CAPITULO 12

81 2 7
                                    

Después de haber llorado un rato, el profesor ingresa al aula.

No quería pensar en nada, solo quería concentrarme en Historia, aunque no se ha uno de mis cursos favoritos prefiero mil veces las matemáticas. Eso me relaja, poder resolver problemas o ecuaciones, eso es lo mío.

Una vez comenzada ya las clases no podía concentrarme, esto de atender al profesor no me estaba ayudando, peor aún solo pensaba en las palabras de Rebeca:

"Tu no eres nadie en este mundo, tu no sirves, no vales la pena, y menos tu amiga muerta, ¿lo entiendes?"

Una y mil veces se repetía esto, me acordaba el movimiento de sus labios, que llevaban un colorete rojo intenso, al repetir cada una de estas palabras.

Al terminar las clases me dirijo al comedor, tenia mucha hambre. Parecía años desde que no había probado bocado alguno.

Una vez sentada, estaba saboreando una deliciosa manzana. Estaba sola, últimamente no me importaba tener amigos, mis amigas se alejaron de mí o tal vez fui yo la que me aleje de ellas, de todos modos por el momento no me hacia falta su amistad, ni tampoco la de alguien más.

Una vez de haber comido mi manzana, estoy lista para salir de ahí, entonces me paro y volteo rápidamente sin darme cuenta que Rebeca esta justo delante mío con una sonrisa malévola, no entendía de que sonreía ni que tuviera algo en la cara, o tal vez para ella era un payaso o algo parecido, que le causara tanta gracia.

Luego, escucho reírse a todos a mi alrededor, todos me están mirando y se ríen con tanta intensidad que yo me quedo atónita ante sus desfrenadas risas. Que está pasando, acaso se esta volviendo loco todo el mundo.

Frunzo el ceño, y me quedo mirándola para que me diga la razón de su risa.

Creo que entiende mis gestos y para de reírse, pero no habré la boca lo único que hace es señalar mi blusa, y vuelve a reírse. Yo miro hacia donde apuntaba su dedo y me doy cuenta de que toda mi blusa esta llena de fideos, que tonta que soy, ni siquiera me había dado cuenta de esto. Todos se siguen burlando de mí, y yo me quedo quieta sin saber que hacer, le debería de responder, o tal vez debería salir corriendo de ahí. Pero la verdad es que mis labios no pueden pronunciar palabra alguna y ni mis pies pueden dar un paso. En este momento si necesitaba que alguien venga y me rescate de esto, miro a mi alrededor y encuentro a mis amigas aunque ya no se si soy mis amigas, ellas me miran y por un momento dejan de reírse, para luego volver a seguir riéndose de mí, que clase de amigas las mías.

Pero de un momento a otro siento que alguien pone su mano en mi hombro, un momento esta sensación ya la había sentido, si, si no me confundo es la misma sensación que sentí hace un rato en el jardín de la parte trasera de la escuela, si, si esas manos tocaron mi hombro. Volteo y me encuentro con esos ojos azules que se ven más oscuros, estaba enojado, sus ojos reflejaban furia y enojo.

El me coloca su casaca y dice:

-De que se ríen todos, a mi no me causa ninguna risa esto -alza su voz- acaso eres una niña para que te comportes de esta manera -esta vez se dirige a Rebeca, toma aire y continua- que te sucede, acaso te estas volviendo loca, para de reírte de tal manera.

De inmediato la sonrisa que tenía hace un momento se le es borrada y ahora tiene ceño fruncido y la boca abierta, me causa un poco de risa su rostro. No sabe que decir, no pensó que León podía salir de un momento a otro y defenderme, y menos hablarle de esa manera

Cuando ella por fin sabe que decir, aunque se le nota dudosa e insegura.

León me abraza y me dirige para salir de una vez de ese momento tan horrible y humillante que pasé. Sin dejarle oportunidad para que Rebeca hable nos vamos.

MI PRIMER ENAMORADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora