CAPITULO VI- REENCUENTRO

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-Soltadles

Todos aquellos demonios se dieron la vuelta, dispuestos a ver a quien osaba darles esa orden. Tras comprobarlo y soltar a la pareja, se dirigieron a mí.

-¿Quién te crees que eres bastardo?-dijo uno de ellos.

-Paloma, Lucas, venid conmigo.

-¡No os mováis, come mierdas!

-¿Qué te crees que haces?-siguió otro.

-Este payaso quiere morir-reían.

La verdad es que no tenía por qué hablar con ellos, asique simplemente me digné a ignorarlos, e ir directamente hacia la pareja. Tenía que hablar con ellos.

-Mirad que huevos tiene esta mierda.

-Sí -sonreía uno- con demasiada seguridad pasa de nosotros.

-¡Eh! Nos has acobardado-reían todos- fíjate, no te hacemos nada.

-Sí, debe estar cagado de miedo. Seguro que intenta cogerles y salir corriendo.

-Venga hombretón, déjalo ya-continuaban bromeando.

-Oye... ¿Imaginaciones, o está pasando de nosotros de verdad?

-Eh, tú, humano de mierda. Te has acercado demasiado a nosotros. Has cometido un terrible error...

-Si... pudiste haberte escondido bajo tierra. Pero ya es tarde-reían ya relamiéndose.

Yo ya había terminado de cruzar sus filas entre amenazas y, una vez llegado a Lucas y Paloma, me puse de cuclillas ante ellos.

-Siento haber tardado chicos. Pero me ordenaron no interferir en lo más mínimo.

-¡Eh, hijo de puta! ¡NO NOS IGNORES!

Yo continuaba hablando

-Cuando salisteis del infierno sabía que el diablo retomaría represalias. Así que decidí continuar a vuestro lado por si algo pasaba.

-¡Vamos a empalarte, chupaculos de mierda!

-Al final sí que tomó represalias...-continué hablando bajo el nerviosismo que irradiaba la pareja ante las amenazas de los demonios-y me quedé observando vuestro camino. Hasta ahora no necesitabais ayuda pero, visto lo visto, vuestro camino será muchísimo más difícil de lo que nos esperábamos todos.

-Samuel...-me dijo Paloma-los demonios...

-¡A por él! Vamos a arrancarte el hígado a ti y a esos hijos de puta...

No merecía la pena oír nada más.

Cuando el primer demonio se abalanzó sobre mí, apunté con mi mano y lo hice estampar con una onda de luz. Al ver eso, todos los demonios me miraron con el mayor odio que un humano haya visto nunca. El de la eterna rivalidad.

-¡Un puto ángel! ¡Matadlo!-gritaron embravecidos.

No tenía por qué moverme del sitio. Demonios de poca monta... sólo saben armar ruido. Únicamente daban dolor de oídos.

Cogí una rama gruesa que había en el suelo para no malgastar demasiada energía. El primero que se acercó recibió un golpe en la cabeza que lo hizo desaparecer. El segundo, un golpe en lo que se le podría llamar tripa haciéndole inclinarse de dolor para después, lanzar por los aires a un tercero convirtiéndolo en polvo; di media vuelta, y acabé con el que dejé malherido anteriormente. Luego lancé aquella gruesa rama a uno que descendía del cielo dispuesto a caer sobre mí, atravesándolo y haciéndolo elevarse de nuevo debido a la velocidad de aquel objeto, mientras se convertía en polvo.

Viaje al infierno II-Tierra malditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora