Capítulo diez

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El cumpleaños de Rubius

Física. Rubius le temía incluso a aquella palabra, la maestra era horriblemente exigente y malvada en la opinión del castaño.
Él no tenía más de cinco días en Locked Forest College y ya aborrecía esa materia, a sus nuevos amigos les extrañaba que no recordara aveces ni su nombre pero reconocía las materias y algunas cosas de ellas. Entre esas su odio por física.

El día comenzaba y con ello la clase, extrañamente su puntual maestra aún no llegaba y ya tenía cinco minutos perdidos. Rubius jugaba con su lápiz distraído, hasta que al ver a su compañero gritar una grosería por tremendo golpe que se dio al resbalar, un recuerdo fugaz y poco reconocible llegó a él.

--¿Joder?-- susurró sentándose derecho en su lugar, miro a su alrededor y sonrió.

Detrás de él se sentaba Samuel, quien reía conversando con Willy a su derecha, cuando de pronto Rubius se giró quedando incado en su lugar y mirando directamente a su amigo le tomó del cuello de su camiseta y lo sacudió con fuerza logrando que varios del salón se sobresaltaran.

--¿Qué haces?-- Samuel intentó hablar lo más calmado que pudo, después del incidente en el comedor poco había hablado con Rubius para evitar peleas.

--He recordado algo.-- dijo soltando a Samuel pero sin abandonar su posición.

--¿Y eso a mi que me importa?-- ya varios de sus compañeros observaban atentos la escena, conociendo el mal caracter de Samuel esperaban que en cualquier momento le soltará un buen golpe en la cara.

--Recuerdo cuando llegue aquí, una mujer me estaba forzando a callarme y dijo muchas malas palabras para luego drogarme-- explicó, feliz de recordar algo pero confundido por la imagen en su mente --, ella, era tu madre Samuel. Ahora se por que me sonaba tanto tu nombre.

--¿¡Qué dices?!-- Samuel ya estaba muy molesto, lo cual asustó a sus amigos --Yo no tengo madre, así que callate.

--Ella se llamaba... no lo recuerdo ahora pero era "algo" De Luque.-- dijo Rubius mientras su sonrisa disminuía, no notaba nada feliz a Samuel.

--Samuel.-- Willy le tomó con fuerza del brazo cuando notó que se quizo poner de pie. Él podía notar lo molesto que estaba, respiraba con fuerza y miraba atento a Rubius dispuesto a golpearle en el rostro. Ese era un tema que en cierta parte entristecía a Samuel así que escuchar a Rubius decirle aquello le había hecho enojar a la vez que lo hizo sentir un poco esperanzado.

Todos estaban en silencio atentos a cualquier movimiento por parte de ellos cuando la puerta se abrió avisando la llegada de la maestra. Fueron solo segundos los que ocuparon todos para estar derechos en sus lugares y atentos a la maestra, ella siempre llegaba temprano y muy elegante por lo que no pasó desapercibido aquel pastel en sus brazos. Era de chocolate, de una sola planta y en medio de este estaban encajadar unas velas encendidas con el número catorce. Ella resopló cansada al notar la mirada de todos, la mayoría ya sabían de que se trataba pero desconocían para quien era.
Era bien sabido que cuando un niño cumplía años los maestros le llevaban un pequeño pastel, eso lo sabían quienes tenía años allí.

--Feliz cumpleaños Rubén Doblas.-- dijo y se acercó a él para dejarle el pastel sobre el pupitre, frente al niño que estaba totalmente impresionado por aquello.

--¿Mi... cumpleaños?-- susurró, ni siquiera estaba seguro de cuantos años tenía.

--Sí, felices 14 años-- dijo y se dio la vuelta para llegar al escritorio, dejó su bolso sobre la mesa y miro a los niños --, vamos niños. Canten "Feliz Cumpleaños" a su compañero.

Proyecto: Save The WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora