Era lunes por la mañana y él chico peliazul iba en camino para entrar a lo que sería la junta de ejecutivos que estaba por dar inicio, ya que sólo faltaba él.
Kaito era hijo del dueño de una empresa importante que creaba café. Aunque apenas tuviera 20 años, éste ya ejercía labores en ella, lo que lo convertía en un importante ejecutivo ante los demás, a pesar de la edad que tenía, su desempeño era exelente, sus ideas, contratos y acuerdos ayudaban a la empresa a crecer mucho más, ganándose el aprecio de muchos.
Pero nada de eso era necesario en la vida Kaito, puesto que de todo el afecto que recibia por los parte de los demás; era inútil.
(...)
—No...lo siento no puedo ir.— Volvía a repetir la típica frase de siempre hacia sus amigos.
—¡Oh! Vamos Kaito, nunca vienes con nosotros, no te hará mal salir, amigo.—Le decía aquél chico del otro lado de la línea.
—No...tengo mucho trabajo por hacer, en verdad lo siento.
—El ajeno guardó silencio hasta dejar salir un suspiro.— Sabes que no es verdad.—Susurró algo serio.—Pero está bien, para la próxima.– Dijo y colgó la llamada.
Sabía que no era esa la razón por la que no acompañará o aceptará ir con sus amigos, sino, que era otra.
Después de eso, decidió darse una ducha, mientras muchos recuerdos le venían a la cabeza, recuerdos dolorosos del pasado, recuerdos que no puede quitarse de la mente; que lo perseguían diariamente.
Como eran vacaciones no asistía a la universidad, pero aprovechaba esos días para trabajar todo el tiempo libre que dispusiera.
Simplemente quería mantener su cabeza ocupada.
Minutos después de que terminara, se fue directamente a su cama a descansar, ya que, llegaría otro día más aburrido.
"Que vida tan miserable llevas Kaito."
(...)
Despertó por la mañana y se preparó para vivir otro día más de lo que constaba su vida.
No había despertado con ánimos para salir, bueno, de hecho, nunca los tenía, parecía que la depresión había tocado de nuevo su puerta.
Quiso optar por quedarse en cama durante todo el día, pero sus compromisos le recordaban que tenía que dejarse de lado y levantarse, así fue como minutos despues subió a su auto con la mentalidad de llegar rápido al trabajo, algo que era imposible y sólo con un milagro lo lograría, puesto que, había salido veinte minutos despues de la hora habitual.
Para su mala suerte, en la trayecto lo atrapó un enorme tráfico que lo retardaría más, por lo que decidió tomar un atajo por otra calle, si algo tenía que presumir era que conocía muy bien las calles, y los atajos no eran la excepción.
Minutos más tarde, su caminó dio un rumbó distinto; era algo diferente, no era la típica calle que el siempre veía con muchos autos a su aldrededor y edificios por los lados, con muchas personas caminando, con sonidos por doquier, sino, una con muchas tiendas pequeñas y cómodas, personas caminando lento y tranquilamente sin ningun apuró. No había ninguna alarma o sonidos molestos. Lo único que se escuchaba era el eco de las hojas de los árboles al caerse y el murmullo de las personas, pero lo que mas llamó la atención de Kaito era que había muchos árboles de cerezo por los alrededores, los cuales, con el viento sus hojas se caían y daba una imagen agradable.
Siguió obsevando mientras iba en su auto, cuando una cafetería llamó su atención era linda y también se veía muy cómoda para tomar el café o el té.
Un poco indeciso pensó en bajarse para ir a ese lugar, al fin, ¿qué más daba? Ya se había hecho tarde, no pasaría nada con el hecho de visitarla.
Al final, decidió conocer ese lugar.
Cerró la puerta de su auto y tomó rumbó hacia la entrada de aquella dichosa cafetería. Entró sin antes darle una mirada.
Rápidamente se dio cuenta de que el lugar no solo se veía agradable por fuera, si no, también por dentro.
Tomo asiento y giro su vista hacía la ventana, de nuevo esos pétalos habían captado su atención.
–Bienvenido. ¿Ya decidió qué va a tomar o merendar? – Cuestionó una voz femenina que provenía de su lado derecho.
Giró encontrándose con una chica pelirrosa, de ojos azules claros y un traje de mesera, la cual se encontraba parada frente a él con una sonrisa.
Inmediatamente sus miradas se encontraron.
Ambos quedaron así por varios segundos.
–Quiero un cappuchino.– Dijo Kaito mientras desviaba la mirada y la volvía a dirigir hacia la ventana.
–Claro, en unos minutos estará listo. – Susurro la chica y lo apuntó en un cuaderno pequeño el cual segundos después guardó para emprender camino.
Kaito solo la vio alejarse y empezó a revisar su celular. Tenía algunas mensajes de su padre que le preguntaban por qué aún no había llegado.
Él sólo respondió que estaba algo ocupado y que en una hora estaría por ahí.
Minutos después llegó la mesera y le dio su cappuchino juntó a una galleta.
–Cortesía de la casa.– Señalo la joven pelirrosa.
–Ah... gracias.– Respondió seriamente y empezó a beber su capuchino. La pelirrosa se quedó mirándolo unos segundos, suspiró y volvió con sus compañeros.
Mientras Kaito bebia, solo se limitaba a seguir obsevando hasta el más mínimo rincón de ese lugar.
Lo bebió rápidamente y revisó la hora, tenía el tiempo justo para llegar a su oficina. Le pidió a la pelirrosa la cuenta, ella se acercó dándole su recibo.
–Gracias, esperó que vuelva pronto.–Le dijo.
–Sí... tal vez.
La chica solo se quedo observando como Kaito se alejaba subiéndose a su auto.
–Hey... ¿Estas babeando por un cliente?– Preguntó una de sus compañeras en tono de burla.
–¿De qué hablas? Claro que no.
–¿No?
–No, solo que me pareció un poco diferente, algo en él es diferente.–Dijo la chica pelirrosa aún viendo en dirección a dónde se fue aquel chico.
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Aquí el primer capitulo,espero y les guste
Tambien quiero darle las gracias a BeCavi que me ayudo mucho.
Bien es todo y gracias por leer c:
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Detrás de ti (LukaxKaito)
Romance> Esta historia gira en tornó a Kaito Shion, quien sufrió un trauma cuando perdió a su prometida, a quien tanto amaba. Con esta cosa que le fue arrebata, su vida se tornó monótona y sin sentido. Hasta la llegada de una persona que abracé el desastre...