"Confesiones"

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Un nuevo día ya había terminado para los jóvenes en la elegante ciudad de París, con un hermoso atardecer pintándola por completo. Los estudiantes ya comenzaban a abandonar el edificio de clases para marcharse a sus respectivas casas, pero había una curiosa chica de ojos celestes que no parecía tener intenciones de dejar el establecimiento aún.

-"¿Ocurre algo Elsa? Pareces nerviosa"- dijo una pelirroja preocupada hacia su amiga que se encontraba junto a ella apretujando con todas sus fuerzas unos libros en sus brazos.

-"¿Q-qué piensas d-de hacer algo loco hoy...? Q-quiero decir algo REALMENTE loco..."- dijo la pobre chica tratando de mantener la calma.

-"Amm no lo sé? Pero si sigues apretando esos libros tengo miedo de que puedas hacerlos explotar"- dijo la pelirroja entre risas.- "¿Tienes alguna plan en mente?"-

-"P-pues..."- Titubeó por un momento Elsa. "¿Realmente lo voy a hacer?" pensó. "No, no, nada de acobardarse ahora Elsa, esta es tu oportunidad, si no lo haces ahora no lo harás nunca!"- se animó la chica y como si la apuntaran con un arma cerró los ojos y soltó todo a su amiga.

-"¡V-v-voy a confesarme a Jackson!"- En cuanto hubo soltado esas palabras, Mérida abrió los ojos como platos y clavó la mirada en su amiga que se había puesto tan roja como un tomate. -"¡¡¡¿De-de verdad?!!! ¡No puede ser! ¡Oh cielos, Elsa!"- De inmediato un chillido salió de sus labios y entre saltitos se lanzó sobre ella abrazándola con todas sus fuerzas.-"¡¡¡Por fin!!! ¡no sabes cuanto me alegro! Yo te ayudaré, por su puesto, ya verás como todo sale bien!-

  Mérida en verdad era una buena amiga. En ese momento Elsa recupero todo la valentía que antes había perdido y con una sonrisa le devolvió el abrazo a la pelirroja no sin soltar antes un "gracias".

-"¡Oh! ¡Mira! Allá va Jackson, esta es tu oportunidad! ¡Vamos!"- Antes de que la de ojos celestes pudiera decir algo Mérida ya la había tirado de un brazo consigo hasta llegar a donde el castaño y su amigo rojiverde se encontraban.

-"¡Hola Jackson! , Hiccup..."- Miró la pelirroja a este último con cara de pocos amigos. Ambos chicos respondieron el saludo con un "hola" y Hiccup le sacó la lengua a Mérida cuando ella no lo estaba viendo. Ambos tenían una relación bastante extraña, pero a Elsa le parecía divertido, de hecho, en secreto pensaba que esos dos hacían muy bonita pareja, claro que eso jamás se lo diría a su amiga.

-"Hola Elsa"- dijo Jackson con una amable sonrisa que dejo totalmente embobada a la chica mientras  su amiga chocaba una mano contra su cara en señal de frustración. Siempre era lo mismo con Jackson Overland.

-"Hey Hiccup, supe que tus padres tenían una tienda de deportes, ¿es cierto?"-

-¿Eh? Pues, claro ¿porq-"-

-"¡Genial! ¡Llévame allá! Hey, Overland, ¿Llevarías a Elsa a casa por mí? es que ya esta muy oscuro como para que se vaya sola. ¡Cuento contigo! ¡Adiós Elsa!"- De inmediato la chica y el rojiverde castaño desaparecieron como un rayo por las calles oscuras de París, dejando a Elsa y Jackson totalmente solos y en un silencio incómodo que ninguno de los dos sabía cómo romper.

-"¿Y...por donde vives?"-

-"Ahh-aam p-por allá! ,quiero decir, no, por aquí! e-es..."- la chica se dio un golpe mentalmente ¿cómo  era posible que ni siquiera pudiera contestar algo tan simple como eso..? El chico soltó una carcajada y la miró con ternura.

-"Tu casa es la pastelería del vecindario ¿verdad? Lo recuerdo porque el día de "lleva a tus padres a clases"  tu padre y tú nos dieron a todos una medias lunas que estaban realmente buenas"- La chica por primera vez en años logró formar una sonrisa totalmente natural y sincera frente al chico y este al notarlo se sorprendió por lo que había logrado. Normalmente no hablaba mucho con Elsa, no porque no le agradara, sino que cuando lo hacía esta solía actuar realmente extraña y eso lo ponía nervioso a él también, por lo que era un alivio que ahora pudieran hablar con mas normalidad, aun que seguía siendo incómodo al menos ya sabía que ella era una chica agradable. El tiempo se pasó volando y antes de darse cuanta ya estaban por llegar a la casa de Elsa, quien con cada minuto que pasaba, más nerviosa se sentía porque sabía que el tiempo se le estaba yendo de las manos.

-"Lo siento porque hayas tenido que acompañarme, Mérida...a veces es así, realmente me sorprendió"- dijo la chica tratando de romper el silencio que nuevamente los había envuelto.

-"No te preocupes, es un alivio que tuviera la tarde libre para acompañarte, o te podría haber pasado algo. Además, no es por presumir pero creo que soy bueno acabando con los malos"- dijo el castaño quien recibió de inmediato una patada por parte de la pequeña hadita  que se encontraba dentro del bolso junto a los cuadernos. "¡No bromees con esas cosas!" pensó para sus adentros la peliblanca. Elsa sonrió para sus adentros al imaginarse lo que ocurriría si unos villanos los atacaran ahora. No podría convertirse en Lady Ice pero sí que les daría una paliza a esos tipos.

-"Creo que aquí es"- dijo el chico parándose frente a la puerta del pequeño edificio.

-"Aham s-si..."- el tiempo se le había acabado, era ahora o nunca.

-"Ja-Jackson"- 

-"¿Sí? Dime"-

-"Em...y-yo...hay algo que q-quiero decirte"- La chica respiró hondo, sus manos temblaban y el corazón parecía que fuera a salírsele del pecho en cualquier momento.-" Tú me...tú me gustas mucho, Jackson...siempre me haz gustado y yo sólo quería que...quería que lo supieras..." La chica sentía su respiración entre cortada, al lo escuchar respuesta alguna por parte del chico levantó su mirada y  de inmediato se encontró con unos ojos cafés que la observaban sorprendido. El rubor se apoderó de sus mejillas por lo que volvió a bajar su cabeza debido a la vergüenza que ahora sentía, ya no podría fingir más, él sabía sus sentimientos, no había marcha atrás. El castaño no sabía qué decir, estaba en una guerra interna donde sabía que debía rechazarla pero no quería herirla y no sabía cómo hacerlo. Si bien ya había recibido confesiones antes, nunca habían sido tan sinceras como la de Elsa, ella era agradable y quería poder seguir conociéndola, sin embargo, su corazón ya le pertenecía a LadyIce, y eso jamás cambiaría. Al final optó por ser cien por ciento sincero y decirle la verdad a ella.

-"Lo siento...Elsa. Me agradas mucho, pero...ya hay alguien..que me gusta y realmente me gusta mucho asi es que...lo siento, en verdad lo siento mucho."-

Esas palabras dejaron totalmente acabada a Elsa. Las lágrimas comenzaban a salir y no quería por nada del mundo mostrarle su lado más débil al chico, pero desplomarse sería inevitable y ya no podría aguantar ni un segundo más estando frente a él, aún lo amaba, lo amaba tanto que dolía, pero él ya tenía en su corazón a otra, y saber eso era mil veces peor que jamás habérsele confesado. Con todas sus fuerzas hizo lo mejor que pudo por formar una sonrisa en sus labios y agradecerle nuevamente al chico por traerla a casa. El castaño estaba realmente preocupado, si había alguien que sabía mejor que nadie lo que dolía un amor no correspondido, ese era él, y ahora le estaba haciendo sentir exactamente lo mismo a ella. De un segundo a otro, la puerta se cerró y solo un murmullo del viento quedó para acompañar al chico en aquella oscura ciudad alumbrada por la luna. Era su turno ahora, en un par de horas debía encontrarse con LadyIce para hacer la guardia nocturna, era entonces cuando tendría que reunir todo su valor y confesar sus sentimientos, "ya no hay marcha atrás" concluyó para sí. Debía hacerlo, por Elsa, por LadyIce, y por él.



Miraculous LadyIce (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora