Azul era su color, claros como el cielo y el mar puro. Brillaban con la misma intensidad que un fuego artificial en las noches de fiestas, llenas de felicidad y armonía. Calma, paz, serenidad, era lo que aquellos orbes azulados le provocaron, esa mirada tan suave que siempre le otorgaba sin siquiera conocerlo, ni saber al menos su nombre. Era tanto lo que ella le estaba dando, sin saber lo que él había hecho en el pasado. Tal vez sólo era amable con él, sólo era una chica dulce que se encontraba en momentos menos esperados, sí, debía de ser eso.
Desde hace semanas se había estado encontrado de forma inesperada con aquella chica, desde que la vio por primera vez en la cafetería, sus breves encuentros no cesaban, no le parecía molesto, pero bien, era algo nuevo en su rutinaria vida, entonces, tal vez por eso les prestaba cierta atención.
Lo extraño de todo esto era que en ningún momento le había preguntado por su nombre, podría ser porque las presentaciones salían sobrando cuando se veían o simplemente no era la ocasión adecuada.
Suspiro fuertemente y cerró el libro que estaba leyendo, ni siquiera había prestado atención a los últimos párrafos, por lo que prefirió hacerlo a un lado y empezar a leerlo en otra oportunidad. Acto seguido se recargó en el sofá, cerrando los ojos lentamente, estaba realmente agotado por no dormir bien, y parecía que su cuerpo le estaba empezando a cobrar factura, ya el cansancio no era sólo mental, sino físico.
Debía de hacerlo, no importaba ya que su subconsciente lo torturará con sueños imposibles, debía de al menos descansar las horas que eran debidas, aprovechando que mañana era sábado y no tenía universidad, no había motivos para levantarse temprano, a menos de que su padre lo necesitará en la empresa, algo que era poco probable.
Sacando todas las fuerzas que le quedaban, se levantó y camino hasta su habitación, buscando aquellas pastillas para dormir hasta encontrarlas en el fondo de un cajón, las tomó con cierto cuidado y se dejó caer nuevamente en la cama, perdiendo consciencia de todo.
...
Era un día hermoso, como cualquier otro en el mes de diciembre, el cielo estaba tupido de nubes grises, demasiado claras, casi blancas. Los árboles estaban cubiertos en su totalidad por la nieve, al igual que el hermoso paisaje que se encontraba enfrente de él. Todo era precioso, había niños jugando con bolas de nieve y corriendo por todos lados, personas mayores haciendo lo mismo, demostrando que los grandes también tienen un niño en su interior, ¿y cómo no? si eran de las fechas más alegres para todos.
Entonces, con una sonrisa, camino observando a todos, riendo por sus acciones graciosas, hasta escuchar una voz familiar, una bella voz para él.
— Kaito, vamos a pasear juntos.
— Claro, Miku.
Y entonces sintió aquella felicidad que sólo ella le podía causar y que tanto había extrañado, tomó su mano y las entrelazó mientras ella se recargaba en su hombro, dándole una calidez enorme, una que había estado necesitando de hace tiempo.
— Estás muy frío.
— Estaré bien.— Respondió acercando la mano ajena para dejar un tierno beso sobre ésta, recibiendo una sonrisa por parte de ella.
— Te amo tanto.
— Yo te amo mucho más.
Y entonces la tomó entre sus brazos y la acercó a él, fundiéndose en un hermoso y bello abrazo, no quería dejarla ir, ella era su adoración, su alma gemela, la persona a la que amaba tanto, y nunca dejaría de hacerlo.
— No me sueltes nunca.
— No lo haré.
...
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Detrás de ti (LukaxKaito)
Romance> Esta historia gira en tornó a Kaito Shion, quien sufrió un trauma cuando perdió a su prometida, a quien tanto amaba. Con esta cosa que le fue arrebata, su vida se tornó monótona y sin sentido. Hasta la llegada de una persona que abracé el desastre...