Germán se desprendió de su ropa para colocarse sus pantalones de pijama que ya le quedaban algo pequeños. Estaba feliz por la resolución de su problema, nunca pensó que sus padres se lo tomarían así. Tenía que dar las gracias a su amigo por haberlo animado a hablar con sus padres y también por haberle dado una forma de volverse a acercar a Alle.
3 horas antes...
Anabel colocaba bien la corbata de su marido mientras los tres esperaban a que alguien abriese la puerta de la casa de los vecinos. Miró a su pareja a los ojos y este la abrazó con cariño. Volver a enfrentarse a la familia de su amiga de la infancia ya fallecida era duro para ella a pesar de que ella lo negaba. Siempre la había criticado por ser tan abierta y permisiva, pero aún así había vivido grandes momentos acompaña de ella. Ambas crecieron en el mismo pueblo y se mudaron juntas a Barcelona donde, Anabel se dedicó a estudiar Derecho y Rebeca a inspirarse para los futuros libros que más tarde ella misma autopublicaría con el dinero que heredó de sus abuelos. Al fin la puerta se abrió y el pequeño Julio apareció ante la familia de Germán.
-Hola-saludó tímidamente.
Julio apenas recordaba las cenas de los viernes que, a veces, su familia hacía con los vecinos y, por ello, para él no eran más que personas que conocía de vista y que, por lo que había visto desde la ventana de su cuarto, parecía una familia demasiado recta. Pensaba que esa cena sería muy aburrida.
-Buenas-saludaron Anabel e Iván al unisono.
-¿Qué tal, Julio?- Preguntó Germán elevando al chico del sueño con un fuerte abrazo-. ¡Cuánto has crecido!
-¡Germán,suelta a Julio!- Ordenó Iván, pero las risas del niño hicieron que el padre decidiese dejarlo estar.
Julio parecía contento con el entusiasmo de Germán y este empezó a darle vueltas hasta que pareció escuchar la voz de Alle en el comedor. El joven dejo al hermano de la chica en el suelo y se dirigió al comedor donde Alle estaba hablando con su padre. Antes de que Germán entrase en la sala Alle ya se había girado y sonreído al que pensaba que había sido el verdadero Germán, pero que simplemente había sido otra visión a las que poco a poco se iba acostumbrando. Alle se acercó a Germán y lo abrazó cuando se aseguró de que ese Germán era el verdadero. El corazón de Germán se aceleró. Tenía ganas de mantener ese saludo tan surrealista para su mente, pero la amnesia que había causado a Tatiana retornó a su memoria. Delicadamente se separó de Alle evitando el contactó piel con piel. Contuvo la respiración hasta que se cercioró de que su vecina se encontraba en perfecto estado.
-¿Preparado para la confesión de esta noche?- Preguntó Sergio, el padre de Alle.
-No mucho la verdad...
-Ya verás como todo saldrá bien- le animó su antigua amiga.
Germán sonrió a la par que sus padres entraban en la sala acompañados del pequeño de la casa que se acercó al hijo de los vecinos.
-¿Eres compañero de clase de mi hermana?- Preguntó el chico de 8 años.
-Sí,es mi compañero de clase- dijo Alle antes de que su hermano pudiese terminar la pregunta.
-¿Porqué dejasteis de ser amigos?
Entonces Germán y Alle se miraron sin saber que contestar al hermano pequeño de la chica. Julio se encogió de hombros y se sentó en la mesa donde Anabel e Iván ya se habían colocado. A continuación Alle se sentó en su sitio y Germán a su lado, ambos se miraron y sonrieron.Más tarde, Sergio regresó cargado con una olla repleta de sopa y les sirvió la cena a cada miembro de la mesa.
ESTÁS LEYENDO
La Isla
Science FictionDespués de 10 años sin competiciones en la Isla ya era hora de que la Lucha volviese a celebrarse y, para ello, algunos de los antiguos ganadores de la última Lucha salieron en busca de nuevos concursantes con poderes para que luchasen contra ellos...