Capítulo 11

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— Empieza por los baños del primer piso, luego vas a limpiar los pisos y por último las ventanas.— Decía sin parar la señorita Amaya, quien le daba indicaciones a Luka en su primer día como parte del servicio de limpieza en aquellas oficinas.

Nunca en su vida había conseguido un trabajo tan rápido como ese, tal vez había tenido suerte, Amaya le había contado que faltó casi la mitad del personal y necesitaban urgentemente cubrir algunos pisos y bien, ella había llegado con su solicitud en un buen momento.

Estaba algo emocionada por ese hecho, al parecer no había sido tan mala idea que saliera a volatinar en un sábado, la suerte estaba de su lado en esos momentos.

Había hablado con la jefa y ésta había aceptado darle el turno por las tardes, aunque saldría ya por las noches y no vería de nuevo a ese chico peliazul, si es que él ya tomará como costumbre ir por las tardes y no por las mañanas como hacia al principio.

Tal vez ese sería el fin de sus encuentros, suspiro de sólo pensar eso y nego tratando de deshacerse de esos pensamientos, los cuales, de cierta forma la hacían sentirse incómoda o triste, no sabría con exactitud cual de los dos sentimientos le causaban. En esos momentos se encontraba ya limpiando los pasillos, era cansado tal trabajo, ya habían pasado al menos tres horas desde que llegó, todo era extenso, habían muchas personas caminando por todos lados, concentrados únicamente en sus labores, sin voltear a ver a nadie. Lo más seguro que nadie había notado su presencia mientras limpiaba, algo que le pareció gracioso.

Terminó con los pisos, pero antes hizo una reverencia, nadie la vio, entonces sonrió por tal hecho.— Parece que soy un fantasma... hola, soy el fantasma Luka, cuidado conmigo que tengo un trapeador y se van a resbalar.— se dijo a sí misma para tener un rato de distracción y reír un poco por sus malos chistes. Era algo que acostumbraba desde que era una niña, era hija única y su padre se la pasaba trabajando mientras que su madre trabajaba a su modo, yendo a limpiar otras casas o cuidando a otros niños. Por lo general siempre estaba sola y tenía que echarse ánimos, o nadie más lo haría por ella.

Camino directo a los ventanales, tenía que limpiarlos y dejarlos impecables, eso fue que le dijo Amaya. Entonces se detuvo frente y observó la vista que se encontraba detrás de ellos, el sol estaba todavía en su punto medio y las personas iban pasando con rapidez, nada era diferente adentro o fuera era lo mismo.

Dejo caer los hombros y entonces se recargo en el vidrio por unos segundos, pensando, ¿qué estará haciendo ese chico? ¿estará en la cafetería en estos momentos? ¿ya habrá ido?

Era tonto pensar en eso, hacerse tales preguntas no tenía sentido, porque no obtendría una respuesta como tal, pensaba demasiado y eso no la ayudaba en absoluto, por lo que decidió empezar a limpiar los vidrios con cuidado, pasaba el trapo sobre ellos mientras empezaba a tararear una canción para distraerse de todo.

Entonces se concentró finalmente, algo que sólo duro apenas unos segundos, pues en el vidrio, se reflejo la figura cierta persona de cabellos azules, con una mirada que denotaba impresión por lo que sea que estaba viendo.

Otra vez le estaba jugando una mala pasada su mente, pensó y acto seguido pasó el trapo por el reflejo, pero para su sorpresa seguía ahí, no se había ido, y fue cuando cayó en cuenta que no era producto de su mente, ¡él estaba ahí detrás de ella! por lo que sin dudar, se giro de inmediato, confirmando todo y encontrándose de nuevo con su mirada, con aquellos ojos azul marino que la hacían olvidarse de todo a su alrededor, que le trasmitían lo bueno y lo malo que existía en él, haciendo querecuerde la primera vez que los vio.

Saliendo de su corto trance, abrió un poco la boca para emitir palabra alguna, pero él chico se le adelantó sin avisarle siquiera.

— ¿Qué hace aquí?

Preguntó incrédulo, tratando de ver si en verdad era la misma chica que antes había visto, y estaba claro que sí, pero se había sorpendido tanto de verla allí mismo que tuvo que hacerlo.

— Es mi nuevo trabajo. — Respondió mientras bajaba el trapo que se encontraba en sus manos y alejaba un poco los cabellos testarudos que se aferraban a su rostro.

— No la había visto antes.

— Oh, no, es que es mi primer día, por suerte entré hoy mismo.

— Entiendo. — Observó con detenimiento la ropa que traía puesta la joven; unos jeans nada ajustados, una blusa de algodón debajo de ese uniforme menta, el cual era tres veces más grande que su cuerpo, no tenía nada de maquillaje, pero eso no le restaba nada a sus facciones tan definidas, seguía viéndose igual de linda que las veces anteriores, mientras que su cabello estaba aplacado con una coleta. Parece que tenía un aspecto algo descuidado, pero su belleza seguía intacta, junto a esos ojos mar que llevaba consigo.

Por su lado, Luka se sentía un poco nerviosa por la mirada de Kaito, parecía inspeccionarla detenidamente, algo que nunca había hecho, pues él duras a apenas la veía, tal vez estaba un poco curioso por el aspecto tan desalineado que tenía en esos momentos. Vaya que la vida y el universo entero se encargaba de darle una mala pasada a su suerte.

— ¿Usted también trabaja aquí?

Pregunto rompiendo el silencio que se había instalado por unos segundos entre ambos.

— Se puede decir que sí.— Parpadeo seguido de esto, y luego de darse cuenta de que inconscientemente la había observado por más tiempo de lo normal.— Disculpe, sólo me sorprendí un poco de verla en este lugar.

— Debo decir que me encuentro igual, tampoco esperaba verlo por aquí, estoy un poco sorprendida.

Y realmente lo estaba, de todos los lugares ese era el último en el que pensaría encontrárselo.

— Me lo imagino. — y cómo no, si él se hallaba igual, aunque debía de admitir que se estaba acostumbrando a encontrarse con ella en lugares menos esperados, pero entonces un pensamiento le vino a la mente, si estaba ahí trabajando era porque ya no estaría más en el mismo lugar donde la vio por primera vez.— ¿ya no va a trabajar en la cafetería?

— Sí, todavía estoy trabajando allí.— se apresuró a responder.

— ¿Va a tener dos trabajos?

— Trataré de que sea así.

— ¿No es mucho para usted? tener dos trabajos es pesado y realmente agotador, ¿va a poder con ellos?

¿A él qué le interesaba saber eso? No sabía porqué le preguntaba, al fin de cuentas sólo era una chica con la que se había estado encontrando por causalidad en varias ocasiones.

— Creo que para cualquier persona es algo pesado, pero no imposible, así que no tendré muchos problemas.

— Bien, si ese es el caso, mucha suerte.— apretó sus labios contra sí, no estaba convencido con dicha respuesta, pero no insistiría más, ya no era su asunto.— Siga trabajando, ya no la distraeré más.

Dijo eso último, acto seguido le dedicó una reverencia y regresó al elevador, no apartó la vista de ella hasta que las puertas se cerraron. Se dio cuenta que el enojo con su padre se había ido, y se encontraba un poco más calmado, la charla que había tenido con ella había sido corta, pero lo había distraído de cierta forma.

Y otra vez le había regalado un poco de calma.



Detrás de ti  (LukaxKaito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora