CAPITULO VII- CANCION INFERNAL

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-¡Más movimiento bultos de mierda!-gritaba un demonio que parecía ser el encargado-¡Moved vuestro putrefacto culo, debe estar acabado lo antes posible para encontrar a esos tres hijos de puta!

-¡Sí!-gritaban al unísono los demonios ya acobardados.

El movimiento que había en torno a la esfera, era tremendo. Todos los demonios que allí había, volaban en círculos buscando la posición que les asignaban los que parecían ser superiores a ellos. Algo estaba pasando... algo planeaban... y hasta que no ocurrió, no supe lo que podía llegar a ser.

Por eso dije a mis protegidos que fueran al cementerio. No entendía qué fue lo que me hizo tomar esa decisión, pero algo en mí, me decía que era la única posibilidad de superar la situación en la que se encontraba el planeta. El pensamiento de que todo podía empeorar, me hizo hacer caso... a la voz que me indicó aquel punto de reunión.

¿Quién iba a saber lo que se proponía? Yo solo vi en él ganas de ayudar... pero por lo visto todo tiene un precio.

El caso, es que todo aquel frenesí recordaba a las operaciones militares propias de los seres humanos. Haz esto, haz lo otro, ponte aquí, ponte allí... en el infierno, ese tipo de instrucciones no abundan, pues en ese lugar, se vive en lo que podría llamarse "una completa anarquía". Esa rara imitación de orden, encargos y cumplimientos, sólo podía indicar una cosa: el lugar se estaba preparando para algo gordo; y me propuse averiguar de qué se trataba.

No como un ángel... sino como un demonio.

Entraría en la colmena con el aspecto de uno de ellos; tras ocultarme, y que una tenue luz me envolviera cambiándome de aspecto, salí volando hacia el enjambre.

Al principio todo era caos, y era muy difícil pasar entre aquellas asquerosas criaturas; de hecho, era algo raro. De vez en cuando alguna de esas bestias me tocaba o golpeaba al pasar a mi lado, pero entre ellos... entre ellos no había ningún golpe. Era yo quien estaba en discordancia con el ambiente. Para que lo entendáis, podría comparar aquella situación con las nubes de pájaros que habitualmente se forman en el planeta tierra. Me explico: todas vuelan en bandadas, pudiendo cada una de aquellas aves tomar una dirección diferente; pero ninguna, y repito, ninguna, choca con un compañero. Pues ese era el ambiente; quitando, claro está, que ahora había un torpe en el grupo: yo. Tenía que evolucionar rápido, averiguar si en aquel aparente caos se seguía un cierto patrón en el movimiento para adecuarme a él o pronto, alguien se daría cuenta de la existencia del nuevo integrante.

Asique decidí hacer lo que menos tiempo me llevaría: elegí una criatura al azar y la seguí. ¿Qué mejor forma de entender algo que formar parte de ello? Y comenzó la carrera.

La velocidad que tenía que llevar debía ser frenética para poder seguir el paso. Los demonios pasaban por arriba, por debajo y los lados de forma continua, mirara por donde mirara.

De pronto, el demonio que tenía en frente, frenó en seco haciéndome parar de la misma forma para no acabar golpeándome con él. De la forma más rápida que pude, dejé pasar al siguiente y continué el camino detrás de él. Aún no entendía qué ocurría, hasta que pasados varios metros, aquel demonio también paró. Entonces llegó a mi cabeza una teoría que debía confirmar observando desde las alturas. Yo esperaba equivocarme, pero mis temores se manifestaron cuando por fin, entendido aquel movimiento, y ascendido tras varios empujones y golpes, confirmé la regla: estaban dibujando. Sí, dibujando; pero no en plan artístico... estaban dibujando un patrón de invocación. Algunos artistas, para dibujar figuras geométricas estrelladas, utilizan un compás para dibujar un círculo con puntos enumerados. Luego, se sigue un patrón mediante rectas que van de un punto a otro. Por ejemplo: empezando del 0, van al 3, luego al 6, luego al 9, luego al 12, luego al 1, y así sucesivamente. El objetivo es que al final, si se consiguió seguir el patrón de forma correcta, se acaba llegando al punto de inicio habiendo dibujado un polígono estrellado.

Viaje al infierno II-Tierra malditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora