-Regresar en el tiempo se vuelve cada vez más complicado- comenté en voz alta una vez que estábamos en el amanecer del primer día
-De hecho...- respondió Link cruzándose de brazos, sus estados de ánimo cambiaban a cada vez que regresábamos, como si se estuviese acostumbrando a ello...
-¿Nos vamos de una vez?- preguntó ya una desesperada Tatl en mi hombro
-Vale- dijimos al unísono mi compañero y yo.
Una vez que casi nos regañaban por salir, y que nos dejasen ir pues llevábamos espadas, en el campo de Términa se respiraba un aire tranquilo, a costa de que en tres días todo aquello se destruiría...
Link llamó a Epona, yegua que llegó en menos de lo que cantó un cucco, y emprendimos rumbo al rancho Romani
Aunque antes de llegar, había un camino en Y, indiqué a mi compañero que se fuese por la izquierda
-Pero si allí no es el rancho- replicó Tatl
- Sé qué es lo que les digo- susurré- vamos, no tenemos todo el día.
-En realidad tenemos todo el tiempo del mundo- volvió la pequeña hada
-¡Pero no quiero vivir mi vida encerrado en un círculo interminable donde siempre se me recuerde que no he podido salvar a nadie!- gritó Link, cansado de nuestras discusiones
Ambas, el hada y yo, nos observamos con tristeza y seguimos con el viaje en silencio.
Pasamos a lo que sería la entrada a la carrera donde Link debía pagar 10 rupias a un sujeto que se parecía bastante a Ingo, trabajador del rancho Lon Lon en Hyrule.
-Qué curioso- comenté para luego ser observada detenidamente por éste, una sonrisa se formó en su rostro y la piel se me puso de gallina, a tal grado que me escondí tras de Link.
-No te preocupes, no te hará nada mientras estés conmigo- susurró mi compañero tomando mi mano en el instante.
La seguridad me llenó de dicha y asentí con un sonrojo notorio en mi rostro.
-Entonces para participar... serán... como... ¡10 rupias! ¡Nada más y nada menos!- gritó el otro hermano, al parecer eran gemelos.
Pagué la cantidad de dinero al hombre y comenzó la carrera.
Aquellos dos gritaron como si fuesen un par de locos y los caballos salieron de la línea de meta al poco rato, mi compañero salió tras ellos. Fue en ese momento en el cual añoré tener a Zero, para poder acompañar a Link en este pequeño mini-juego.
No pude observar mucho después de que doblaran la esquina y se fuesen por la segunda parte del recorrido, por lo que me mantuve esperando a que diesen la vuelta en algún lugar visible para mí.
Una vez que Link venía ganando, saltando las vallas, supe que el tiempo de irnos al cañón Ikana había llegado, el último templo... el último respiro y el último tiempo en que Link me querría con él, ya que me quiere mandar de vuelta a Hyrule.
Sonreí lastimada, era verdad, Link ya no me necesitaría, mi periodo de tiempo con él había acabado, o más bien, estaría por acabar...
Sólo le pediría a las diosas, un periodo donde pueda vivir junto a él, antes de que Dark me consuma, antes de mi luz se extinga, y todo se vuelva oscuro...
-Te extrañaré- susurré llorando sin pensarlo- Te amo- dije al fin, otra gran verdad, yo le amaba y ver que mis días estaban por acabar me destrozaban por dentro, quería gritar por algo que todavía no había sucedido... quería sollozar e implorarle a Link que no me dejase atrás. Apreté mi agarre en las rejas que nos separaban, verle feliz montando a su yegua, me terminó por quebrar, y las lágrimas corrieron por mis mejillas con más rapidez, velozmente, llevé mis ojos a la manga de mi túnica, secándome.
ESTÁS LEYENDO
ATLOZ FANFIC. La viajera de otro mundo II. La máscara de Majora.
FanfictionUn par de años pasaron, y ambos nos convertimos en los compañeros de juegos de la princesa Zelda, aunque cada día que pasaba, Link siempre estaba triste, siempre miraba a la ventana del templo del tiempo, tal vez preguntándose qué habría pasado con...