Leccion doce: Las etiquetas existen por algo.

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Me aleja para evitar que me queme y pone el refractario encima de una base de metal.

Matthew entra con una sonrisita boba, suspiro porque ya sé lo que viene y sinceramente, paso, no quiero que me presente a una chica que será genial y buena conmigo que al final tendré que decirle que una cita no significa noviazgo con mi hermano y que eso debe de hablarlo con él.

Sujeto el tabique de mi nariz y niego, Matthew puede ser un gran hermano cuando quiere pero también es un desastre.

—¿Te quedarás a comer?

No necesito escuchar que le dirá a Brandon porque sé cuál es la respuesta, se la ha dicho tantas veces a mamá que ya me lo aprendí.

—Tengo que ir a estudiar a la cafetería.

Y ahí lo tienen, Matthew dando la excusa más ilógica contando que tenemos biblioteca en el campus.

—La biblioteca es mejor opción —le hago saber sacando vasos.

Escucho como bufa pero lo ignoro, lo que no puedo ignorar es lo que dice:

—Y la única opción para ti.

Brandon murmura una maldición. En la otra escuela yo no tenía que acostumbrarme a mi hermano sobreprotector porque no había necesidad ya que nadie terminaba de caerme pero ¿ahora? Ahora, no sé qué clase de pensamientos tiene porque pensé que ya habíamos superado eso de ser excesivamente celoso pero, ¡Oh, sorpresa! Brandon y Alexis son los únicos chicos que no amenaza y me deja convivir con ellos, aunque en lo último no tiene mucha opinión pero si me parece sospechosa su confianza súper desarrollada.

Estoy hartándome un poco más de lo normal todo esto. Lo señalo con mi dedo índice y entrecierro los ojos en su dirección.

—Porque yo si vengo a estudiar, no como tú.

—Es lo único que te queda —aprieto mis dientes, estoy segura de que más tarde dolerá. —Después de todo no hay muchos que se te acercan.

—Y eso es mi culpa, ¿no?

—Solo te protejo.

—Es la excusa menos ingeniosa que has dicho en toda tu vida.

—Volveré más tarde —le dice a Brandon, sale sin darme una sola palabra.

—Cass...

—Por favor dime que tu llamaras a Alexis — le digo tragando el mal rato y usando mi sonrisa menos falsa posible —, si toco su puerta seguro lo veré más tarde con gel antibacterial limpiando por todo el lugar.

—No creo que tenga suficiente —bromea conmigo, despeina su cabello castaño y observo como parece tirar de un color miel.

—Oh, así que si lo ha hecho.

—Nunca lo afirme —dice, luego me señala la comida. —Si no vas por él, seguro puedes servir la comida.

—Gracias por una misión tan importante —ironizo.

—No hagas que me arrepienta.

Le enseño mi lengua y camina riéndose hasta la puerta de Alexis, no toca solo entra y cierra la puerta. Con la espátula trato de hacer el corte más limpio que puedo y termino por servir tres platos.

Serian cuatro, pero Matthew...

Niego con la cabeza, no voy a llevar ese camino por su culpa.

Cinco minutos después, se sientan y empezamos a comer. Brandon intenta golpear el pie de Alexis, pero termina pegándome a mí.

Una lección de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora