CAPÍTULO V

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Gisela entró a casa seguida por su hermanastro Isaac que estaba tan concentrado en un juego de su móvil como para darse cuenta de que su hermanastra se había quedado parada en la entrada de la casa y chocó con ella.

-¿Podrías estar un poco más atento?

-¿Y tú podrías ser un poco menos... tú?

Los dos se miraron con odio como normalmente hacían e Isaac fue hacia su habitación mientras que Gisela se dirigió a la cocina donde se encontraba su madre dando de comer al pequeño Ezra. Dejo su mochila encima de una silla y se sentó en su sitio donde su plato (moussaka griega vegetariana) ya estaba listo.

-¿Qué ha pasado con el cuadro que teníamos en la entrada? Ese que hice cuando tenía 12 años, con el que gané el concurso Mejor Artista Nacional.

-Ah,lo he guardado en el almacén. No sé, quería cambiar un poco la decoración de la casa y el cuadro llevaba siglos allí...- respondió sin darse cuenta de que hería en exceso los sentimientos de su hija que hacía todo lo posible por mantener la compostura y no llorar-.Si quieres puedes hacer otro... Aunque tenía pensado poner las huellas de las manos de Ezra. Lo vi en una revista de moda quedaría genial las manos de un bebé en un cuadro para la entrada y me pareció una buena forma de redecorar la entrada. También cambiare la distribución de los muebles y tal vez ponga un espejo para que parezca más amplio...

¿Huellas?¿Iba a sustituir el cuadro que ella hizo de la costa Amalfitana que,con tal solo 12 años, había ganado un premio importante por unas huellas de un niño? Gisela suspiró hondo y sonrió.

-Las huellas quedarán estupendas- mintió.

-Entonces,¿te parece bien? ¿No te molesta?

Claro que le molestaba...

-No,además era un simple cuadro de cuando tenía 12 años... Ni siquiera entiendo como recibí el primer premio...

-No digas eso... Es precioso.

''No lo suficiente como para dejarlo en la estúpida entrada, ¿no?''Pensó Gisela.

-No tengo hambre, tal vez coma más tarde- dijo Gisela levantándose del asiento.

-De acuerdo, dile a tu hermano que venga a comer.

''No es mi hermano...'' Quiso decirle.

-Por supuesto- dijo con la voz algo entrecortada.

Cuando pasó al lado de la habitación de Isaac llamó con los nudillos de su mano que ahora mismo estaba temblando. Se la quedó mirando durante un instante y las puso detrás de su espalda cuando la manilla de la puerta del cuarto de su hermanastro se abría.

-¿Qué quieres?- Preguntó molesto.

-Mi madre ha dicho que vayas a comer.

-Dile que enseguida voy.

-Díselo tú- contestó secamente mientras se dirijía a la habitación de al lado (su dormitorio).

Se dejo caer en su cama y, en ese momento, no pudo evitar que las lágrimas acumuladas saliesen. Por muy bien que se hubiese sentido durante la mañana con su amiga Juliette, con la sensación de poder cuando Sheila se había ido llorando y su 9 en matemáticas, el sentimiento de soledad había eclipsado el resto... Ya no solo era encasa, sino en el instituto, todos la odiaban, la apartaban de su vida. Se levantó de la cama y se miró en el espejo de cuerpo entero.

-¿Porqué?- Se preguntó a ella misma en voz alta.

Se limpió los restos de rímel que se le había extendido por la cara con la manga de su blusa de color beige y al comprobar la mancha que había dejado en ella se la quitó. Empezó a llorar de nuevo y se miró en el espejo. La marcas de la última vez que se autolesionó seguían allí. Se había prometido no volver a hacerlo, pero allí estaba ella arañándose la herida ya cicatrizada que volvía a abrirse otra vez.

Alguien llamó a la puerta y ella intentó cubrir el arañazo que abarcaba su cintura de un extremo a otro con las manos. Isaac entró en la habitación y al ver a su hermanastra en sujetador cerró la puerta de golpe. Estaba a punto de pedir perdón cuando en su mente se reprodujo la escena, ¿estaba sangrando?

-Gisela,¿estas bien?

-Sí,vete- gimoteó.

-¿De verdad estás bien?

-¡Qué sí!- Gritó.

-Voy a entrar- anunció Isaac.

Gisela estaba volviéndose a poner la blusa ya sucia cuando entró y no pudo cubrirse la cicatriz abierta. Isaac se acercó a ella preocupado.

-¡Dios!¿Qué... qué te ha pasado?- preguntó.

-Nada.

-¿Alguien te ha hecho esto?

-Claro que no- imposible que alguien se atreviese siquiera a mirarla...

-¿Cómo te lo has hecho?

-¿Qué te importa?

-Gisela-dijo con voz calmada cogiéndola de la mano manchada de sangre-. Claro que me importa, eres mi hermanastra, vives conmigo. Si alguien te ha hecho algo...

-No...No ha sido nadie...- Dijo evitando la mirada de Isaac.

-Entonces,¿cómo...?

-Cierrala puerta.

Isaac obedeció a Gisela y se sentó junto a ella en su cama. Su hermanastra se sujetaba la herida con la blusa.

-He...He sido yo...

-¿Quieres decir que te has caído?

-No,quiero decir que me lo he hecho yo... Me... Yo me autolesiono.

Isaac cogió aire y lo soltó de golpe.

-¿Porqué?

-No sé- Gisela volvió a llorar esta vez sin intentar ocultarlo.

-Shhh,tranquila- susurró Isaac mientras apartaba un mechón de pelo que se le había quedado pegado en el rostro-. No... No pasa nada... Ya no,yo te ayudaré... Tranquila.

La abrazó fuertemente y Gisela ahogó sus lágrimas en el pecho de su hermanastro, por primera vez en su vida sentía que él era en el único en el que podía confiar. Isaac cerró los ojos, sintiendo como su camiseta se mojaba por las lágrimas de su hermanastra.

-Tranquila-volvió a susurrar-. Ya estoy aquí...




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