Caminamos al sur de la ciudad, donde nos encontramos con un guardia que nos impedía el paso, al ver nuestras armas, nos dejó pasar.
-Extraño... aquí son menos estrictos que en Hyrule...- comenté en voz alta, mi compañero asintió en mi dirección.
-Eso es bueno- hizo una pausa- para nosotros
- Sí, tienes razón- concluí caminando en línea recta, los tres terminamos por toparnos con un árbol, pero a diferencia de los demás, éste tenía un pequeño dibujo en el inicio de su tronco, aquello me trajo de vuelta a Hyrule, a la casa de mi compañero, quien tenía un dibujo similar, le pregunté una vez qué significaba aquel monstruo al que enfrentaba y me contestó algo muy curioso...
-Soñé que corría muy rápidamente, golpeando a los dedos de sus pies- terminó con una agradable sonrisa.
Mi compañero observó que no me encontraba con ellos y llamó cálidamente mi nombre.
-¿Te encuentras bien?- su mirada era de nuevo preocupación y asentí
-No es nada, me he quedado pensando
-¿Y no has oído nada de lo que he dicho?- el hada cada vez se enojaba más conmigo.
-Sólo entiendo que platicaste sobre cómo conociste a Skull kid y que de repente se volvió muy travieso, a tal punto de cruzar la línea y comenzar a robar cosas- mi mirada permanecía nula, y la del hada cambió radicalmente.
-Entonces si ya lo sabes ¿Por qué has venido aquí? ¿Eh? ¿No deberías quedarte en la ciudad? No necesitamos a una sabelotodo con nosotros.
-¿Y de aquí a cuando te has convertido en la jefa?- preguntó mi compañero algo fastidiado de la actitud del hada.
-Déjalo- susurré llevando mi mano a su pecho- para que lo sepa señorita Tatl... si a mí me contasen el final de alguna novela, aún así la leería- el hada movió los ojos como si todo lo que dijese fuese una zarta de tonterías- porque, es como si me dijeras que no vale la pena vivir aún sabiendo que el final del trayecto es la muerte- me paré viéndola con la frente en alto- ¿Me dices que no vale la pena vivir aún sabiendo tu final?- el hada me miró atónita -Deberías acostumbrarte ya- susurré- o vivirás sorprendida
-Ustedes son raros- terminó para luego irse tras la nuca de mi compañero.
Él me miró con una sonrisa en su rostro y luego caminamos en dirección al pantano, uno al lado del otro, después de unos segundos y de ver aquel pequeño bosque, por acto del destino, miré hacia el cielo, sólo para encontrarme con un individuo de lo más extraño, alguien que se creía una reencarnación de un duende...
Tingle.
Mi compañero detuvo su andar al tiempo que lo hice yo, sólo para percatarse de lo mismo.
Sorprendido, habló.
-¿Lo conoces?
-Oh, claro que sí- dije a punto de reír- Es Tingle, un vendedor de mapas de la zona
-¿Necesitamos uno?- preguntó sin despegar la vista de él
-Nop- contesté llevando una mano a mi cabeza- nunca le compré ningún mapa...
-¿A qué te refieres?
-Verás, cuando pasé esto antes...- le miré para que luego asintiera- siempre terminaba perdida, pero una vez que hallaba el camino, no había problema, ahora que Ganondorf no me ha movido de lugar las mazmorras, pienso que no necesitaremos mapa alguno...
-Eso es bueno de oír- sonrío
-Pero eso no quita lo divertido que es verlo caer- comenté con una sonrisa, apunté con mi mano izquierda al globo de Tingle y disparé el gancho, el globo se reventó al instante y el individuo cayó de manera muy graciosa al suelo.
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ATLOZ FANFIC. La viajera de otro mundo II. La máscara de Majora.
FanfictionUn par de años pasaron, y ambos nos convertimos en los compañeros de juegos de la princesa Zelda, aunque cada día que pasaba, Link siempre estaba triste, siempre miraba a la ventana del templo del tiempo, tal vez preguntándose qué habría pasado con...