Si el cariño fuera mío.

Tayuyá Goethe

Misato no perdió tiempo en contarle a Asuka todo lo que su madre le había dicho. Aunque a Asuka le pareció extraño que su madre no le dijera que conocía a la madre de Kaworu y Rei, aunque con tantas cosas que habían pasado ya nada le sorprendía. Por otra parte ambas concordaron en que no era buena idea decirle a Shinji todo lo que sabían sobre Kaworu pues eso podría ponerlo más nervioso. Por lo que Shinji no se enteró, a la mañana siguiente Shinji había decidido dar un pequeño paseo sin compañía, era un día precioso y tenía ganas de caminar por lo que salió de la mansión y fue a recorrer las calles de Berlín, el muchacho estuvo caminando por varios puentes que estaban debajo de grandes ríos, y llegó a un parque muy bonito que estaba cerca de un río llamado Karl Marx. Shinji se sentó en una de las bancas y vio como los niños jugueteaban con sus pelotas, las madres felices peinaban a sus hijas, los perros correteaban. El viento comenzó a sentarle bien a Shinji y cerró los ojos disfrutando el momento y se quedó dormido, fue en ese momento que una voz cantarina lo sacó del sueño profundo en el cual se encontraba. Shinji abrió los ojos y se topó con una chica muy parecida a Rei Nagisa solo que con distinto color de cabello, pues el de la muchacha que tenía enfrente era de color rosa, pero al igual que Rei, tenía los ojos del mismo color rojo y la mirada triste.

-¿Rei Nagisa?

- ¿Quién? Dijo la muchacha.

- Ah, No, no lo siento, la confundí con alguien más.

- Oh ya veo. Dijo la muchacha sentándose al lado de Shinji, dedicándole una sonrisa. Shinji se sorprendió de que una perfecta desconocida se sentará a platicar con él y que hablara tan bien el japonés. Shinji rápidamente comenzó a sentirse a gusto con la desconocida y comenzaron a platicar amenamente. Ambos se pararon de las bancas y se fueron a dar una vuelta por el parque y Shinji le invitó un helado a la chica. Cuando ya estaba anocheciendo Shinji lamentó tener que irse.

- Me la pase muy bien, este día. Dijo la chica.

- Igual yo señorita....

- Tayuyá Goethe. Dijo la chica tendiéndole la mano. Dime, Tayuyá. Shinji tomó la mano de la señorita y se fijo en lo hermosa y pálida que era. Además era calida al tacto por lo que Shinji se sintió muy bien. Bajo la mano.

- Oh, emm. Tayuyá. Yo soy Shinji Ikari.

- Mucho gusto, Shinji-kun

- ¿tú eres de Japón? ¿no es así?

- Sí.

- ¿y dime que hace un chico tan lindo como tú, por estos lugares?

- La verdad vine huyendo de mi padre y de un.... Es complicado dijo.

- Ya entiendo- dijo la chica sin dejar de sonreir

- ¿pero dime, tú? ¿eres de aquí?

- Soy de Frankfurt, vine aquí porque se murió el único pariente que tenía el cual era una tía vieja. Como la casa pasó a manos de la beneficencia, no tengo donde quedarme. Además ya no hay camiones para que me regrese.

- Puedes venir conmigo. Dijo Shinji, animado. Las chicas no deberían andar solas por la calle.

- No quiero causarle ninguna molestia a tu familia. Dijo Tayuyá Goethe con una expresión de inconformidad.

- Vamos no hay problema.

Shinji tomó a Tayuyá Goethe de la mano y la llevó a la casa de Asuka, cuando les dijo a todos los chicos la situación de Tayuyá, Misato y Kaji se compadecieron de ella y la aceptaron de inmediato. Asuka sin embargo, estaba recelosa de Tayuyá ya que no confiaba del todo en ella y no estaba muy de acuerdo en que Shinji hubiera traído a una perfecta extraña a su casa. Shinji intentó rogarle.