Lección veintitrés: Detonantes de malos recuerdos.

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La "noche de dilemas" nunca sucedió, creo que era de esperarse que se iba a reducir a cenizas, a pocas palabras dichas por un hermano demasiado ansioso por lo que fuera que lo esperara. Admito que, en parte, hacerlo una noche del viernes no sonaba tan tentador a cualquiera que fueran sus planes, pero pudo quedarse un poco, no dejarme botada con todas las cosas que había preparado.

Así es como de una manera arrastro a Brandon a la sala donde Alexis está muy aburrido.

—No creo que sea buena idea ingerir tanta azúcar por la noche —insiste Brandon.

Lástima que estoy demasiado empeñada en ignorarlo. No quiero sentir ese vacío, no quiero sentirme decepcionada porque en parte lo entiendo, entiendo la diversión que el encuentra fuera del lugar y como siempre ha sido así, cada uno por su lado, pero eso no evita que me sienta mal con ello, porque, aunque la diversión está pintada de distintos colores para nosotros siempre había algo que nos unía, algo más que el lazo de sangre. Nuestro tiempo juntos, y ahora es algo que se ha desvanecido lentamente.

De una palomita golpeando mi cara es como retoman mi atención. No hace falta decir quien la lanzó. No me dedica más que una mirada y, esta vez, por primera vez en mucho tiempo no tiene con el mismo programa de siempre.

—A cuanto más te reúses... más noche se hará y será peor.

—Hare a Matthew pagar por esto —refunfuña, pero acepta, dejo caer mis hombros. Si, también me gustaría eso, pero sé que solo lo dice para no tener que darme la razón.

A veces se comporta él más como un hermano de lo que lo ha hecho Matthew estas semanas.

—Deja de quejarte y ayúdame —recojo mi cabello en un moño desaliñado y entre ambos, movemos todas las golosinas a la mesita de la sala. Me dejo caer a un lado de Alexis, le robo una palomita esperando su queja, una que nunca llega. Me inquieta un poco, verlo tan tranquilo con cero ganas de molestar.

—Deja de hacerlo.

Me sobresalto.

—¿Dejar que?

—De analizarme —balbuceo una negativa, pero su mirada me hace saber que por más que lo niegue, no me creerá. —Lo haces todo el tiempo.

—Eso significaría prestarte atención, te estas confundiendo.

—Y tú nunca te fijarías demasiado en mí, ¿cierto?

Trago saliva, levanto mi mentón mientras pinto una sonrisa sobre mis labios.

—Cierto —miento.

Brandon le roba el control cuando lo nota demasiado entretenido y me guiña un ojo. Alexis se da cuenta que solo fui para entretenerlo, pero nuevamente, se mantiene muy tranquilo y mi inquietud no hace más que crecer. ¿Es lo del mensaje? ¿Hay más que no me está contando? ¿Qué lo tiene así?

—Yo elijo la película —me hace saber Brandon, dejo ir el tema de Alexis para concentrarme.

—Solo no elijas alguna mala.

Jadea dramáticamente llevándose una mano al pecho y entre cierra sus ojos en mi dirección, abro un paquete de dulces con falsa inocencia que no se la traga.

—Pondré la película favorita de Alexis. Así el me ayudara cuando digas que no es buena solo porque no te gusta.

Llevo un dulce a mi boca.

—Si te fías del buen criterio de él, significa que la película será pésima.

—¿Pondrás mi película favorita o la tuya?

Una lección de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora