Junio y Julio

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Día del Padre...

La verdad, éste día no me interesa cuándo se festeje, honestamente pasa por alto ese día...

No recuerdo cuándo se festeja, pero ya estaba planeado.

Luego del Día de las Madres, los tres decidimos darle un festejo que se merecía.

- Hoy es el día del padre...

Anunció mi madre con un susurro que muy apenas mi hermano y yo pudimos escuchar.

- Uh, ¿es hoy?

Le pregunté con una gran indiferencia y poca importancia.

- Si hija, es hoy.

- ¿Y qué?

Me observó tan perpleja.

- Bueno, en eso tienes razón.

Justificó mi madre.

A mi padre le había tocado trabajar en esa fecha.

Así que sin más no le dimos nada de importancia, mejor aún para nosotros que no estuviese.

Pero de repente cuando me encuentro sola, comienzo a llorar.

¿En qué momento hemos llegado hasta este punto?

Somo unos monstruos... pero con eso nos forjamos... y en eso nos quedaremos...

He cambiado...

Mientras me miraba en el espejo. Algo raro comencé a sentir.

Esa no eres tú... me das asco...

Múltiples recuerdos dolorosos llegaron a mí sin parar.

Mi cumpleaños.

Las discusiones.

Las palabras, que hieren mucho más que las acciones.

- ¡Basta!

Llegué a tal grado que comencé a golpear la pared hasta hacer sangrar mis nudillos.

Pero no saciaba mi dolor psicológico.

Comencé a golpear la cama, jalé de las sábanas tan fuerte que de un sólo intento las tiré al suelo. Desordené mi buró con un pase que hice con mi brazo izquierdo.

Había perdido el control.

- ¿¡Qué tienes!?

Pregunta mi madre tan asustada, observaba mi ahora desastre.

- ¿¡Por qué haces esto!?

- Yo lo compondré... no te preocupes...

Me senté dándole la esplada.

En pocos minutos pasó algo que no me lo esperaba, se sentó al lado mío.

- Tengo que decirte algo... no sé si sea lo correcto debido a como te sientas...

- Dime, no me interesa...

Me mostró un papel en el cual al voltearlo, reveló una verdad tan horrible para mí.

Sus palabras eran ciertas... Adriana... decías la verdad...

El papel revelaba que mi padre ya estaba casado años antes de conocer a mi verdadera mamá.

- ¿De dónde sacaste esto?

- Estaba oculto junto con otros documentos, muy apenas y lo pude encontrar...

Mis lágrimas resbalaban y un grito desgarrador había hecho.

- ¡Maldito traidor! ¡Maldita bigamia!

Mi madre me observó con lágrimas.

En dos horas llegó mi padre. Nos saludó eufórico.

Pero ninguno le dió una sonrisa verdadera (a pesar de la gran verdad, mi hermano hasta la fecha no lo sabe).

Y tampoco le felicitamos.

Pasamos en lugares concurridos, íbamos y veníamos como si nada hubiese pasado. Nuestra palabra se mantuvo presente: ninguno le había felicitado.

Cuando de repente llegamos a la casa, el vecino del lado derecho se encontraba haciendo un asado, y fue cuando habló mientras lo saludaba:

- ¡Hey vecino, felicidades!

- Gracias...

Dijo mi padre pero en un tono casi callado, porque sabía por lo que estaba pasando con nosotros.

Fue la única felicitación que obtuvo durante ese día, sigo pensando en que se lo tiene muy bien merecido.

Julio 10

Era el cumpleaños de mi hermano, mi madre y yo ya habíamos pensado en el lugar y todo lo que íbamos hacer para el día especial de mi pequeño.

- ¿Trabajar? Pero si es el cumpleaños de tu hijo.

Dijo mi madre furiosa, cuando escuché aquello, también me hizo enfurecer.

¿Es en serio?, ¿Trabajará en el día de mi hermano?

Escuché la camioneta marcharse, me acerqué a mi madre, el tomé con delicadeza del hombro y le dije:

- No te preocupes, no lo necesitamos, sólo nos amargará el día.

- Tienes razón... mejor vamos a por tu hermanito.

Nos dirigíamos a un restaurante que mi hermano desde hace tiempo quería ir a comer, pero que por alguna extraña razón, no podíamos ir.

Yo, por mi parte, le había encargado una enorme galleta de chispas de chocolate un día antes de salir de clases, con sus dibujos animados preferidos: los minions, siempre me preguntaba el por qué les agradaba mucho.

Niños...

Dije en mi mente.

Pero de repente, una llamada llega en el celular de mi madre, su expresión cambió repentinamente y sólo eso podía significar una cosa: algo salió mal.

- Es su padre...

Al decirnos aquello, ambos callamos nuestra felicidad para hundirla en preocupación.

- Dice que vayamos a recogerlo, que siempre no le otorgaron trabajo hoy.

Ambos hicimos una mueca de disgusto, ya que nuestro lindo día se fue al inodoro con esas simples palabras.

Cuando recogimos a mi padre, todo estaba callado. Nos llevó a comer a otro lugar que no estaba de acuerdo mi hermano pero que tampoco se opuso. Entonces escucho un ligero susurro cerca de mi oído:

- Es el cumpleaños más aburrido que he tenido...


Sin cielo alguno [Stephen] (1) 《Editando》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora