si el cariño fuera mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora