Pequeñas dudas

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—Tenemos confirmado el embarazo de la chica pero aún no sabemos quién es el padre. —informó la señora Zabini —. Pero toda apunta a que sea Potter. Los han visto en varias ocasiones, además de que se han estado reuniendo con sus amiguitos.

—Sea de tú hijo o de otro, ya está destinado al sacrificio. —respondió Amycus.

—Pero, ¿y si mis hijas no tienen nada que ver? —inquirió la señora Greengrass.

—Créeme, querida, tienen mucho que ver. —respondió su marido.

—Se ve que Astoria aprendió muy bien de Malfoy. —bufó la señora Zabini.

—Qué asco, Slytherin con Gryffindor. Es una verdadera ofensa para la casa de Salazar. —escupió Alecto.

—Me gustaría saber que diría Bella de todo esto. Estaría más que encantada de jugar un poco. —se burló Greyback.

—Tienen razón, esas traidoras no merecen ser llamadas mis hijas. —asintió la señora Greengrass.

—Tenemos claro que la información proporcionada es útil, pero ¿qué vamos a hacer? —preguntó Lucius.

—¿Cuantos meses dicen que tiene la chica? —preguntó la señora Parkinson.

—Seis, pero tengo entendido de que pronto cumplirá los siete. —respondió la señora Zabini.

—No podemos esperar 3 meses más. —negó Amycus.

—Entonces, ¿qué propones? —inquirió Lucius.

—Ni para eso sirves, eres un completo inútil. —escupió Amycus.

—Yo fui el que dio el plan para traer esta informante, Carrow. —refutó Lucius con frialdad.

—Después de 4 meses, Malfoy.

—Si yo no hubiera dado la idea no sabríamos nada de esto y no podríamos continuar con esto. Te recuerdo Carrow que además, yo soy el único que sabe dónde está el incienso y cómo realizar el ritual.

—Lucius tiene razón. —apoyó la señora Parkinson.

—De igual forma debemos de esperar hasta que la bastarda dé a luz, no tenemos otra alternativa. —declaró la señora Zabini.

—Sí la tenemos. Podemos hacer que falte uno en vez de tres. —agregó Alecto.

***

—¿Pasa algo Tori? —preguntó un castaño al ver la mirada perdida de su novia.

—No. Sí. No sé. —respondió, poniendo sus manos en su frente dando un pequeño golpe en su pálida piel.

—Sí me dices de pronto pueda ayudarte. —apoyó Neville con una dulce sonrisa.

—Bueno es que la verdad ni yo sé que pasa. Creo que va a suceder algo malo, Nev. —dijo acongojada.

—Tranquila, Tori, Harry y Malfoy ya se encargarán de eso.

—No es sólo eso, temo por Daphne. Si nuestros padres se enteraran, no sabes de lo que serían capaces de hacerle.

—Tú hermana estará bien, no te preocupes, linda. ¿Qué te parece si damos una vuelta al lago? Así te distraes. —propuso el castaño, tomándola de la mano mientras se llevaba una tierna mirada de Astoria.

***

—¡¿Dónde demonios estabas Blaise Zabini?! —exclamó una pelirroja iracunda, haciendo estremecer al nombrado.

—No te enojes, pelirroja. Me fui al Ministerio con la comadreja para avisarles a los aurores sobre lo que sabemos. —respondió con cuidado.

—¿Mi hermano y tú?—inquirió, levantando una ceja.

—No es por defender a la serpiente rastrera, pero está diciendo la verdad Ginny. —aceptó Ron por detrás de su hermana.

—¿Cómo sabemos que no se encubren pedazos de imbéciles? —interrumpió Pansy molesta al lado de la pelirroja, últimamente las chicas habían formado una pequeña amistad, pues se habían dado cuenta que tenían ciertas cosas es común.

—No entiendo por qué están tan enfadadas con nosotros si no hemos hecho nada. —negó Blaise, mirándolas con confusión.

—¡GRANDISIMOS IMBÉCILES! ¡¿APARTE DE QUE NOS DEJAN PLANTADAS EN ESE MALDITO PUEBLO DICEN QUE NO HAN HECHO NADA?! —gritó la azabache, mientras que los chicos palidecían.

—¡Está bien, sí lo olvidamos! Pero te digo pelirroja que Malfoy nos mandó al Ministerio. —respondió Blaise a la defensiva.

—Mejor cállate, Zabini. —susurró Ron al moreno, mirando como la cara de su hermana hacia competencia con su cabello.

—Miren par de payasos, dónde nos lleguemos a enterar de que esa serpiente rastrera. Sin ofenderte, Parkinson. —se interrumpió Ginny, mirando a la azabache que asentía para que continuara con su amenaza —. Esa tal Stevens. Nos encargaremos que no vuelvan a ver la luz del día y no tendremos ningún tipo de piedad.

—¿Qué tiene que ver April en todo esto? —preguntó Blaise sin entender.

—¡¿Y DESDE CUANDO LAS CONFIANCITAS CON ESA GOLFA?! —gritó la pelirroja.

—Te dije que te callaras, Zabini. —volvió a susurrar el pelirrojo con nerviosismo.

—Es mejor que cierren sus bocas de una buena vez, les diremos algo que será por las buenas, no creo que quieran saber por las malas. —amenazó Ginny, meditándolo un poco.

—Esa rastrera estaba muy feliz con el imbécil de Malfoy y no dudaría que ustedes fueran los siguientes. —dijo Pansy asesinándolos con la mirada.

***

—Muy bien, ya sabes lo que tienes que hacer.

—Sólo es cuestión de que se lo beba todo.

—En el jugo de calabaza bastará.

—Es hora de traer al señor tenebroso con vida nuevamente.

Amores InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora