Encuentro

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Un azabache se encontraba en su habitación dando vueltas en la cama sin poder dejar de pensar en cierta rubia que lo había dejado intrigado, ya no sabía qué hacer, necesitaba un consejo, ¿pero, quién?

No puedo contar con Blaise y Draco, ¿qué van a saber ellos de mi problema? Sólo les interesan ellos y sus necesidades y además se podrían burlar de mi de por vida. —pensaba Theo hasta que le llegó una idea —. ¡Astoria! No hay mejor persona que me pueda ayudar a entender que es lo que me pasa. ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ella, en sus ojos, en sus criaturas locas? ¿Y por qué tendré esa grande necesidad de protegerla? De verdad me he vuelto loco. —siendo éste lo último que pensó antes de caer rendido en un profundo sueño.

Al día siguiente Blaise ya estaba listo para bajar a desayunar y, junto a él, un rubio que acababa de llegar para esperar a sus amigos, pero se asombraron al ver al azabache sonriendo y abrazando a una almohada, lo intentaron despertar pero les fue en vano.

—¡THEO! —gritó Blaise, lanzándole su almohada en toda la cara del chico haciéndolo despertar.

—¡¿Otra vez tú?! —exclamó Theo molesto —. ¿Y ahora qué pasa?

—Pues que debes darte prisa si quieres bajar a desayunar. —respondió Draco.

—¿Sólo era eso? ¿Y por eso me tenían que despertar de esa manera tan sutil? —se quejó, mirando de mala manera a Blaise.

—Pues no despertabas, ¿que querías que hiciera? —se defendió —. No te voy a dar besitos y sentarme a tu lado para decirte que ya los pajaritos cantan y que debes abrir tus ojitos.

—Pues no, pero no fue agradable despertar de esa manera. —dijo Theo levantándose y fusilando con la mirada al rubio que no paraba de reír.

—Déjate de tus pendejadas y niñeces, si tanto quieres tus besitos ve a buscar novia. —manifestó Blase, observando a su amigo entrar al baño —. Y date prisa Nott, no te vayas a poner a chapotear ni a besar el jabón que lo infestaras de gérmenes. —se carcajeó.

Una vez salido del baño y listo, Draco, Theo y Blaise bajaron a desayunar, encontrándose con Hermione, Ginny y Luna que también se dirigían a la entrada, a Theo se le iluminó la mirada al ver a la rubia.

¡¿Qué demonios te pasa?!

—Hola, Luna. Hola, Hermione. —saludó Theo ignorando su conciencia y llevándose una mirada sorpresiva de sus amigos.

—Hola, Theo. —dijeron las chicas la vez, dejando perpleja a la pelirroja que no entendía que pasaba.

—Vamos Ro-Ro, sé bueno, lindo caballito. —decía Lavender en la espalda de Ron, haciendo que el rostro del Weasley hiciera competencia con el color de su cabello, al escuchar eso los Slytherin no dudaron en soltar una sonora carcajada.

—Mira Blaise, la comadreja se convirtió en caballo. —se burló Draco.

—Oye tú. —Blaise entre risas capturó la atención de Ron —. ¿No te da vergüenza hacer este tipo de espectáculos? Es verdaderamente repugnante. Pero claro, si no le da ni vergüenza llevar el apellido Weasley. —finalizó riendo, llevándose una fulminante mirada de Ginny y reteniendo a su hermano que se había lanzado a él.

—Mira maldita serpiente, puede ser idiota y todo lo que quieras pero mantente en tus asuntos y no en lo que no te incumbe. —habló Ginny molesta, obteniendo ayuda de Theo para sujetar al pelirrojo.

—Cuida tu boca, Weasley. —amenazó —. Nadie ha pedido tú opinión y además que eres tú la que se mete en asuntos ajenos.

—Mira idiota, si no quieres tener problemas déjanos en paz y lárgate. —respondió Ginny con furia.

—¿Y que harás para impedirlo? No te tengo miedo, Weasley. —retó a la pelirroja, haciendo que Ron se soltara del agarre de su hermana y Nott, y se lanzara a puños con el moreno.

—Levicorpus. —conjuró Ginny haciendo que Blaise se elevara boca abajo, pasando por desapercibido la presencia del profesor.

—Señor Weasley y señor Zabini, ¿qué es lo que sucede? —preguntó Flitwick alarmado al ver al moreno elevarse —. Gracias, señorita Weasley pero puede bajarlo. — finalizó mirando a la pelirroja que apuntaba a Zabini con la varita.

—¡BÁJAME! ¡MALDITA SEA, WEASLEY! —gritó furioso.

—¡CÁLLATE Y NO TE VOY A BAJAR PARA QUE SIGAS HACIENDO TU ESPECTÁCULO, ERES UN ANIMAL! —gritó Ginny histérica, haciendo estremecer a más de un estudiante.

—Señorita Weasley, por favor cálmese y baje al señor Zabini de inmediato. —dijo el profesor mirando a la pelirroja.

—Disculpe, profesor. —Ginny bajó su varita, provocando que chico cayera al suelo sin cuidado.

—¡La próxima vez podrías bajarme con cuidado, no soy un animal para que me tires! —escupió Blaise, mirando a la pelirroja con furia.

—¡Eres un animal por si no estabas enterado y te bajo como se me dé la gana! —exclamó roja de la ira.

—¡BASTA! —gritó Flitwick, dejando atónitos a los estudiantes —. 50 puntos menos para Gryffindor y Slytherin por el espectáculo. Y le pido señorita Weasley que se calme y haga el favor de llevar al señor Zabini y al señor Weasley a la enfermería. —Ginny y Blaise se miraron con odio, antes de tomar a su hermano y arrastrarlo con ella —. El resto se pueden ir a sus labores diarias.

***

Mientras que esperaban que la enfermera les atendiera, Ginny y Blaise seguían discutiendo e insultándose sin parar.

—¡Ya cállense! —exclamó Ron aburrido, pero antes de que el moreno respondiera la señora Pomfrey lo atendió.

Blaise no tenía gran daño sólo le sangraba el labio inferior y un moretón en su ojo izquierdo, mientras que Ron estaba hecho trizas, tenía cortadas y grandes moretones. Una vez terminado, los chicos se retiraron de la enfermería sin hablar una sola palabra hasta que Lavender llegó corriendo hacia su pelirrojo.

—¿Cómo estás mi Ro-Ro? —preguntó Lavender con tono preocupado.

—Todo fue por tú culpa. Esto se acabó Lavender. —dijo el pelirrojo ignorando la pregunta de la chica.

—Lo siento Ro-Ro, no fue mi intención. —se disculpó.

—Estoy aburrido de ti, ya me tienes cansado, no más Lavender.

—No digas eso mi Ro-Ro yo te amo y sé que tú también a mí. —dijo Lavender queriendo abrazar al chico pero la paró nuevamente.

—¡No más! Ya me tienes harto y hostigado. Esto se acabó. —repitió, haciendo que la chica llorara y saliera corriendo por el pasillo —. Gracias Merlín. —suspiró, pues desde hace rato había querido terminar con la chica pero no había llegado la oportunidad, pero por fin Merlín había escuchado sus súplicas dándole la mejor oportunidad y no la podía desperdiciar.

Amores InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora