Capítulo III: "Marcas de dolor"

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Siguió sumida en sus pensamientos, sin embargo un azote de puertas y varios gritos de Aarón la asustaron terrible, su conciencia era una mala consejera; como pudo se sostuvo de pie, se vistió y salió a verlo...

Aarón estaba furioso, le clavó una mirada dura, ella tenía miedo, era la primera vez que lo veía en ese estado, su cuerpo se tenso sin saber cómo reaccionar o qué decir, fue el brusco movimiento de Aarón lo que la regresó a la realidad.

A: (la agarró del cabello) ¡eres una perra!, ¿qué pretendes, burlarte de mí acaso?

V: (temblando) ¿de qué me estás hablando?

A: (la aventó al piso) ¿de qué?, ¿DE QUÉ?, ¡te vieron vestida como una cualquiera! (La abofeteó) ¡no voy a permitirlo! ¿Me oyes?

V: (sabía en que terminaría la discusión) ¡no, espera, eso es mentira! Simplemente use un vestido discreto

A: (la jaloneó) ¿DISCRETO? ¡Era escotado y arriba de la rodilla, de color verde! ¿O no es así?

V: (sorprendida) ¡NO, no es así! (Tendría que mentir)

A: ¡a mí vas a aprender a no mentirme y a no hacerme estar en boca de todos! (Sacando su cinturón) además, ¡por qué te bañaste! ¡Qué hiciste para sentirte sucia y ducharte! (Furioso)

V: ¡pero no te miento y me bañé porque olía al humo del cigarro! (Tratando de justificarse)

A: (la abofeteó más duro) ¡SI ME MIENTES! ¡Yo te vi cuando te ibas! ¡Me esperé a ver que hacías y mira con lo que me encontré!

V: ¡por favor Aarón! ¡Está bien sí, es cierto, llevaba un vestido así, me lo prestó Ingrid pero no hice nada malo!

A: (se acercó agresivo) muy bien, ¡no te creo!, ¿y sabes qué?, te voy a enseñar que aunque no hagas nada malo vas a respetarme siempre, ¡dentro o fuera de nuestra casa! (Gritándole)

Verónica lo miró estupefacta, era cierto que ese hombre ya le había puesto una mano encima pero jamás en la vida lo había visto en ese estado; ahora sí tenía demasiado miedo, intentó levantarse y correr pero fue un grave error...

Aarón la tomó del cabello y la jaló hacia atrás, fue tan grande el grito de dolor que ella dio que alarmó a su nana, Grace Sánchez, una mujer algo grande pero que adoraba a Verónica y siempre trataba de apoyarla cuando Aarón la lastimaba...

V: Aarón, te lo ruego (con lágrimas) ¡suéltame!

A: ¡no Verónica!, te juro que después de esta noche podrás ir a donde quieras porque te quedará muy claro que ¡me debes lealtad, respeto y temor!

La arrodilló ante él y el cinturón pegó en la fina piel de ella; su grito fue desgarrador, Grace miraba atónita desde el pie de la escalera, ellos estaban arriba, Verónica trataba de defenderse de los golpes pero no podía, tenía la nariz sangrando y el labio roto...

G: ¡joven Aarón basta por favor! ¡LA VA A MATAR! (Horrorizada)

A: tú no te metas Grace, ¡lárgate de aquí! (Más furioso)

Aarón le pegó mucho más duro, parecía que deseaba matarla, Verónica hizo el más grande esfuerzo que pudo y logró detenerle la mano pero éste se enfureció aún más, jaló su brazo haciendo que ella perdiera el equilibrio y rodara por las escaleras...

Cayó inconsciente y Grace corrió a protegerla de Aarón, sin embargo, el desgraciado bajó rápidamente y de un forcejeo apartó a Grace diciéndole que no se metiera; no le importó ver inconsciente a Verónica porque le siguió pegando entre cinturonazos, patadas y azotes, hasta dejarla cubierta en sangre...

El Perfume del AdulterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora