MUERTO EN VIDA

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El colegio acababa, o bueno. Ese año. Y empezaba la navidad. O diciembre para ser exactos. Creía que sería buena, creía. La anterior también había sido una mierda. Un tío había muerto, y no hubo ni razones para celebrar, aunque el cáncer lo tenía jodido, no quería que muriera, queríamos que mejorara, pero como Dios no se presenta para eso, entonces murió, y murió en su tierra, es decir en su pueblo, porque el estaba en otra ciudad y apenas llegó de por allá, a las pocas horas murió. Era algo tan desgarrador verlo en esa situación pero aún más era saber que iba a morir. Maldigo al cáncer. Siendo así, no se me extrañaba, las anteriores navidades eran raras, el 31 ni celebraba, me la pasaba siempre jugando Xbox o mirando televisión, mientras a veces todos bailaban, la pasaban bien, no es que no sabía bailar si no que me fastiaba, y si, aveces bailaba y eso, rara vez lo hacía, tomaba unos dos tragos, nunca una cerveza, esa bebida la odio, no es por ser sofisticado pero prefería beber wiskey, aguardiente, vodka, Ron, alguna otra cosa que no fuera cerveza, no me agradaba para nada esa bebida. Aunque aveces recibía una por cortesía, pero tomaba unos pocos sorbos y la dejaba ahí o la regalaba.
En fin, la primera semana de este maravilloso diciembre estaba empezando y todo normal. Recordaba que mi tío había muerto pero trataba de no darle mucha importancia y así no preocuparme. En whatsapp hablaba poco, en los grupos claro está, sólo decía "Hola" y ahí quedaba, en el día hasta mil mensajes se acumulaban y apenas revisaba y al ver que nadie en especial me hablaba entonces me volvía a salir de la app. Básicamente lo que hacía en un día normal era, despertar tipo seis o siete de la mañana, desayunar como a las nueve o diez. Almorzar a las dos, y cenar a las horas que quisiera, y me acostaba como a las once o más, aveces duraba hasta las tres de la mañana. Me parecía extraño tener un sueño rápido pero no dormir mucho, o mejor, no me gustaba dormir casi, y sigue sin gustarme. También en los ratos que no hacía nada, la mayor parte del tiempo cuidaba a mi sobrina, el amor de mi vida. Me gustaba molestarla y verla brava pero en el fondo la quería y la quiero mucho.

-¿cómo van tus vacaciones? -me preguntó una excompañera del colegio. Buena persona, me agradaba.
-Hola, bien y las tuyas?
-Buenas, gracias.
-Me alegra mucho.
-Pues si, a mi también en cierta forma. ¿y qué has hecho? Yo en la casa aburrida.
-Jaja, si, igual. -Le decía la triste realidad.
-Y viajaras? -Me preguntaba muy linda y gentil.
-No, y tú?
-No creo, aunque tengo familia pero no sé, esta vez tengo pereza salir de mi casa.
-Ah, deberías salir y aprovechar, luego quizá no puedas salir. Yo no tengo siquiera familia fuera de aquí. La mayoría viven por acá.
-Lastima, sería bueno que si pudieras. Bueno, me tengo que ir. Chao, te cuidas.
-Bueno, igual.

No sé como pero casualmente me la encontré de camino hacia una cancha de micro fútbol. Y eso fue lo único que hablamos, porque ella estaba esperando a que la recogieran mientras yo caminaba como sin rumbo alguno. Ese día pasó normalmente, jugaba con unos compañeros del salón de clase y otros con los que había estado y amigos de ellos, la pasaba bien.

Se venía la novena navideña, y si, yo asistía, parte por comer y la otra por no quedar mal en frente de mis papás. Pocas veces no íbamos, pero la asistencia era genial. Es como si se formara una familia grande y todos somos iguales.

En ese momento no sé qué pasaba por mi mente pero algo malo sentía, sentía como si esta vez todo fuera diferente, como si mi vida a partir de este diciembre cambiara, como si cada vez algo me hiciera hundir cada vez más y más. Pero supuse que era yo mismo así que no le presté atención.

El segundo día de la novena todo, si, todo era normal. No creí que nada de esto llegaría a pasar, pero si, pasó. Al salir de allí, lleno de comida llegamos a casa, no era nada lejos, sólo eran como cien metros y ya estaba en casa.
Entonces yo como siempre estaba chateando en mi celular, en un rincón de la casa buscando buena señal. Cuando de repente llamaron a mi papá, y al rato me dijieron que Jeison, mi amigo de hace años y aún amigo se había accidentado, y que esta vez si era grave.
Simplemente no le presté gran atención a esto, se me hacía normal, pues el ya se había accidentado varias veces en su moto, su amada moto. Así después de esto hubo un gran silencio en la casa, preocupada mi mamá y hermana mientras mi papá cuidaba a mi sobrina, y yo, yo estaba chateando, ¿con quién? Con nadie, sólo le decía eso a mis papás para que creeran que yo hablaba con alguien, pues ni era así, sólo me la pasaba de un lado a otro en el Facebook, maldigo esa red, siempre quise ir a jugar Xbox u otra cosa pero algo me decía que me estuviera esperando allí. A ver si alguien me hablaba. Pero no, nunca sucedía.

Al otro día todo normal, hasta ya se me había olvidado que el se había accidentado, cuando llamó una tía. Yo contesté y ella estaba llorando, de una sentí que mi vida se apagó, y ella me dijo que mi amigo había muerto, un escalofríos me pasó y quise lanzar el celular lejos pero sólo se lo pasé a mi mamá. Mi mamá asustada contestó y cuando le dijieron eso, se botó al piso a llorar y gritar, yo tenía una cara como de que no sabía que era lo que estaba pasando, mi papá también lloró, pues no sólo vivía al lado de nosotros y era mi amigo de hace más de ocho años si no que el era el ahijado de ellos. Como su tercer hijo. Fue algo horrendo.
A lo que se calmaron fueron donde su familia y allí les dijieron que tenía era muerte cerebral y no que habia muerto en si, pero aquello es como lo mismo, sólo un 2% del cerebro estaba activo, vivía por las máquinas.
Ese mismo día por la tarde, fuimos a verlo, y al verlo sentí un alivio, como si, listo ya lo miré, ya puede morir en paz y yo vivir igual.

Al otro día teníamos una fiesta en la casa, entonces ese día no quise ni acordarme de el.

Cuando al tercer día después de su accidente, por la noche nuevamente llamaron, pero esta vez fue el papá de el. Le dijieron a mi papá que esta vez si era de verdad, si, había muerto mi mejor amigo, con quien había pasado parte de mi vida. Con quien justamente jugaba en la navidades de cuando yo tenía como ocho años. Con quien más jugaba Xbox, y la pasábamos muy bien.

Si antes me quejaba por estar mal, esa noche fue una mierda total, no quise nada, me quería morir, coger la moto e irme a correr para hacer lo mismo de el. Pero bueno, no lo hice. Esa noche ni siquiera lloré. Sólo estaba mal y ya.

Al otro día una amiga, si, ella, quien estaba comenzando a amar, fui a su casa le llevé un ramillete y un peluche de un pollo y pasé la tarde con ella, así cuando llegué al funeral de el, llegué feliz pero aún así no fue suficiente. Luego de un rato me senté en una perezosa a ver la luna y comencé a recordar lo que pasamos con ese wey, y lloré en silencio. Me sentí bien, porque me desahogue.

Al otro día estaba tan mal que me corté, si, volví a hacerlo, y después le dije a ella, quien el día anterior estaba cumpliendo años, le dije que si me acompañaba y dijo que si, y para que no me cogiera lastima y/o rabia me puse una camisa manga larga y escondi mis cortadas. Y esta vez no eran unas simples cortadas, eran muy potentes.
Pasó el funeral y todo normal, al dejarla a ella en su casa le agradecí por acompañarme pues realmente si necesitaba su compañía. Y lo que no creía era que ella se convirtiera en el amor de mi vida. Pero luego lo contaré.

-Gracias, cuidate. Te quiero. -Le dije con cara de tristeza.
-Sabes que puedes contar conmigo, cuidate tú en esa moto, y te quiero más.

Llegué a la casa normal, no pude correr rápido porque me quedé mirando la luna mientras venía y me salieron una pocas lágrimas.

¿qué me pasaba? ¿por qué yo tenía que pasar tantas cosas malas? ¿que habia hecho para merecer esto? Ah, si. Mi muerte y lo único que lograba era que murieran los demás, así yo moría en vida.

En El Fondo De La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora