Leccion tres: Las bienvenidas tienen varios sabores.

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Geneevie es lindo, demasiado, se dice que en la antigüedad ellos eran regidos por monarcas y la realeza era la más prestigiosa del mundo junto a su inigualable riqueza pero como todo país, la gente estaba inconforme porque si, riqueza y lindo pero solo para sí mismos y nada para el pueblo.

La prueba de su historia, son varias edificaciones con estilo aristocrático o antiguas, pero bien mantenidas.

Después de la rebelión, el gobierno cambió y entro en crisis ¿quién iba a imaginar que los monarcas robarían todo? para mí, era de esperarse pero eso tomo por sorpresa a los demás así que es por eso que el instituto El Occidente antes era una casa de la familia "Los Rotnz" tan prestigiosos por su cercanía a la realeza y cuando todo acabó, la vendieron así que no me sorprende que en cuanto el coche se detiene el gran edificio sustituye a la casa.

Su estructura es alta, ancha y compleja, es más como un conjunto de bloques en tonos fríos apilados que conforman el lugar.

A menos de siquiera poner un pie en el lugar y ya estoy extasiada, deseo recorrer cada rincón de este lugar y ver que tan cierto es en comparación de sus fotos en internet.

En la entrada puedo ver a una chica con un letrero diciendo "Bienvenidos a su nuevo hogar por seis meses."

La chica, probablemente de nuestra edad, es castaña, no muy alta más como el promedio, ojos cafés, delgada y con una sonrisa enorme.

Abro la puerta para bajar, Matthew me da una mala mirada porque el chófer planeaba hacerlo pero le agradezco cuando nos ayuda a bajar las maletas. No es mucho, son cuatro maletas cada uno y una bolsa de lado mía.

Teniendo en cuenta que el uniforme solo se usa tres días a la semana y los otros son ropa casual, es bueno tener reservas además nunca sabes cuando se te cruzara una ocasión especial.

La brisa roza con suavidad mi rostro meneando un par de cabellos fuera de mi coleta, apesar del sol eso no evita que mi piel se erice. Hay algo en el lugar que parece tener su propio campo de gravedad porque el aire se siente distinto a él de otras partes de Geneevie.

—Hola, ¿son los hermanos Johnson?

Voz cantarina, alegre y transmite su entusiasmo, asiento mientras Matt nos presenta, no dejo pasar la mirada que este último le da.

—Si, ella es Cassidy y yo Matthew.

—Un placer tenerlos aquí, soy Valentina. Y seré su guía el día de hoy, ¿solo son ustedes dos?

Matthew y yo nos miramos, confundidos por su pregunta y asentimos a la par.

—Si, solo nosotros ¿por? —pregunto sonando desinteresada.

La misma persona que se encargó de traernos, se lleva nuestras maletas con rumbo a las habitaciones de cada uno.

Son habitaciones compartidas como mini departamentos, según los folletos.

—No sé, tenía la impresión de que ambos eran... ya saben, hermanos o gemelos, no una chica y un chico.

Empieza a caminar guiándonos, frunzo el ceño y una idea totalmente equivocada llega a mí.

—¿Eres la única con esa impresión?

Se detiene, nos da una mirada y su sonrisa tambalea antes de seguir.

—Los llevaré a dirección donde les darán sus llaves, horarios, según me dijeron llevaban una capacitación y para no perderla los pusieron en la misma aquí así podrán tener la titulación.

Relamo mis labios, empieza a explicar un poco de la escuela y su historia pero no le presto atención sino el que no respondió a mi pregunta, más bien la evito.

Una lección de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora